lunes, 5 de diciembre de 2022

§ 2.854. Rio salvaje (Elia Kazan, 1960)

Las películas de Kazan son intensas, persuasivas, algo solemnes y siempre con un trasfondo de amargura y resentimiento. En este caso además de la temática propia está el contexto de odio racial que subyace en toda la cinta. Estamos en Tennessee en 1933, los problemas racionales se suman a los que generan la modernidad, el cambio de era, de edad, de tiempo. Un mundo cambiante que se lleva consigo además una forma de vida, una forma de vivir, de ser americano. Una forma tan buena como cualquier otra, y los americanos respetan mucho cómo vive la gente, cómo cada americano es capaz de representar él sólo a toda la sociedad. Cada americano en su casa es un rey, y, como tal, debe ser honrado y respetado. Protegido y respaldado por el Gobierno y por tribunales.
Hay otros debates no expresamente mostrados. La esclavitud latente en el uso de mano de obra negra, las relaciones sexuales en una América todavía mojigata y pazguata, la gran depresión y sus terribles consecuencias -no es Las uvas de la ira, pero tiene un aire- y la intervención gubernamental en la vida de los ciudadanos, con sus normas, reglas y, por supuesto, con sus impuestos.
Aquí lo que se debate es si el ciudadano puede vivir como Americano al margen de la sociedad, sin pedirle nada pero sin darle nada. Como un ser libra, como un salvaje. 
Una de las 17 películas de Montgomery Clift, y es la última suya que me quedaba por ver. Una guapa aunque algo apocada Lee Remick acompañan a la verdadera alma de la cinta, una Jo Van Fleet maravillosa en su papel. Salvaje, fuerte, de convicciones brutales y muy determinada en sus creencias. Actriz de pocas películas me ha parecido una brillante personalidad, intensa y sombría, de la que he visto más de las que creía.
La escenografía está muy cuidada, un guión inteligente y una forma de caminar en el desarrollo de la historia más que oportuno. Hay algo en la toma de decisiones que necesariamente asunta. A no todos por igual. Unos se justifican en unos motivos, otros en otros, naturalmente. Todos distintos, pero el miedo es similar.
Me ha gustado mucho. En realidad no hay película de Kazan que no me guste. No hay, en realidad, película de Kazan que no me parezca cercana a una obra maestra. Algunas lo son, otras se le acercan. Un director estupendo.

domingo, 4 de diciembre de 2022

§ 2.853. Doctor Bull (John Ford, 1933)

 

Ese tono de comedia ligera no le pega nada a Ford, al menos a mi me lo parece así. Creo que brilla más en los dramas y las tragedias, en sensaciones y pensamientos fuertes, potentes, duros, secos. Además de no ser una copia excesivamente bien tratada por el tiempo, tiene ese costumbrismo tan propio del cine de esa época que no me llega del todo a agradar.
La temática es, desde luego, bastante avanzada para la época. Una viuda, un médico idealista al que los vecinos le han perdido el respeto y la credibilidad y el honor por bandera. Mujeres independientes, fuertes y no sometidas a ningún hombre. También esto es Ford que por más que le denigren sigue siendo un hombre de su tiempo, firme en sus convicciones y moral. Me encanta Ford.
Como siempre el hombre de Ford hace lo que tiene que hacer, sin alardes, sin vanagloriarse de lo que hace, orgulloso de sí mismo pero no vanidoso. Conoce su oficio, se ha preparado para ello sin necesidad de que lo sepa todo el mundo, y cuando llega el momento está preparado, dispuesto y en forma. 

