lunes, 9 de mayo de 2022

§ 2.691. Obsesión (Luchino Visconti, 1943)

 

Tórrida adaptación para su momento de una novela negra negrísima, El cartero siempre llama dos veces, de James M Cain.
No sé si se puede considerar una película "neorrealista", porque, desde luego, tiene un planteamiento estético cercano a esas premisas fílmicas: sobriedad en los medios, minimalismo en los encuadres y en la posición de la cámara, actores con movimientos naturales, rodados en escenas del día a día, ropa y atrezo normal, del que se pondría cualquier persona en las situaciones que narra, diálogos sinceros en un lenguaje llano y franco.
Me ha parecido muy interesante, muy bien hecha. Es su primera película, y seguramente fue un éxito de público y crítica. No tiene la estética refinada de sus obras mayores, pero es una excelente película. Algún pasaje es un poco largo, pero la narración no decae en ningún momento, manteniéndose con mucha tensión.
He visto las tres versión que conozco de El cartero siempre llama dos veces. La primera, que es ésta, de 1943. La segunda , de Tay Garnett, de 1946, y la última de Bob Rafelson, de 1981. La que más me ha gustado siempre ha sido la de Garnet. Probablemente es la mejor.

domingo, 8 de mayo de 2022

§ 2.690. El Presidente (Henri Verneuil, 1961)

 

Novela de George Simenon, adaptada al cine de manera estupenda. Gran tensión, estupendas actuaciones, y un resultado realmente muy interesante. 
A medio camino entre un biopic de un personaje imaginario y unas memorias políticas tiene un punto de intimidad y melancolía cercana a la que puede sentir un gran hombre de estado cuando abandona el poder. Esa soledad que le lleva a escribir unas memorias para intentar ser recordado.
Jean Gabin está muy bien caracterizado. Es un actor de los de siempre. Con solvencia y soltura. Hace un gran papel.
El otro actor interesante de la cinta es Bernard Blier, que para mi es desconocido, aunque tiene que ser un grande, porque ha rodado muchísimas películas entre Francia e Italia en los sesenta y setenta.
Intenta representar bien esas soledades del poder que sólo se comprende por quienes se encuentran en esos estadios del poder. Se mantiene, con algo de intriga, en esos cánones y el relato es correcto y  interesante. Pero se me ha hecho muy larga.

§ 2.689. Murieron con las botas puestas (Raoul Walsh, 1941)

 

La vi hacer muchísimos años y me encantó. Es hora de revisarla en este año que pare mi es el año Walsh.
Biopic sobre uno de los héroes americanos. Muy entretenida cinta, algo almibarada y suave sobre un personaje que, seguramente, tendría más aristas que las que muestra. El cuestionamiento público en el cine de un héroe no era propio de esa época, más destacada a profundizar en los aspectos patrióticos, cuando no en aquellos meramente propagandísticos.
Quiero ver en ella algún reducto de Hawks y de Ford. El culto a la amistad varonil, las risas y las copas, la tensión y el respeto por lo militar. Quizá Ford emplea una perspectiva más moral, menos lúdica, más solemne. Walsh trata la cuestión como si de una cuestión de aventuras se tratase, con optimismo y alegría. A lo largo de la cinta se enturbia, claro. La épica requiere sacrificios.
Errol Flynn cuadra en estos papeles como anillo al dedo. Están hechos para él, su gallardía, su porte, su sonrisa, su apostura. Era una estrella del cine, con una vida que por sí misma serviría de guión para una película. Olivia de Havilland es el complemento perfecto. Dulzura, feminidad, enamoramiento. 
Se me ha hecho un poco larga, 125 minutos parecen muchos. Es complicado casar la historia de amor con las peripecias de la guerra, pero lo consigue bien, aunque para ello, como digo, tenga que emplear mucho metraje. 
Walsh es un genio del cine. No se le suele reconocer como un grande. Pero por cantidad, por el número de años en la cresta de la ola y por la calidad de sus películas, en todos los géneros, merece un reconocimiento especial. Es de esos constructores del cine que parecen haber quedado en el olvido tras haber dado sus mejores años a la industria. Hay una excelente biografía de él, pero aunque tiene traducción al castellano está agotada.

