miércoles, 24 de abril de 2024

§ 3.375. Un lugar llamado milagro (Robert Redford, 1988)

Segunda película dirigida por Redford, después de la absolutamente maravillosa "Gente Corriente" (1980) que verdaderamente es una grandísima obra. He visto todas las suyas como director, y, en líneas generales, me parece un gran director, que no se ha prodigado tanto como debiera.
Esta cinta no es de las mejores. Es buena, más que interesante. Se puede ver y no desmerece su filmografía. Pero no me ha llegado como otras. 
El agua y sus problemas en un pueblo que pretende su proyección en la industria del ocio. Todo parece mejorar cuando se pretende construir una urbanización cerca del pueblo. Pero un paisano decide regar con agua que no le pertenece los campos que pertenecían a su padre. Eso supone prosperidad y un futuro para él y para todos.
Expone con cierta pericia los entresijos del poder y las reacciones ante el ejercicio del poder. 
Es un tema difícil de tratar. No lo aborda desde la sensiblería, ni desde el heroísmo, sino desde la normalidad, desde la naturalidad.
Algunas imágenes son potentes, muy potentes. La guión es bueno, se ve con ganas y tiene una extraña ternura. No de añoranza por lo que fue, ni siquiera por lo que podría haber sido. Si no añoranza por lo que debía haber sido. La forma de viene determinada por las relaciones con la tierra y entre los lugareños. Es un axioma. Forzar una cosa u otra sólo genera discordancias con uno mismo.
Es bonita, se puede ver, pero no es de lo mejor de Redfort.

martes, 23 de abril de 2024

§ 3.374. Policía, adjetivo (Corneliu Porumboiu, 2009)

 

Hay que ver de todo. Eso para alguien a quien le gusta el cine tiene que ser una premisa. El director es rumano, no había visto nada suyo, naturalmente. Película seleccionada en Cannes, pasa por ser una obra importante. Bien valorada por público y sobre todo, por la crítica. Es de esas que gustan a los sesudos críticos de gafas de pasta negra que mantienen erecciones consolidadas con las de Bergman. La película fue galardonada con el Premio de Jurado en la sección Una cierta mirada del Festival de Cannes.
Puede verse la pulsión aperturista del policía 'bueno', frente al inmovilismo del Comisario. En realidad de la ley frente a las nuevas perspectivas sociales y políticas.
Es, lo que se dice, un coñazo. Un rollo para estetas. Neorealismo rumano, en formato de dos horas que pretende mostrarte las dudas e incertibumbres de un policía al que no le gusta detener a los que infringen las leyes que él considera que son incorrectas. Pero lo que podría ser un drama moral, incluso la justificación de una nueva realidad, se queda en un proceso de onanismo autoreferencial que no va a ninguna parte. Pretender leer aquí una crítica al ejercicio autoritario del poder es, sencillamente, abracadabrante, ridículo y sumamente arriesgado. Es, lo que se dice, una sucesión de planos que no nos dicen nada. No importa qué pasa, porque no pasa nada. No importa el cómo pasa, porque tampoco es noticiable. Parece que lo importante es lo que crees que pasa, o más difícil aún, cómo crees que está pasando. Sucesión de planos mantenidos, por donde circula la gente, como si fuese un lienzo de un cuadro famoso, escasos diálogos, siempre sobre temas absolutamente intrascendentes y fútiles. 
Lo que se dice un rollo. A los 30 minutos ya estás mirando el reloj para ver cuándo queda por sufrir. 
Hay dos movimientos del cine que no soporto. El neorealismo italiano, y la Nouvelle Vague. No he visto todavía suficiente cine 'dogma' para aburrirme con conocimiento de causa. 
No me ha gustado, y no creo que la vuelva a ver en la vida.

lunes, 22 de abril de 2024

§ 3.373. Cara a cara (Sergio Sollima, 1967)

 

Un papel peculiar el de Gian Maria Volonté, interesante, creciendo desde el victimismo e incluso la culpa por enfermar. Y un Tomás Millán, que desconocía su valía y su empaque más que interesante. Volonté juega un papel un poco como los personajes de Ford, un hombre normal sometido a circunstancias excepcionales reacciona con gran valentía. El ser un héroe no es una cuestión de carácter, de preparación o de valía, sino de circunstancias, que conducen a la persona con determinación hacia la realización de acciones que no hubiera hecho de no estar sometidos a presión.
Y la película va de esto, de cómo un hombre puede realizar actuaciones inauditas cuando se ve constreñido y empujado hacia caminos por los que no ha transitado con anterioridad.
El cruce de personalidades entre el intelectual preparado en los libros y el matón malsano es más que interesante. Uno se vuelve malo siendo bueno y el otro descubre que es mejor de lo que cree.

domingo, 21 de abril de 2024

§ 3.372. El lago de las vírgenes (Jesús Franco, 1981)

 

