Lev Stepanovich era un contador de historias ciego que la abuela de León Tolstoy tenía a sueldo en la casa familiar. Era legendaria su capacidad para contar cuentos... manipularlos, hacerlos una y otra vez de manera diferente... Eso pretende este Blog, contar cuentos... de manera creible.
domingo, 25 de enero de 2015
sábado, 24 de enero de 2015
POLLACK, Sydney. Camino de la venganza (1968)
A Burt Lancaster le cabe cualquier papel, y le da cierta vida a la cinta, pero no es una buena película, desde luego es la peor que he visto de Pollack, sin duda. No es que no consiga trasmitir algo, que a veces sí lo consigue, es, simplemente, que no es buena, que no es capaz de representar lo que quieres decir. No me ha gustado especialmente, pensaba en un Westher más paisajístico como Las aventura de Jeremias Johnson, pero no.
Bueno, una más.
Bueno, una más.
viernes, 23 de enero de 2015
FLEISCHER, Richard. Testigo accidental (1952)
Magnífica película, del muy sólido Fleischer. Realmente estupenda. Una mujer es la viuda de un mafioso, intenta testificar en un juicio en Los Ángeles para destapar el listado de políticos, policías y demás miembros de la bien pensante sociedad que se dejan untar por la mafia. Tiene que se trasladada de Chicago a Los Ángeles en tren, y los malos lo saben, intentan matarla en un tren y casi lo consiguen...
Ambiente muy bien creado, con una claustrofobia bien tratada, con todo lo que se espera de una película de cine negro: pistolas, peleas, chica guapa, intentos de soborno, policía íntegro pero interiormente torturado no se sabe muy bien por qué, y desenlace satisfactorio.
Los actores para mi no muy conocidos, la música bien tratada y el metraje se antoja un poco escaso dada la tendencia actual a agrandar y ensanchar las películas como media hasta los 90 minutos.
Tuvo una saga en la que intervenía Gene Hackman, que es muchísimo peor película.
jueves, 22 de enero de 2015
DMYTRYK, Edward. Víctimas del terrorismo (1975)
Hay películas que desmerecen a su director, que quizá no le hubiera gustado filmar, y que tiempo después no se reconocen como propias, no al menos en la trayectoria que ha tenido como cineasta.
Estoy convencido que esta es una de ellas. El director es sólido, muy pétreo, con cuatro o seis películas excelentes, maravillosas, y otras cuantas buenas, siempre con una media alta, de notable, bien narradas, con diálogos inteligentes, personales muy corpóreos, bien definidos, con una fotografía cuidad, incluso cuando rodaba en blanco y negro.
Y en la última de su carrera, con una película crepuscular, rueda, dirige y pone su nombre a este bodrio. No lo puede comprender. No tiene nada, nada de nada, una escena del asesinato de un mafioso en una pelea con una cadena de hierro en un portal, en una especie de calle sin salida.
Teoricamente estamos en Nápoles, pero no rueda ni un exterior reconocible, no nos muestra un monumento, una casa, sólo los barrios periféricos de la ciudad, con paredes llenas de humedad. Nada de la bahía tan conocida, por supuesto. El guión es pavoroso, infame, no le puedes seguir la pista, necesariamente te pierdes en algunos momentos; los actores pues mejor dejamos de hablar, con un George Kenedy que interpretaría igual la muerte de su mujer que la de perro del vecino.
No comprendo cómo un director excelente puede despedirse de la profesión con una película como esta. En todo caso es común que grandes directores les pase esto, que su última película sea muy mala. Le pasó a Wilder, en menor medida a Preminger, Huston se salva... pero nunca la caída fue tan monstruosa. En este caso es espectacularmente mala. Y esa es la noticia.
martes, 20 de enero de 2015
AVILDSEN, John G. La fórmula (1980)
Lo que prometía ser una duelo interpretativo de primer nivel queda reducido a cuatro o seis minutos finales que pretenden explicarnos cómo funciona el mundo, especialmente el de los intereses económicos, cuando convertimos a nuestros enemigos en clientes y nuestras anteriores alianzas indestructibles pasan a ser asunto del pasado.
El sueño de energía barata, es, desde luego, una aspiración de la humanidad, que la fórmula para conseguir fuel sintético se consiguiese en los últimos años de la guerra mundial por los nazis y que el gobierno de Estados Unidos lo supusiese, se apropiase de ella y no explotase la patente para tener el control político y geoestratégico del mundo es inaudito, porque no es cierto. Para una película esta cuestión no tiene demasiada importancia, pero sólo si se rodea la historia con a suficiente trama, diálogos y actuaciones lo suficientemente razonables como para seguir el discurso narrativo sin perderse.