sábado, 7 de mayo de 2022

§ 2.688. Tiempo de amar, tiempo de morir (Douglas Sirk, 1958)

 

Melodrama del rey del género, con trazas de concordia consigo mismo. Alemán huido de su patria y exiliado en EE.UU. que al final de su filmografía hace cuentas con su país y su cultura, con su yo y su ser tras un periplo de 30 años por países extraños al suyo, principalmente EE.UU.
La temática es dura y áspera, pero necesaria desde ese necesario punto de vista con la reconciliación consigo mismo.
Me recuerda, salvando las distancias, a "Los ángeles perdidos" (Fred Zinnemann, 1949). Similar temática, parecida desolación, mismo desencanto, aunque diferente planteamiento y desarrollo.
Construir una historia de amor en esos tiempos tan difíciles es realmente una proeza guionística. Sólo la transposición de una obra de la literatura podría conseguir hilvanar sentimientos tan encontrados.
No me ha conmovido tanto como otras suyas, pero es una película excelente.
John Gavin, uno de los actores de la última época de Sirk, funciona a la perfección encarnando el papel de militar leal a su país pero no a su ejército. Del militar que duda de la guerra, del régimen naturalmente, de todo lo militar. Liselotte Pulver es la chica y creo que lo hace bien. No la conocía y no creo haber visto nada suyo con un papel protagónico. 
Las dos partes de la cinta se enlazan con facilidad, y por momentos la historia de amor te subyuga con tanta emotividad que olvidas el contexto y sus circunstancias.
Es una buena película.

§ 2.687. La tumba india (Fritz Lang, 1959)

 

Es una maravilla. Punto. Por muchas veces que la veas, y son muchas ya las que la he visto, te sigue sorprendiendo. 
Debra Paget está magnífica, pero la primera vez que la vi me sorprendió el canon de belleza europea que representa. Un tipo de mujer mucho más atractiva que lo que parece a primera vista.
Aventuras, tensión sexual, música, gran pantalla, color, tensión, países exóticos, y un director que es la historia del cine en sí mismo.
No le busques credibilidad al guión, ni lo tiene ni lo necesita. Es cine, es un discurso estético que tiene sus reglas propias, sus cánones estructurales.
A veces se critican esta tipo de cintas porque solamente tienen una pretensión: "entretener". Como si eso fuese una pretensión menor. Cuando, justamente, es un propósito mayor del cine. Es su principal objetivo. Lo demás son ínfulas de directores que, quizá, no saben entretener y no les queda más remedio que "enseñar". En fin.
De Lang sólo me faltan: Harakiri (1919), Las arañas, parte 2 (El barco de los brillantes) (1920), y La imagen errante (1920). Las he buscado varias veces y no las encuentro. Sin embargo si tengo "Las arañas, parte 1 (El lago de oro (1919).

viernes, 6 de mayo de 2022

§ 2.686. El árbol de la vida (Edward Dmytryk, 1957)

 

