Una película rara, distinta. Tienes que haber leído En la Colonia Penitenciaria, Carta al Padre y El Castillo para entender un poco lo que pretende el director: una especie de viaje emocional desde la vida del escritor a su propia creación literaria. El poder, el control de su abuso y el destino del ser humano en un mundo mega controlado es la trama central de esta película.
Muy bien Irons, muy propio. Para mi Kafka en la pantalla a partir de ahora tendrá su cara.
Lo que no he visto claro es la relación entre los revolucionarios y Kafka. Desde luego por la visión que tengo de él a través de la biografía que leí de Max Brond era lo más alejado que puede uno imaginarse de un revolucionario. Era gris, aburrido, tranquilo, enfermo desde pronto y muy dedicado a sus cosas. No creo que el compromiso social fuese su fuerte. Ni mucho menos.
También tengo la idea de él de que era un mujeriego muy destacado, y este matiz ni siquiera se insinúa en la película.
No es, por tanto, una biografía al uso, no pretende ser un biotic, una cinta que refleje la veracidad de su vida, sino sobre ésta establecer una ficción en la que se mezclen varias tramas de sus obras para destilar la esencia de su pensamiento agobiante.
La iconografía del castillo como centro de poder y control, con sus hileras de miles de archivos donde se guardan las fichas de los ciudadanos es, claramente, un anticipo de Orwell y sus planteamientos de Gran Hermano. Muestra lo que el poder es, porque en todo momento se cuida mucho el director de mostrar cuál es la ideología que sustenta ese castillo, ese poder, esa sociedad.
El uso del blanco y negro, y sólo dentro del castillo el color, sólo dentro de algunas estancias del castillo, porque en otras no hay color, es un juego efectista que no sé a qué responde. Tendría que visionarla otra vez con singular atención.
El sonido era muy malo. Al menos en mi copia era malísimo, no se oía claramente, y había que elevar mucho el volumen.
Es una película interesante.
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