§ 2.852. La casa 322 (Richard Quine, 1954)

 

Absolutamente maravillosa cinta de cine negro negrísimo, de un director del que no imaginaba que rodaría este tipo de cine.
El inicio de la película es impresionante, sobre todo por la aparición de Kin Novak, una belleza más allá de lo común. Una luminosidad en la cara, una forma muy femenina de mover el cuerpo, una sensualidad en la mirada, en los gestos. Realmente una mujer guapísima, de pasiones encendidas, de alto voltaje.
Me ha sorprendido lo bien que se ve Fred MacMurray a su lado. Alto, varonil, seguro de sí mismo, guapo, serio pero formal. La pareja funciona perfectamente.
Una tan guapa como Novak Dorothy Malone y el siempre eficaz E. G. Marshall componen el resto del reparto.
Una trama previsible pero interesante. Atraco, refugio, pasión y amor.
Es todo un canon de película. Es como las películas de cine negro deben ser. Al grano, dura, seca, ambiciosa. Nunca se sabe hasta qué punto un hombre va a ser capaz de mantener sus principios, sobre todo si nunca ha experimentado la sensación de poder burlar la ley para favorecerse a sí mismo. Ése es el tema, y cómo las mujeres fatales son capaces de hacerle perder a un hombre decente la razón hasta convertirlo en una piltrafa, un pingajo, un engaño. Convertir a un hombre en algo que no es puede pretenderlo una mujer por 'deporte' o por necesidad. Si es por lo primero y el hombre no se da cuenta es un imbécil, un paleto, un idiota. Si efectivamente se da cuenta es un perdido. Pero si es por lo segundo el hombre puede llegar a dudar si le quieren como instrumento o como fin. Y es este punto el que explora la cinta, sirviendo como contrapunto la afectuosidad que el otro policía mantiene con la vecina. Ingenioso recurso, que funciona perfectamente.
Me ha encantado la cinta.

sábado, 3 de diciembre de 2022

§ 2.851. Tres días de gloria (Raoul Walsh, 1944)

 

La capacidad de fabulación de Walsh es legendaria. De una historia con cuatro matices te monta una película estupenda. El guión es interesante, pero la manera en que lleva a cabo el propósito fílmico es insuperable. Una película de aventuras en el contexto de la IIGM, con un Errol Flynn tan maravilloso como siempre. Acompañado de un Paul Lukas imperial, una guapísima Faye Emerson como mujer fatal y Jean Sullivan, en la película que era su debut, una actriz que hizo más teatro y televisión que cine. Son sólo cuatro las películas en las que intervino.
Ver una cinta de Walsh es un festival para los que nos gusta el cine: ritmo, cadencia, personajes, situaciones, mensaje.
A diferencia del héroe de Hawks, generalmente amigable, divertido y muy social, el de Walsh es más pragmático, menos idealizado, más común. Le afectan las cosas, tiene un trasfondo de moral más empática, frente al de Hawks que es netamente un individualista. 
El que aquí presenta es un héroe circunstancial, no es un héroe moral. No hace las cosas porque debe hacerlas, como en los personajes de Ford o de Hawks -no sabría diferenciar unos héroes de otros, me parecen idénticos, o muy parecidos-, sino porque los acontecimientos le atropellan, y en ese momento elige la mejor versión de sí mismo.
Me ha encantado la película.

jueves, 1 de diciembre de 2022

§ 2.850. El rompehuesos (Robert Aldrich, 1974)

 

Las imborrables huellas del tiempo que se manifestaban con total claridad en Alerta Misiles (1977) ya comenzaron a mostrar señales inequívocas años antes, por ejemplo en esta película.
No tiene malas hechuras: buen guión, historia más que sugestiva y una estrella del cine del momento para construir una película que tiene momentos interesantes pero que no será recordada por nada en particular. Naufraga en dos cosas principalmente. En el metraje, a todas luces excesivo, más de noventa minutos de esta historia se vuelve algo aburrido. Y en la idea de convertir al protagonista en una especie de 'pasota' social que no adquiere el compromiso con el rugby más que por 'acomodarse' a la situación. No parece haber nada épico en su comportamiento, ni en su espíritu, ni en su comportamiento con sus compañeros, ni en el trato con los carceleros. No pretende, claro está, la perspectiva de un cine clásico, dedicado a la exaltación del héroe, sino adoptar una nueva y distinta configuración del hombre sobre el que gira la historia. Son otros tiempos, de contracultura y exaltación de otros valores. Un liderazgo distinto se impone, igual de violento, pero menos enfático, menos evidente.
Me ha gustado mucho Burt Reynolds, en aquellos años una verdadera superestrella del celuloide. No es que tenga grandes registros dramático, pero sí tiene su gracia, engancha y por momentos muestra su lado más divertido.
La película no es una gran cosa, pero entretiene, y eso es mucho decir en el cine. Grandes obras aburren, y otras con menos pretensiones, como ésta, hacen pasar un buen rato.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