Hay tres críticas insalvables en la cinta, a mi juicio. El excesivo metraje, una barbaridad para contar esta historia, llena de recovecos, requiebros e historias inconcebibles. La segunda es la cantidad de datos que pretende el director y guionista que recordemos, de personas, de fechas y demás. Curiosamente ni un sólo dato técnico sobre la fórmula. Además algunas de las personas aludidas no tienen cara, son de mera referencia. La tercera es que no se sabe qué ocurre con la mujer que ayuda unas veces al protagonista y otras le traiciona. Tampoco se explica muy bien qué ocurre cuando asesina a su jefe en la frontera entre los dos berlines.
El director es el mismo que la magnífica Rocky, la original, pero parece ser que esta película fue un absoluto fracaso de crítica y público. Lo que probablemente lastró su carrera de director de cine, encasillándole en la dirección de películas de otro tipo.
En fin, se puede ver haciendo un esfuerzo y centrándose sólo en George C. Scotr, y no tanto en Brando que actúa como secundario.
lunes, 19 de enero de 2015
FRITZ, Lang. Los contrabandistas de Moonfleet (1955)
Excelente película de aventuras, de viajes, de peligros, de tesoros, de chicas guapas, de baile y fiesta, de una arrolladora personalidad que sabe transmitir en todo momento el valor de la vida a quien quiera verlo, aunque a él mismo principalmente.
Película, como las últimas de Lang que puede ser vista perfectamente por un niño. Qué pena que no la haya visto Rodrigo, seguro que hay ocasiones más adelantes para verla de nuevo.
domingo, 18 de enero de 2015
EASTWOOD, Clint. Gran Torino (2008)
A lo mejor EE.UU. es ya así, como lo muestra, y no queremos darnos cuenta. O no sabemos apreciar o que ocurre, ver con otra mirada, como decía Ortega. La verdad es que muestra una forma de vivir diferente, para él desagradable. Un americano de verdad, de los de siempre, con la bandera en el patio, en el porche, y al lado se instalan una familia de 'amarillos', al lado de su casa, de la casa de él, que ha luchado en Corea.
Las relaciones humanas, y este es el mensaje, tienen más que ver con la afinidad personal, con el trato y el afecto que se despliega que con la sangre, la afinidad o los vínculos parentales. El coche se lo regala a su vecino, simple y llanamente, porque tiene más afinidad y afecto hacia él que para con su propia nieta, que lo esperaba ansiosamente.
En algunos momentos algunas mirada, escenas, situaciones, me han recordado a Sin Perdón, ese pistolero llevando su vida a remolque de sus propios errores, y encarrilada por una mujer, la propia, extraordinaria, en ambos casos venerada y querida hasta la adoración, probablemente porque hay en ambos casos sufrimientos emocionales intolerables a ambas.
Me llama un poco la atención la desmedida crítica favorable que tiene la cinta y la interpretación del protagonista. No es una mala película, pero desde luego no la situaría entre sus mejores trabajos. Y Clint, pues bueno, cumple, pero no da una talla excepcional. Siempre he creído que más allá de unos papeles de vaquero vengador de la pradera, es mucho mejor director que actor. En este caso incluso no es exagerado afirmar que utiliza muchos tics de su etapa de cowboy, incluso de El Sargento de Hierro.
En definitiva, hay que verla, pero no es la mejor de sus películas, ni como actor, ni como director.
Las relaciones humanas, y este es el mensaje, tienen más que ver con la afinidad personal, con el trato y el afecto que se despliega que con la sangre, la afinidad o los vínculos parentales. El coche se lo regala a su vecino, simple y llanamente, porque tiene más afinidad y afecto hacia él que para con su propia nieta, que lo esperaba ansiosamente.
En algunos momentos algunas mirada, escenas, situaciones, me han recordado a Sin Perdón, ese pistolero llevando su vida a remolque de sus propios errores, y encarrilada por una mujer, la propia, extraordinaria, en ambos casos venerada y querida hasta la adoración, probablemente porque hay en ambos casos sufrimientos emocionales intolerables a ambas.
Me llama un poco la atención la desmedida crítica favorable que tiene la cinta y la interpretación del protagonista. No es una mala película, pero desde luego no la situaría entre sus mejores trabajos. Y Clint, pues bueno, cumple, pero no da una talla excepcional. Siempre he creído que más allá de unos papeles de vaquero vengador de la pradera, es mucho mejor director que actor. En este caso incluso no es exagerado afirmar que utiliza muchos tics de su etapa de cowboy, incluso de El Sargento de Hierro.
En definitiva, hay que verla, pero no es la mejor de sus películas, ni como actor, ni como director.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
§ 3.902. Entre el amor y el juego (Sam Raimi, 1999)
Tercera vez, quizá cuarta, que la veo. Siempre me ha gustado mucho.

-
Erotismo nazi, intensidad sexual desacostumbrada, transgresión sexual, porno light, deseo reprimido y luego exaltado, naderías en un entor...
-
Su título original -Voodoo Passion- es bastante más elocuente que la traducción, que oscurece el sentido de la cinta. En este caso la titu...
-
Última de Clint, que ayer cumplió 95 años. Y sigue rodando. Dicen que tiene entre las manos otra nueva cinta. Esta es, sencillamente, una p...