jueves, 23 de febrero de 2023

§ 2.955. La gitana y el caballero (Joseph Losey, 1958)

 

Me gusta Losey, siempre me ha parecido un director la mar de interesante, pero esta cinta no la veo en su filmografía. Comienza como un melodrama, y si hubiera evolucionado hacia el retrato de una obsesión -que probablemente era la pretensión del director- hubiera tenido sentido. Peor queda a medio camino entre una novela costumbrista y un thriller erótico sexual de obsesiones incorregibles y ambiciones despiadadas. 
Ni siquiera la catalogaría como una cinta reconocible de Losey.
Interesante reparto con una Melina Mercouri espectacular, muy guapa.

miércoles, 22 de febrero de 2023

§ 2.954. Justicia para todos (Norman Jewison, 1979)

Drama judicial de buenos propósitos pero de resultado moderado. Con aíres "setenteros": nuevas ideas en las profesiones y oficios, libertades nuevas (de creación, de imagen, vestimenta, sexuales...) y también nuevos aires en el ejercicio de las profesiones, también de la abogacía.
Un buen Al Pacino, joven y con ganas da vida a un abogado con un punto idealista propio de aquellos años que se enfrenta a la defensa de un magistrado que en su vida se ha comportado con una estricta aplicación de la ley, incluso en supuestos fronterizos o límites.
Es cierto que parece un poco liosa a veces, demasiado 'simplona' otras, pero se deja ver. Me ha gustado ver a Lee Strasberg (en su última película para la pantalla grande, luego hizo varias cosas para la televisión), y a Jack Warden.
También muy interesante John Forsythe, varonil y con una apostura de la época: alto, con bigote, muy bien vestido.
Jewison es un director más que correcto, interesante y con buenas cosas. Tiene ese punto comercial que gusta a la industria. A veces con calidad y buen resultado, y otra no tanto, como pasa en ésta. Que no llega despuntar del todo. Además le sobre metraje.

martes, 21 de febrero de 2023

§ 2.953. Al este de Sumatra (Budd Boetticher, 1953)

 

Aventuras y Boetticher, buena combinación. Con un Jeff Chandler tan bien dotado para este género como para cualquier otro, un buen actor, sólido y eficaz, un grande. Se acompaña de Marilyn Maxwell, una actriz poco conocida para mi, y con el brutalmente honesto Anthony Quinn, verdaderamente uno de los más grandes. También actúa Suzan Ball, una actriz, por lo que he leído, con verdadera mala suerte, apagada su estrella y su vida con tan sólo veintiún años.
Ese año el director rodó cuatro películas, dos Western y dos de aventuras. Todas cortadas por el mismo patrón: bajo presupuesto, guión ágil y rápido, buenos secundarios, espacios abiertos, música bien trabajada y metraje contenido.
El guión parece inteligente, el propósito es más que interesante, pero el resultado no es especialmente brillante. He visto cosas mucho más brillantes de Boetticher.

§ 2.952. Raíces profundas (George Stevens, 1953)

La primera vez que la vi (sólo la he visto una vez) me pareció buena, incluso muy buena. Estaba equivocado. No es buena, es extraordinaria. 
No tengo a Stevens por un constructor de Western, ni mucho menos. Lo sitúo en el melodrama, en las películas de situación, pero no en espacios abiertos, en tiros y ganado y cercas. No sé ni siquiera si rodó otras del Oeste (no es un director que haya cultivado, más allá de los obvio) pero esta cinta le quedó absolutamente redonda.

lunes, 20 de febrero de 2023

§ 2.951. Sonrisa de una noche de verano (Ingmar Bergman, 1955)

 

