Es la primera película de Rossellini que no es una obra de arte. Esta simplemente es magnífica.
Las relaciones humanas, y en especial las de parejas, son temas fructíferos para la cinematografía, y este moustro del cine no podía dejar la ocasión para hacer una gran película.
No son los celos lo característico de esta cinta, ni el poder de ofender o agredir a otro ser humano al que alguna vez quisiste, ni siquiera el poder o el dominio.
Más propiamente es el hastío, la monotonía y el aburrimiento que sufren las parejas por el desgaste natural de la vida y de las relaciones humanas. Y lo exponer muy bien, con empatía, con intensidad, con energía.
Es una muy buena película.
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