Lev Stepanovich era un contador de historias ciego que la abuela de León Tolstoy tenía a sueldo en la casa familiar. Era legendaria su capacidad para contar cuentos... manipularlos, hacerlos una y otra vez de manera diferente... Eso pretende este Blog, contar cuentos... de manera creible.
sábado, 19 de abril de 2025
§ 3.781. El gladiador (Abel Ferrara, 1986)
Me gusta Ferrara. Tiene una manera de abordar la realidad diferente, particular, un poco sórdida y siempre destacando los aspectos más bizarros, pero peculiar. Ésta es una película para la televisión. Pero no se nota, yo al menos no lo noto. Es cierto que hay aspecto menos cuidados: los escenarios, los espacios abiertos, la transición entre planos.
Es una historia de las suyas. De venganzas bizarras, de resentimientos urbanos, de planos y composiciones singulares, urbanistas de extraradio, de marginales que elevan su moralidad a estándares de comportamiento social.
Me llama la atención que el chico juega al fútbol. Un deporte todavía no mayoritario en EE.UU. en el año en que se editó la película.
§ 3.780. Operación Mantis (Paul Naschy, 1984)
No entiendo que Naschy se dedique a estas cosas. Lo suyo son los vampiros, los muertos vivientes, los cadáveres, las mujeres ligeras de ropa que son perseguidas por malsanos religiosos en una ambiente medieval.
Es un delirio, un absoluto delirio. Como bien dice un aficionado que ha hecho una reseña en Filmaffinity: Naschy no tiene la virtud de ser gracioso, ni la película está avanzada a su tiempo. Él la vio en el 2014, y dice que no le hizo ni pizca de gracias. Yo la veo en 2025 y no me ha hecho ni pizca de gracia tampoco.
Total y absolutamente prescindible. Ni es la temática Naschy, ni es el tono que debe tener una comedia, ni llega a las cotas de gracias que las obras paródicas suelen gastar, ni está bien producida, ni tiene un guión coherente. Me parece una película muy deficiente, muy mala.
§ 3.779. Rogue One: Una historia de Star Wars (Gareth Edwards, 2016)
Una superproducción de Hollywood en la franquicia Stars Wars. No soy mucho de esta saga, pero he de reconocer que luce espectacular. En el curso de la historia es la que va antes de la primera cinta. Es, por decirlo gráficamente, la última precuela.
He de reconocer que me ha gustado mucho. Tiene su gracia. Y por momento es verdaderamente espectacular.
viernes, 18 de abril de 2025
§ 3.777. Nunca es demasiado tarde (Julio Coll Claramunt, 1956)
Otra policíaca de Coll. Cine negro patrio de calidad. Metraje muy contenido, personajes muy definidos, influencia claramente de las novelas del género y una estética muy bien organizada, argumentadla y caracterizada.
Los malos son malos, los buenos, no tanto, el crimen se paga, y se cumplen los cánones de la moralidad y de la decencia, que en aquellos años eran impuestos desde el poder político y militar.
Un blanco y negro precioso, que se ve perfectamente, con unos tonos muy nítidos y precisos.
El crimen no tiene redención, y no hay salida en su realización. Es más caro delinquir que vivir decentemente. Indudablemente es un cine con una cierta moral y una cierta ética y estética.
§ 3.776. Las protegidas (Francisco Lara Polop, 1975)

Una de las películas típicas de la transición. Metraje civilizado, asuntos tórridos, sordidez estructural, un guión más o menos estructurado, y un resultado previsible. Policías privados, asuntos semipúblicos.
No sé si un detective española al estilo de los americanos funciona bien en la taquilla. Le falta el gancho de la oportunidad, del estilo y el glamour, de los sofisticado. Tanto la forma como el fondo parecen conocidos, como sabiendo de qué van. Es algo singular, como sabes de qué va no te impresionan tanto, no te agrada, lo ves como de estar en casa. Todos los trucos, poses, ramalazos, estructuras y mecanismos que funcionan en una policíaca americana naufragan cuando son trasladados al estilo español. Los únicos que sí parecen haber conseguido una voz propia en este tipo de cintas son los franceses, con su "Polar", un estilo muy determinado, peculiar y característicos.
En España el único que ha dado con la tecla, más allá de Julio Coll, Nieves Conde, Barden, y los clásicos de mediados de los años 50 y 60 es José Luis Garci.
El siempre eficaz Simón Andreu, acompañado por Ángela Molina, Manuel de Blas y Sandra Mozarowsky hacen un buen cuadro.
La película está bien planteada, pero a medida que avanza va consumiendo clichés y lugares comunes hasta hacerla más mediocre de lo que auguraba. Parecía tener un cierto sentido, pero no lo consigue plenamente.
Es corta y se deja ver, pero no tiene fondo ni especial conclusión.
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