Tres cuentos del inolvidable Guy de Maupassant, uno de esos escritores que no olvidas en cuanto lees un cuento de los suyos. Con una cierta ligereza moral, e incluso una pizca de pícaro, sus personajes suelen ser mundanos y, a la vez, decadentes. Bajo un aparente lirismo se muestra la debilidad humana, lo que nos hace ser como somos. Siempre mostrado de manera elocuente pero no directa, obliga al espectador a componer parte del retrato moral. Es, desde luego, muy interesante.
Cada cuento narra un "pecado" del ser humano. Me recuerda a los pecados capitales, tantas veces tratados, de forma directa o indirecta, en el cine y en la literatura.
Tengo a Ophüls como un estilista, un cineasta delicado y fino, con obras espléndidas: des la verdaderamente obra de arte de Carta de una desconocida (1948), pasando por Atrapados (1949) y Almas desnudas (1949), hasta la magnífica Madame de… (1953) que plantea un auténtico problema moral.
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