sábado, 10 de diciembre de 2022

§ 2.862. La casa de bambú (Samuel Fuller, 1955)

Más interesante de lo que en principio pudiera parecer. Choque de civilizaciones, principios contrapuestos, gustos, valores, formas, criterios... todos distintos, poco homogéneos y difícilmente reconducibles a un patrón común. Toda esa dicotomía se muestra muy claramente. La trama, sin embargo, queda algo más plana. No por su complejidad, que es notable, sino por su desarrollo, a veces errático, otras discontinuo.
Interesantísimo Robert Ryan, un titán de la actuación que siempre da la talla. Aunque esos zapatos marrones que lleva no le pegan en absoluto. 
Muy interesante lo que manifiesta en el principio de la cinta: no somos gánster, no llevamos armas, somos educados en uno de los países más educados.
También está fabuloso Robert Stack. Más humano quizá, menos distante que Ryan, pero bien trabajado en su personaje. La chica es Shirley Yamaguchi, y también interviene Brad Dexter, que parece raro no verle en películas del oeste.
Muy bonita la historia de amor entre el policía y la chica japonesa. Y está bien tratado el desprecio que sufre ella por sus  conciudadanos por ese hecho.
La película me ha encantado. La vi hace años. Tengo apuntado que fue en julio de 2014, y en el apunte digo que es la segunda vez que la veía.
Fuller es mucho Fuller. Es un directorazo con todas las letras, con una vida en sí misma de película. 20 cintas, todas ellas con su sello personal.

viernes, 9 de diciembre de 2022

§ 2.861. Ojo del diablo (J. Lee Thompson, 1966)

 
De las últimas que me quedan por ver del bueno de J. Lee. Director de momentos, sin grandes obras pero con una larga trayectoria. Películas entretenidas, divertidas y para pasar el rato. Entre todas, es cierto, alguna que otra sobresale, pero no considero que sea un director notabilísimo. Es un artesano que conoce el oficio, sabe hacer cine y lo hace bien. Enlata el producto y lo vende. Pero no es un director brillante.  E insisto, tiene películas muy entretenidas. Ésta, en concreto, es de las más brillantes. Oscura, barroca, cerrada en sí misma, atrayente, algo exagerada en su planteamiento, pero eficaz.
Un reparto impresionante con Deborah Kerr, David Niven, Donald Pleasence, Edward Mulhare, Sharon Tate, Flora Robson. Como siempre Kerr está impresionante. No tanto como en la última suya que vi hace poco: Suspense (Jack Clayton, 1961).
La solidez del guión de aquella nada tiene que ver con el de ésta, aunque también es interesante.
Dos virtudes tiene. En primer lugar, que no sabes de qué va hasta que está muy avanzada. La segunda es que transmite verdaderamente pánico y miedo.
Me ha gustado.

§ 2.860. Manos peligrosas (Samuel Fuller, 1953)

La vi la primera vez hace no menos de 25 años. Esta es la tercera o cuarta vez que la veo. Y cada vez me parece mejor película, una auténtica obra de arte. Un soberbio Richard Widmark, una más razonable Jean Peters,  y una descomunal y magnífica Thelma Ritter  componen el reparto. Todos magníficos.
La primera vez que la vez te impresiona, la segunda la disfrutas, esta tercera la gozas. Qué cosa, qué maravilla, qué obra de arte. 77 minutos bastan para emocionar, para transmitir, para hacerte sentir una película hasta el punto de creerte el protagonista de la historia.
Para mi es la mejor película de Fuller.

 

jueves, 8 de diciembre de 2022

§ 2.859. Birdy (Alan Parker, 1984)

La vi hace muchos años, probablemente más de veinticinco. Me acuerdo que me impactó muchísimo. En realidad toda la temática que tenga que ver con la locura me atrae. Libros, películas, ensayos, etc.
Para mi es la película que siempre tengo presente cuando me dicen que Nicolas Cage no es un buen actor. Pues no sé qué significa entonces serlo, la verdad. Le cuadra el papel a la perfección, es paciente y delicado, pero rudo y básico a la vez. 
Lo de Matthew Modine es otra historia. Se mete bien en su papel, pero no deja de ser, la mayoría de las veces, una mera pose. Se coloca en su papel y tira hacia adelante. No digo que sea fácil, pero sí es cierto que tiene menos registros, menos variedad de matices.
El trabajo de dirección me parece impecable. La mezcla de imágenes retrospectivas es perfecta, dando una sensación verdaderamente de continuidad en el discurso. Un trabajo en el corte y en la sala de montaje fabuloso.
Parker es un director de los que consideraría 'apañado', 'resultón', bien posicionado en las nuevas tendencias y sumamente eficaz con los jóvenes que se acercan al cine. Temáticas nuevas, perspectivas diferentes, enfoques innovadores. Me gusta. Tiene películas muy interesante, particularmente El expreso de medianoche (1978), El corazón el Ángel (1987) y, sobre todo, Arde Mississippi (1988) que siempre me ha parecido una cinta absolutamente imprescindible.


§ 2.858. Las ciervas (Claude Chabrol, 1968)

 

Es un director al que hay que darle más oportunidades que a otros de su generación. Quizá por el nombre, no creo que por el crédito, pero quizá sea por el número de películas que rodó. no creo que otra explicación sea plausible, pero siempre te queda la duda de si podría haber sido mejor cinta con otro director.
Hay un matiz que me ha agradado mucho: la referencia a la petanca, que también emplea en otras cintas.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

§ 2.857. Inocentes con manos sucias (Claude Chabrol, 1975)

Como (casi) todo Chabrol más que una película es un ensayo fílmico. No es una narración al uso. Se emplean los códigos del cine para exponer un conflicto, una verdad, un propósito. En este caso el deseo, la pasión y el homicidio.
Una bellísima Romy Schneider es el principal reclamo de la cinta, joven como siempre fue, a veces semidesnuda (no sé hasta qué punto en aquella época estaba ya harta de sí misma), un maduro pero siempre en su punto Rod Steiger, y un para mi desconocido François Maistre (el comisario) son los protagonistas de la historia. También interviene Juan Rochefort, que es el abogado de la familia.
Me llama la atención que los dos policías siempre van juntos, se ríen a la vez, caminan conjuntamente, parecen interrogar a la mujer a la vez. No sé qué quiere decirme el director con eso.
No se comprende bien la frialdad de la esposa ante los interrogatorios. Hay algo artificioso en ello. Carece de emoción, de vitalidad. No es un comportamiento muy normal. Pero es un poco la tónica de todas las personalidades de sus películas. Las recuerdo siempre artificiales, artificiosas, desusadas, nada naturales.
Me ha gustado mucho la colección de trajes que pasea, con singular garbo, Schneider. No creo que escondan un código o que pretendan decirnos algo. Son trajes normales, pero preciosos. Sin atrezos, sin colores llamativos, sobrios y entallados.
La cinta es lenta, cadenciosa, pero por momentos se hace larga, excesiva. Para 120 minutos tienes que tener muy claras las cosas, y muchas cosas por contar, o saber contarlas muy bien. Nada de eso suele ocurrir con las cintas de Chabrol. Y esta no es una excepción. Ha visto varias suyas y siempre tengo la sensación de estar en presencia de un director peculiar, interesante pero como que se queda a medio camino. Fue, además, un hombre tremendamente prolífico. Hizo muchísimas películas.
Es una cinta interesante, un thriller psicológico, frío y distante, pero eficaz, aunque un poco largo. Sigo sin entrar del todo en Chabrol.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...