domingo, 13 de marzo de 2022

§ 2.641. El profesional (León) (Luc Besson, 1994)

 

La vi en el cine hace muchos años, probablemente cuando se estrenó en España. Me pareció estupenda. Debut de Natalie Portman, casi una niña, con un consolidado Jean Reno que le dió mucha visibilidad, y un Gary Oldman absolutamente maravilloso, todo expresividad, aunque poca contención. A Danny Aiello cuesta verle en un papel que no sea de mafioso, con una fisonomía perfectamente reconocible.
No la recordaba tan de "acción", es realmente una cinta con mucha violencia, asesinatos, sangre y todo lo demás. Es una película muy potente, tremendamente impactante.
La enseñanza de un 'oficio' tan peculiar como el de asesino a sueldo es tratado con gracia, garbo, profesionalidad y empatía. Además la enseñanza es a una niña. La chica tiene algo de la niña de Taxi Driver, esa sexualidad infantil tan a la vista, tan desagradable en su visualización, tan sumamente anti erótica, tan poco adulta y madura. También tiene algo de Nikita, cosa lógica por otra parte. El juego de las armas, la erótica de las pistolas.
No es la primera vez que se enseña el oficio de matón, ni tampoco la primera vez que se transmite de chico a chica, pero esta cinta es todo un canon, por lo bien que se hace y lo bien rodada que está.
No sé qué dirá la crítica, pero puede ser la mejor película de Besson.
La música es estupenda, a cargo de Eric Serra, uno de los de la nueva ornada, de los que han puesto música a decenas de películas.
Dos cosas llaman la atención de la cinta, dos detalles. La constante ingesta de leche (además de la misma marca y en el mismo envase de cartón) y el cariño que le tiene a una planta.
La versión que he visto dura 133 minutos, la comercial de las salas, al parecer, 106. En esos 25 minutos se narra la historia de amor entre el  profesional y la niña, la parte más tierna y divertida de la cinta, la que explica muchas cosas de cómo funcionan las cosas y su razón.
Una gran película, muy reconocible y recordada. 

§ 2.640 El luchador (Darren Aronofsky, 2008)


Siempre he tenido a Mickey Rourke como un actor mediocre.  Y seguramente lo sea, pero en esta película da un tono bastante razonable y adecuado. Derrota, alcohol, enfermedades, oportunidades perdidas, un pasado mejor, ningún futuro, remordimientos, mala conciencias, pobreza, marginalidad, drogas... En realidad Rourke vivía de esa manera cuando hizo la película. Una especie de "enfant terrible" de la industria, mitad un juguete roto, mitad un héroe caído. Su aspecto físico, sus tatuajes, la ropa que lleva, todo concuerda para llevar a buen puerto un papel difícil y comprometido.
Pues todo eso y algo más es el "bestiario" que aprecias en esta cinta, bastante mejor de lo que, en principio, pudiera parecer. Más que nada porque la última (y única) que he visto de su director "Pi, fe en el caos (1998)" me pareció abracadabrante... directamente una película muy mala.
Marisa Tomei tiene ese punto de salvaje gata latina tan atractiva para un tipo de público muy cerrado en sus gustos y sus certezas. Tiene su gracia. Consigue darle un aire de borracha empedernida, entre ángel caído y redentora de almas más que creíble. No la he visto en otro papel tan comprometido como en este.

viernes, 11 de marzo de 2022

§ 2.639. El piano (Jane Campion, 1993)

 

Delicada película, sensible, muy femenina. Tremendamente lograda. Con una música atractiva y profundamente melancólica. Un exitazo de los años 90 de una directora que se consolidó con esta cinta. Ahora seria candidata a arrasar en los Oscar 2022 con "El poder del perro".
El reparto es una de sus virtudes: Holly Hunter que lo borda, la niña Anna Paquin, Harvey Keitel que demuestra que es algo más que un actor racial y de carácter,  Sam Neill en un papel difícil, contenido.
La música de Michael Nyman es hipnótica, con esa repetición armoniosa tan característica del Jazz y de las músicas improvisadas. Un exitazo perfectamente reconocible todavía al día de hoy. Un conjunto, música y película, que dan un resultado increíble, especialmente a los que les gusta un tipo de cine lento, pausado, recreativo de las imágenes y sonido.

jueves, 10 de marzo de 2022

§ 2.638. Último domicilio conocido (José Giovanni, 1970)

 
Interesante propuesta, que no deja de ser posible. Ya en la década de los 60 (la película es de 1970) el desprestigio de la policía era moneda común en la sociedad y en el cine. El estigma de policía quemado por las circunstancias que se reivindica en un trabajo difícil en una comisaría menor. Además lo hace con una policía joven, mujer aguerrida y de buena familia que quiere formarse en el oficio. El mayor y el aprendiz, un tópico que se repite en la cinematografía una y otra vez pero que tiene un éxito asegurado.
Lino Ventura tenía que ser una actor de mucho éxito en Italia y Francia, un valor seguro en las taquillas. La chica es Marlène Jobert, pelirroja guapa y jovial con un aire de `locuela` que pega muy bien con los gustos de la época, liberalización de la mujer, despertar sexual, etc.
Aunque la película es francesa y de policías no sé si puede catalogarse de "polar". No tiene ese aire negro y delincuencial tan característico de ese cine, elevado a la máxima potencia por Melville. Es una película razonable, está bien, se deja ver y no aburre, pero no es una gran película. 