§ 2.849. Plan siniestro (Bryan Forbes, 1964)

 

Cine ingles, cuidado y muy trabajado.  Una película cerrada, fría, siniestra, de ambiciones cocida a fuego lento durante años, de espíritus y médium. Una mujer dominante que se encuentra ligeramente trastornada convence al marido para cometer un secuestro. Ella cree que tiene poderes para ejercer de médium y cree que un buen plan para potenciar su crédito es hacer creer a la sociedad que tiene buenas pistas sobre el secuestro.
Desde luego, ahora se diría aquellos de ¿qué puede salir mal?
Pues todo, y desde el principio.
La cinta pretende ser absorbente y a fe mía que lo consigue. Desangelada, traumática, infame en su planteamiento inicial, mordaz en su desarrollo, violenta en su continuidad.
Realmente interesante. 
Ella es una mujer muy dominante, y él es prácticamente un panolis, un hombre pequeño, absurdo, dejado de la mano de cualquier rasgo de virilidad, por pequeños que ese sea.
La mujer hace un gran papel, una mujer dominante, ambiciosa, y sumamente enferma. El papel de él también es muy grato, muy duro y está muy bien hecho. Pero no sé hasta qué punto una persona puede dejarse arrastrar con esa facilidad para cometer un crimen. No se trata de bajas pasiones, o de un impulso, un arrebato o una obcecación. Es un plan para hacer el mal gratuito y con muy pocas posibilidades de éxito. Alocado e imposible de llevarse a cabo.
 Kim Stanley es la mujer médium, Richard Attenborough el marido pusilánime. El matrimonio de la niña lo componen: Nanette Newman  y Mark Eden, y los policías son: Patrick Magee, y Gerald Sim.

martes, 29 de noviembre de 2022

§ 2.848. Sesión continua (José Luis Garci, 1984)

 

El cine dentro del cine visto por Garci, desde esa melancolía tan suya, tan nuestra, tan de una época muy determinada y concreta.
Tras su elogio a la radio, viene la demostración de su amor por el cine. El reparto es muy bueno: Adolfo Marsillach, sobrio y sereno, Jesús Puente, que me parece un magnífico actor y que da una lección de actuación en cada momento, María Casanova, en una de sus últimas películas que hizo, y la última con Garci José Bódalo, tan imperioso como siempreEncarna Paso, seren y propia, y Emma Suárez especialmente joven
Interesante, pero no tan impactante como otras suyas. Me gusta, pero en realidad me gusta todo Garci.
Busca una interioridad extremadamente difícil de narrar a través de una cámara. Es demasiado tiempo encerrado en la dinámica creativa de los guionistas, que llega a cansar un poco. 
Las tensiones emocionales de dos divorciados en esa edad madura en la que ya es difícil volver hacia atrás y mucho menos empezar de nuevo en la vida no es el argumento principal, aunque pueda parecerlo. Es el cine, cómo se hace y los entresijos de la vida de una productora de cine. Parece, por momentos, un gallinero, una jaula de grillos en la que es difícil saber qué se está haciendo.
El resultado final me agrada, pero menos que la última suya que vi. Solos en la madrugada me ha gustado más que ésta.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...