Una especie de cuento onírico, que pretende reflejar el bien y el mal. El sexo y el no sexo. Con un guión pobre y una fotografía pésima. Tiene, como todas las de Franco, el erotismo como reclamo, el desnudo como gancho y el morbo como vehículo expresivo. Todavía no he visto una cinta suya que  verdaderamente me ha haya encantado. No he visto una cinta suya que diga: es una buena película. Se le ven las 'clacas', los desfases, problemas de continuidad, guión. Es rodar por rodar. 
En esta, realmente no sabes qué pasa. Viendo películas de Tinto Brass, por ejemplo, se aprecia que están mucho más cuidadas, con mejor tratamiento, decorados, guión, música y fotografía. 
Hay que verlas sabiendo qué ves, no esperando lo que no puedes esperar. Me gusta ver sus películas porque es como entrenarte pare ver otras cosas mejores. Sólo dos cintas suyas me han merecido la pena. Justine y Cartas de amor de una monja portuguesa. El resto me han parecido banales, zafias, totalmente prescindibles y en algunos casos, las de vampiros por ejemplo, totalmente prescindibles. Como esta. No se sabe si está viendo una especie de adaptación de la Isla del Tesoro, o de El lago azul, o sencillamente, un disparatado divertimento de un director prolífico donde los haya. No sé si algún alemán de esos que hacen películas para la televisión tendrá más películas, pero Franco tiene a su nombre más de 150 cintas. Una autentica barbaridad. Dicen que Ford tiene unas 115, algunas perdidas, pero muchas de esas son mudas y de una duración muy escasa. Las de Franco son a color, habladas, con guión, atrezo, personajes, etc. 

sábado, 20 de abril de 2024

§ 3.371. Black Angel (Tinto Brass, 2002)

 

Hay que tener valor, mucho valor, para llamar a una película como otra italiana clásica de un monstruo del cine, de Luchino Visconti de 1954. Aquí le añade un número, el 45 con algo de pudor. Es una historia similar, aunque aquí en medio de la IIGM y en un tono erótico. De hecho ambas están inspiradas en el mismo relato de Camillo Boito.
Por momentos recuerda a 'La caída de los Dioses(, de 1969. La morbosidad, los trajes nazis, la ambigüedad sexual del protagonista masculino, la estética y la total falta de moral.
Los protagonistas principales son Anna Galiena (Jamón Jamón, y El marido de la peluquera) y Gabriel Garko.
Quizá pretendiera ser para Brass su película más película, junto con la complicadísima Calígula. Una cinta con la que se considerado algo más que el director de picaronas cintas semipornográficas. Me la imagino con presupuesto, medios y personal suficiente como para hacer una gran cinta. Se ve perfectamente, tiene un diseño de vestuario más que correcto y algo que he notado en todas sus películas, una especie de simetría en los encuadres. Si hay una ventana a la derecha a media algura, la hay también a la izquierda, si hay un mueble, un mueble, las escenas siempre se producen en el centro de la pantalla.
Quizá por eso la presencia de la música de Morricone. Aunque la verdad, ha sido tan prolífico, construye la banda sonora de más de 400 películas, que no se sabe si lo hizo por verdadera dedicación o por continuar en la rueda de los trabajos alimenticios.
Pretende ser una gran cinta, incluso de las que trascienden el género (El imperio de los sentidos, Justine, etc.), pero no lo logra. Es algo larga, sólo tiene interés al principio, en el enamoramiento, y en la caída, pero ambos momentos son resueltos de manera rápida, como si ya se supiera qué pasa y por qué. El resto no deja de ser una sucesión de escenas semi-eróticas que ni siquiera tienen buen gusto.

§ 3.370. Monamour (Tinto Brass, 2005)

La historia esperada de Brass. Esperada pero lo hace bien. Un erotismo sofisticado, nada palurdo, nada romántico, fuera de los cánones explícitos actuales. 
Me gusta mucho la fotografía, un color cálido, suave, con tonos ocres que otorgan una sensualidad a la cinta apropiada. Un clasicismo en los decorados, unos escenarios cerrados muy italianos: frescos, papel pintado, etc.
Una chica guapísima, Anna Jimskaia, que sólo ha rodado otras dos cosas más. Un guión bastante intuitivo, encuadres, planos y escenas bien trazadas, correcta programación de la intensidad erótica y un resultado decente. Último largometraje de Brass, que luego hizo un mediometraje, Kick the Cock, de 16 minutos, que no creo que pueda ser considerado para valorar su obra.
Además creo que aparece como personaje en una escena.
No es que su cine sea especialmente brillante, pero en este subgénero parece el rey. No hay otro director que sepa llevar estas historias con este nivel de realización. Jesús Franco es otra cosa, y en España no conozco a realizador alguno que camino por estos derroteros.

viernes, 19 de abril de 2024

§ 3.369. Duelo en el barro (Richard Fleischer, 1959)

 

Un Western de factura clásica. Vaquero recién llegado de no se sabe dónde que se hace imprescindible para el patrón, se enamora de la chica guapa y comienzan a surgir los problemas. Música impecable, exteriores dignos de una gran clásico. Funciona por momentos, sobre todos los iniciales, naufraga en el enamoramiento, pero es interesante. Bien rodada, con la solidez que un gran director imprime a sus obras. Es un director cuya filmografía tengo que terminar. Tengo 27, de 49 que rodó. Algunas son verdaderas obras maestras del séptimo arte. Sin ninguna duda. 

§ 3.893. Exorcismo (Juan Bosch Palau, 1975)

  Al calor de la moda impuesta por el éxito internacional (y sin precedentes) de la película de William Friedkin El exorcista (1973), la ind...