Drama sureño con ínfulas de película de gran presupuesto y pretensiones de macro superproducción. Un directorazo, lo que se considera un director del sistema de 'estudios', imagino que un presupuesto gigantesco, y un elenco de actores absolutamente descomunal: Montgomery Clift, Elizabeth Taylor, Eva Marie Saint, Lee Marvin, y Rod Taylor, entre otros.
Si verdaderamente pretendía repetir el éxito de "Lo que el viento se llevó" no se consiguió en absoluto. Probablemente la pretensión lastró a la cinta a un cierto anonimato, porque las comparaciones con una de las mejores películas de todos los tiempos hace ensombrecer cualquier película.
La amistad entre Montgomery y Elizabeth se consolidó en esta película. En su rodaje se produjo el accidente de coche que desfiguró la cara del actor para siempre. Salía de una fiesta que se celebraba en la casa de Elizabeth y el exceso de alcohol y la impericia en la conducción produjo el desastre. Lo que hizo ella tras el accidente -prestarle los primeros auxilios e impedir que los fotógrafos hicieran instantáneas- entre dentro de la leyenda, pero parece que el grueso de la leyenda responde a la verdad.
La película es lenta, y tiene un metraje absolutamente desproporcionado, se desarrolla con mesura y pausa. Es una historia de amor singular, peculiar, algo distinta de lo acostumbrado, pero, igualmente y sin ser necesariamente contradictorio con lo dicho, tiene algo muy conocido, un triángulo amoroso clásico. Elizabeth Taylor y Eva Marie está muy planas, sin ninguna pretensión de animalidad, nada raciales, muy contenidas, sin esa belleza animal tan peculiar, sobre todo en la época de esplendor de Taylor. Eva Marie sí juega más en su rol tradicional, pero ambas mujeres están algo descafeinadas. Parece que una historia épica necesitaba algo más de empaque, de entidad, de potencia. Es cierto que a medida que transcurre la historia el enloquecimiento de la protagonista va dando forma a una mujer más oscura, desequilibrada, perturbada. En ese momento es cuando Elizabeth da su mejor tono, su mejor nivel.
La pareja Elizabeth Montgomery funciona perfectamente, tiene una química y una física más que grandilocuente, demoledora. De las 18 películas de Clift sólo me queda por ver la última, El desertor, que no la encuentro editada. Sé que la hay de segunda mano, pero a un precio prohibitivo.
Hay algo que chirría en todo el planteamiento, la premisa inicial del embarazo de la protagonista. No sé cómo sería la celebración del sexo entre adultos en aquella época, pero me parece que no era tan abierta como la película dice ser. Ahora, en el tiempo actual, no habría problema alguno, pero hace 175 años... pues no sé. Además para durar tanto narra la misma historia, no varias cruzadas, como parece aconsejar un metraje de 2 horas y media larga.
El otro problema es la obsesión con la raza. No sé si ello puede  sostener por sí mismo una historia tan compleja. Ni si esa obsesión puede llegar a pertubar realmente a una persona. Un racista es un enfermo, pero no sé si de este tipo.

§ 2.685. Sodoma y Gomorra (Robert Aldrich, 1962)

 

La sal. La lucha por la sal. Todo lo demás es conocido. Se hace raro ver a un director tan sumamente ortodoxo como Aldrich, pero a la vez tan libre, inmiscuirse en una obra como esta, un tema bíblico aunque ciertamente un tema bíblico "raro", distinto, fuera de los asuntos más cercanos a la figura de Jesús, sus discípulos o el advenimiento del cristianismo.
Tiene todo para ser considerado un "peplum" en toda regla. El metraje, la música orquestal (de Miklós Rózsa), los extras, el atrezo, el diseño de producción, los decorados e incluso el color.
Se hace raro ver a Stewart Granger en una película de 'romanos'. Siempre le veo más cerca de las de 'capa y espada', pero juega bien sus cartas.
El resultado es un poco irregular. Comienza muy bien, fuerte, presentando los personajes, pero a los 40 minutos empieza a llanear y no da el tono. Se pierde en contar la historia de amor de Lot y no parece que sea lo más razonable. Es bonita, pero no es lo que más parece recomendarse para un 'peplum'. 
Aldrich me parece un director de lo más sólido. Tiene una filmografía espléndida, en todos los géneros, durante muchos años, con gran cantidad de actores y actrices distintos, también en televisión, obras en colaboración... Sin embargo no le tengo como un director reconocido por la crítica. Sí quizá por el público, pero no por sus iguales. Particularmente me parece un grande, uno de los que verdaderamente merecen la pena. Uno de esos cuya filmografía me llevaría a una isla desierta.

§ 3.777. Nunca es demasiado tarde (Julio Coll Claramunt, 1956)

Otra policíaca de Coll. Cine negro patrio de calidad. Metraje muy contenido, personajes muy definidos, influencia claramente de las novelas ...