Interesante película, peculiar, algo mórbosa, extraña y, a la vez, tierna en su singularidad.
No es exactamente una crítica social. No pretende exponer diferentes tipos de 'personas' y asociarlas a una determinada conducta, a un tipo de comportamiento, a un tipo social, cultural o político. Es evidente que tras esa aparente simplicidad se esconde una crítica dura a la burguesía española desocupada y hacendada. A ese tipo de sociedad incapaz de crear, que vive de las rentas y que siempre añora tiempos pasados porque los cree mejores. Cualquier cambio en ese status quo se interpreta como una agresión, no como una evolución.
Son personas a las que le ocurren cosas en un ambiente cerrado, claustrofóbico y asfixiante.
La bondad de la institutriz es incapaz de sobreponerse a la rareza del espacio en el que se desenvuelve. Un ambiente tóxico, a veces morboso, a veces incluso erótico y sexual.
La pasión sexual que levanta la institutriz en todos los varones de la casa es peculiar. Cada uno lo vive de diferentes manera, pero todos los hermanos experimentan la pulsión de diferente manera. A veces callada, a veces con palabras, a veces con gestos.
Interesante reflexión sobre la madurez sexual y lo perturbado que puede ser un ambiente nuevo cuando se introduce una pieza no prevista en el tablero.