viernes, 8 de marzo de 2024

§ 3.330. Marqués de Sade: Justine (Jeús Franco, 1969)

 
Pues un reparto de campanillas: Klaus Kinski, Romina Power, María Rohm, Jack Palance, Rosemary Dexter, Akim Tamiroff, Sylva Koscina y Mercedes McCambridge.
Está considerada la película de mayor presupuesto de Franco. Seguramente el coste de las estrellas lo justificaba. Pero la intervención de muchas de ellas es meramente anecdótica. Seguramente les pagaron bien por pocos días, o quizá un sólo día, de trabajo. El papel de Romina Power es, sencillamente, imposible de digerir. Sin emoción, sin intensidad, asustada, poco convincente, nada suelta, muy atormentada... pero no porque el papel así lo reclamase, sino porque no se desenvolvía bien. Me ha gustado mucho McCambridge, en una papel de mala que le viene perfecto. 
No es, sin embargo, su mejor película. Si es que con Franco puede hablarse de buenas o malas películas, y no, sencillamente, de películas. Todas tienen un canon similar, un corte parecido, una estética morbosa y una puesta en escena que potencia siempre lo sexual, lo sensual, lo procaz, lo morboso, y la sordidez.
Es un director sumamente prolífico, pero que no dominó con soltura las grandes cotas de la virtud. Seguramente fue muy seguido, y es más que probable que todavía tenga seguidoras a legión, pero no ha visto ni una sola película suya que me haya motivado en demasía. Las veo como un producto de consumo. Porque quiero ver más cine español y porque el 'fantaterror', aunque no es exactamente eso lo que hace, sí creo que es un género creativo que merece la pena echarle un vistazo en profundidad. Hay decenas de directores españoles más interesantes: Nieves Conde, Melville, Mur Oti, Aured, Naschy, Ossorio, Pérez Dolz, etc.
No sé dónde se rodó. Por momento he pensado que en Alcalá de Henares, pero en otros parece vislumbrarse el mar, por que tiene que ser Cádiz, Alicante, o alguna otra ciudad con un puerto militar o edificio similar.

jueves, 7 de marzo de 2024

§ 3.329. Piratas del Mar Caribe (Cecil B DeMille, 1942)

 

Como siempre en DeMille la epopeya y el heroísmo americano están muy presentes. Desde este punto de vista es un director ideológico, muy presente en el Hollywood clásico como guardián de las esencias cinematográficas y de la ortodoxia fílmica. 
La América recién creada, los fundadores, los pioneros, los primeros americanos, los primeros vividores allí, en una tierra indómita y salvaje. Es el sustrato que alimenta la frondosidad de la narración. Siempre hay un héroe potente, fuerte, que reúne las virtudes -cuasi teologales- que deben reunir los hombres constructores de la iconografía americana. 
Una forma canónica de rodar. Una historia desde el principio hasta el final. Presentación, nudo y desenlace. Pone la cámara al servicio del guión. Pero es el guión el que domina el relato, la cámara no es sino un medio más -puede haber otros: relato, comics, teatro, novela radiofónica, ensayo, dibujos animados, etc.- para contar una historia, una película.
No es, por así decirlo, una película que se base en lo visual, no es una cinta que imponga un protagonismo de lo que se ve, sino de lo que se cuenta. Pero todo el cine clásico es así. El cine evoluciona desde lo que hay que contar hasta el cómo contarlo.
La historia es relativamente convencional. Una historia de amor al calor de una cuestión de aventuras.
Tiene un reparto de auténtico escándalo: Ray Milland, John Wayne, Paulette Goddard, Raymond Massey, Robert Preston, y Susan Hayward.

miércoles, 6 de marzo de 2024

§ 3.328. Matando en la sombra (Michael Curtiz, 1933)

 
El detective Philo Vance fue, al parecer, un personaje muy popular, tanto en las novelas editadas en los años veinte, como en las películas posteriores de los años treinta y cuarenta. Detective aficionado, aristocrático, vividor, gran bebedor, mujeriego sin estridencias, amante de los perros y de las cosas bonitas de la vida. 
La pareja William Powell y Mary Astor es puro fuego. Tiene una química perfecta. Son sofisticados, chic, glamurosos, bien vestidos, bebiendo champán, coleccionando perros de razas británicas, y conduciendo coches nuevos.
Bien por Curtiz, en su linea de eficacia sobria y tensión creciente.  Me llama la atención dos cosas: el movimiento de las cámaras, que aportan un dinamismo grande al producto, y la ausencia de música que acompañe los períodos de intensidad.