martes, 8 de marzo de 2022

§ 2.637. El mayor robo del siglo (William Friedkin, 1978)

 
Convencional película de robos. Buen reparto (Peter Falk, Peter Boyle, Warren Oates, Gena Rowlands, y Paul Sorvino), tono ligero, y estética bien cuidada. Pero no consigue conectar, algo le ocurre.
Generalmente el tono de comedia no me agrada, me parece que es tomarse las cosas a broma, no en serio. Y este tono de media comedia no suele dar buenas obras. No es realmente una comedia, es un tono algo más alto. Es que, en realidad, un robo no puede plantearse como algo ligero. Una historia de amor sí, pero no un robo. Las situaciones no dan para ello. Las circunstancias, las temáticas, incluso la música no cuadra, no casa, no parece que sean del rigor de un planteamiento ligero.
Director de renombre, de relumbrón, que aborda el proyecto después de rodar varias películas muy renombradas: The French Connectión (1971) con una carrera de coches urbana interesantísima y  El exorcista (1973), una cinta que nunca he podido terminar.

lunes, 7 de marzo de 2022

§ 2.636. La calle del delfín verde (Victor Saville, 1947)

 

Celebérrimo título de un standar de jazz. Cuenta la leyenda que Miles estaba dormitando en el salón de su casa y al despertarse ponían la película en la televisión. Se quedó a verla y aprendió el estribillo, lo arregló e incorporó a su repertorio. La versión más canónica está en el Kind of blue (1959) el disco de jazz más vendido de la historia. Luego la toco decenas de veces Bill Evans en la versión más bonita de las que hay, que son muchas. También John Coltrane, Sonny Rolling y muchos otros.
La película la tengo por injustamente olvidada. Tiene cuerpo, textura, una trama muy sólida, grandes interpretaciones, aventuras, desastres, enredos familiares, y todo lo necesario para ser una gran película, pero no creo que fuese una cinta que triunfase, ni en taquilla ni en en la crítica.
Se narra desde dos perspectivas distintas: el enamoramiento y la aventura. Tiene, además, ese gusto por lo exótico que dan los relatos en los países lejanos. Lo tiene todo, y todo se narra maravillosamente bien.
Lana Turner es una bestia sexual, de un atractivo animal muy acusado. Una cara perfecta, una cuerpo como marcan los cánones de las diosas del cine clásico. Verla vestida de blanco con ese aspecto casi virginal es tremendamente morboso.
Donna Reed es otra actriz superlativa, menos potente pero con ese recato de las grandes mujeres del cine. Van Heflin muy correcto, y el que menos conocía es Richard Hart, actor de pocas películas, sólo cuatro, la última "El reinado del Terror" de Anthony Mann de 1949.
Me ha parecido una joya por descubrir, y la considero muy recomendable. Es mejor película que el crédito que tiene.

domingo, 6 de marzo de 2022

§ 2.635. Todos eran mis hijos (Irving Reis, 1948)

 

"Dramón" prácticamente existencial sobre la culpa y la redención. El perdón de los demás y el que uno tiene que darse a sí mismo cuando las circunstancias así lo requieran.
El olvido de las culpas pasadas debe ser completo. Porque los acontecimientos que las reproducen y facilitan de nuevo traen consigo un sufrimiento mayor. El cinismo como estrategia de olvido no funciona, aunque la culpa no es algo objetivo, sino individual. La amargura del protagonista no se dulcifica, todo lo contrario, con la recuperación del pasado. Y Edward consigue transmitir esa sensación. Es algo sutil, pero apreciable, de gran mérito. 
El guión es de Chester Erskine sobre una obra de Arthur Miller muy aclamada. Si te dicen que es de Tennessee William te lo crees, aunque la tragedia no se proyecta sobre los aspectos individuales -sexuales, afectivos, emocionales, matrimoniales, etc.- sino sobre circunstancias sociales. El drama no es individual, sino colectivo. Un aspecto social de la dramaturgia americana.
El metraje es contenido, los actores, especialmente Edward G. Robinson está soberbio (que no le hayan otorgado un Oscar en toda su carrera es, sencillamente, una de las mayores injusticia de la historia del cine y una contribución al descrédito de los premios en general y de éste premio en particular). Burt Lancaster  no está tan lleno como en otras películas suyas posteriores. Seguía siendo  un chico que tenía toda la carrera por delante. 
Del director he visto La noche plena (1940) y El Halcón inicia el vuelo (1942), interesantes ambas.

§ 3.891. El 7º día (Carlos Saura, 2004)

  Sucesos bien conocidos, especialmente por un extremeño, y singularmente por uno que estudió derecho, como es el que escribe, en aquellos m...