Dese, pasión, enamoramiento, celos, tensión sexual no resuelta, y un tono legro de comedia que no suele ser la tónica habitual en Bergman. 
No llego a catalogarla en su filmografía. Es interesante, como todo lo suyo, pero me resulta poco interesante. Hay que situarla en su contexto, en su tiempo y lugar. Y eso quizá explica su dinámica.
La separación del sexo del afecto no parece un camino insensato para una narración dramática, pero está lejos de funcionar. Sobre todo en el estereotipo de hombre que cuenta.
No me ha gustado especialmente. No encajo en ese todo de comedia ligera que le da el director.
Parece una screwball americana, una comedia de situación, pero con circunstancias poco usuales, algo forzadas. No creo que sea el tono ideal para sus reflexiones.

domingo, 19 de febrero de 2023

§ 2.950. Juegos de verano (Ingmar Bergman, 1951)

Una película más convencional que otras del director sueco. No tan cerrada y circular. Una trama más 'desarrollada', más lineal, menos pétrea. Y cuando narra de esta manera me gusta menos que cuando es más él. 
Pero esta cinta es de las más interesantes. El guión podría estar firmado por Turgeniev. El recuerdo del amor de verano, de las primeras emociones afectivas de ese juego, la virginidad de los afectos y las ilusiones de la vida. La apreciación retrospectiva de lo que fue quizá es más bonita, en realidad, que la propia experiencia vivida. Porque la infancia no siempre es ese lugar idílico que nos muestran las películas. Es cierto, sin embargo, que recordarlo, vivirlo de nuevo, tiene una potencia emocional reconfortante. 
Pero no es de las películas que más me han gustado de Bergman. De él espero otra cosa. La turbiedad de la locura, la esquizofrenia de las rupturas, el recuerdo de la culpa y la violencia del deseo. No una historia de amor juvenil y su edificante recuerdo. Siendo una cinta bonita no es lo que yo espero de él.
Tengo a esta etapa de Bergman como de aprendizaje del medio. Quizá sea Noche de circo (1953) su primera película 'distinta', donde comienza a explorar otra forma de narrar, de expresarse. Y a partir de hay comienzan lo que considero su mejor etapa, que dura treinta años...

sábado, 18 de febrero de 2023

§ 2.949. Pasión (Ingmar Bergman, 1969)

Sorprendente, como siempre. Relaciones maduras, adultas, sentimientos complejos, difíciles, emotividad abstracta. Complejidad frente a simplicidad. 
La conquista de la felicidad conyugal es una de las tramas profundas que subyacen en toda la obra de Bergman. Es más, es su tema. Más que otros siquiera. La complejidad de las relaciones del día a día. La armonía interior de la vida matrimonial. Las dificultades de la pasión, de la pulsión sexual, de las tensiones de poder y dominio. 
El fracaso de un matrimonio y la presencia de una mujer que ha sufrido un accidente y a la que ha abandonado su marido son los personajes con los que se encuentra el protagonista, un hombre recién divorciado  que vive en una isla solitaria, de esas que abundan en el báltico.
Max von Sydow, Liv Ullmann, Bibi Andersson, y Erland Josephson son los personajes de la trama.
Lo que me gusta de la forma de rodar de Bergman es la frialdad que muestra en la exposición de las imágenes, como si no tuviese intención de hacer algo cálido. Como si a propósito pretendiese ser frío, distante, alejado, fuera de la trama, no implicado. Como si no le interesase realmente lo que cuenta. Expone lo que es, porque está presente. Es un narrador omnisciente, lineal y desinteresado. No valorativo. Es el espectador quien debe dar corporeidad moral y ética al discurso, a la narración. Por eso he defendido siempre que las cintas de Bergman hay que verlas por la mañana, a primera hora, cuando tu cuerpo y tu mente están más despiertos, sin que hayan recibido muchos estímulos a los largo del día. Ver esta cinta por la mañana es una experiencia, verla por la tarde otra bien distinta, menos intensa y carnal. Algo parecido me ha pasado siempre cuando leo algún ensayo difícil, algún texto que se maneja en términos abstractos.
 

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...