martes, 5 de marzo de 2024

§ 3.327. Forever mine (Paul Schrader, 1997)

 

Thriller amoroso, típico y tópico a ritmo de playa, sol, calor y sucios negocios manchados por el dinero de Florida. 
Pretende algo difícil de conseguir, encontrar ese punto medio entre la sobriedad de las historias sucias del Nueva York oloroso y deprimente y los romances 'ochenteros' entre personas de distinta clase social. Una innecesaria fórmula que no sale si no hay crimen sangriento, malos torpes y ambiciones que van más allá de las posibilidades de cada cual. Aquí todo se reduce a narrar una historia de amor veraniego entre una mujer casada con un chico de playa. Bonita historia, sin duda, que motiva la venganza y propicia el desastre, pero no es una buena historia. O sí lo es y está mal contada. 
En todo caso no parece una película de Schrader, cineasta duro, seco, polémico, enrrabietado con el mundo, a veces sórdido, otras malévolo, siempre interesante. Aquí parece un blandengue que ha cogido este trabajo por puro convencionalismo político y supervivencia económica. Seguro que le pagaron bien, pero no creo que la cinta esté ni entre sus preferidas, ni entre las de su público.
El reparto es correcto: Joseph Fiennes, Gretchen Mol y Ray Liotta, aunque el protagonismo se lo lleva la chica, y el otro Fiennes y no Liotta, no parece una sobresaliente combinación. 
Chica muy guapa, es cierto, pero poco destacada. Tiene metraje suficiente para dar más de sí. Y, sin embargo, no destaca, no consigue sobresalir de la media. Es cierto que la cinta no da para más, pero se uqeda corta.

lunes, 4 de marzo de 2024

§ 3.326. Private detective 62 (Michael Curtiz, 1933)

 

Uno de los primeros Curtiz, ya en EE.UU. Algo primitiva, simple, básica. Con los cánones de las cintas en blanco y negro: música aguda, imágenes en planos medios, caras cercanas, emociones sinceras pero poco sofisticadas, y el aliciente de ver a William Powell.
Quizá sea el comienzo de la saga del Halcón, el detective mitad socarrón, mitad inteligente, siempre vividor y algo embobado por "Ella" y por "Asta".
No forma parte de esa serie, pero es claramente un antecedente. 
Es entretenida, se deja ver y es agradable. Metraje muy comedido.

§ 3.325. Ojos asesinos (Michael Crichton, 1981)

 

Se anticipó a la revolución de la cirugía estética y la locura por el bisturí que inundó los quirófanos más caros de los médicos menos importantes. Las chicas perfectas, adictas a la nutrición ortodoxa, nada de drogas, pero altas dosis de gimnasio y vida sana, se ven compelidas a vivir una vida sin envejecer. Cosa imposible. 
Tiene gracia, se deja ver, pero no es una gran cinta. Alejadas de sus dos mejores obras: Coma y Alma de metal.
Un thriller mediocre, no del todo bien logrado por varias razones. El protagonista no pega ni con cola, a pesar de ser un actor inmenso, Albert Finney no es la mejor opción. El plenos años ochenta versión más vitaminadas jóvenes hubieran cuadrado mejor. 
James Coburn en un papel de secundario con relumbrón funciona bien como rico y furioso hombre de negocios detrás de todo el conflicto... La chica es Susan Dey, una guapa mujer de belleza serena y atractiva sin estridencias, luego dedicada más a la televisión que al cine.

domingo, 3 de marzo de 2024

§ 3.324. Cielo negro (Manuel Mur Oti, 1951)

 

Primera cinta que veo de Mur Oti, director de los más clásicos de la cinematografía española.
Es interesante, un poco al estilo de Cenicienta y el zapato a las doce de la noche...
Las aspiraciones de la época tienen buen reflejo en la cinta, el vestido, la fiesta, los amores, la chica a la búsqueda de marido, la vida misma navegando en las procelosas aguas del destino.
El reparto es Susana Canales, para mi desconocida actriz, a la que veo un gran parecido con Ann Todd, la esposa de David Lean y soberbia en Amigos apasionados y, sobre todo, en Madeleine.  Fernando Rey, imperial, como siempre. Y Luis Prendes, al que he visto en mas películas pero no le recuerdo en ninguna concreta.
Una cosa es vivir de verdad, y otra es vivir de ilusiones. Y es peligroso vivir de ilusiones. Cometer errores para vivir puede ser perdonable; cometerlos para sostener una ilusiones vanas y vagas es imperdonable, y decepcionante. Un camino hacia la destrucción de uno mismo.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...