martes, 31 de enero de 2023

§ 2.925. El trompetista (Michael Curtiz, 1950)

 

Piopic del cornetista (más que trompetista) Bix Beiderbecke, un musico de Jazz blanco que rivalizaba por el mismísimo Satsmo (Louis Armstrong ) en originalidad y potencia creadora.
Hombre torturado por la vida desde la infancia y que huyó hacia los abismos del alcohol a marchas absolutamente aceleradas. Murió de un delirium trémens con tan solo 29 años. Una auténtica barbaridad. Huérfano de padres, no tuvo un auténtico hogar.
Aquí se endulza su historia con la enseñanza de un músico negro,  aunque la historia verdadera quizá no concuerde. Siempre le he tenido por un autodidacta incapaz de leer música y con graves problemas para tener la disciplina necesaria para ser un auténtico músico. Aun así ha quedado para la historia como un auténtico mago de la trompeta en los inicios del jazz, con esos sonidos agudos y la reverberación del sonido estridente de ese dixeland anterior al jazz clásico. 
Hay algo de malditismo en su figura, como también la hay en otros trompetistas clásicos, desde Miles (que tiene un disco con el mismo título en ingles que la película) hasta el de 'las alas rotas'... Como aficionado, muy aficionado, la trompeta es el instrumento que más me fascina. Quizá por su dificultad, quizá porque se puede transportar, quizá porque tiene algo de fálico y tocarlo es una masturbación sonora. No sé.
La cinta es muy buena. Excelente. Bien ambientada, bien narrada, con un guión que camina despacio pero sin detenerse en nada pero tocándolo todo. Te haces una perfecta idea de lo que era tocar en una banda de jazz. 
Muy bien Kirk Douglas, como siempre. La siempre interesante Lauren Bacall y una guapísima Doris Day forman el plantel femenino. Completan el elenco: Hoagy Carmichael que es el pianista que narra la vida del trompetista y Juano Hernández que da vida al maestro negro que le enseña a tocar.
Me ha gustado mucho. Curtiz le da un toque de distinción a todo lo que hace. Un cine muy clásico, sin innovaciones estilísticas ni giros efectictas. Sabes lo que va a pasar, y cómo. Y aun así te gusta la película.

lunes, 30 de enero de 2023

§ 2.924. Muerte al atardecer (Jack Arnold, 1956)

 

Otra de Arnold. He visto dos recientemente, y me han gustado mucho. No le tenía yo por un director de Western, pero tengo que cambiar esa opinión. Tiene buenas películas del Oeste.
Esta es una historia clásica, contada como se cuentan las cosas del oeste: despacio, paso a paso, con buenos y malos en estereotipos bien definidos que se ven abocados a tomar decisiones trascendentes basadas en la moral aprendida de chico. El honor, la amistad y la fidelidad a las decisiones tomadas.
No se necesita saber mucho de casi nada para tomar la decisión correcta. Y ayudar a quien te ha ayudado es una decisión correcta.
La redención también es un camino correcto. Y este es el principal motor de esta cinta, el cambio de forma de vivir que experimenta un pistolero al ver morir a un amigo a manos de otros 'macarras' más rápidos y violentos que él.
Rory Calhoun es el pistolero y Martha Hyer la chica de quien se enamora en la segunda oportunidad que le concede la vida.

§ 2.923. Más allá de la barrera del tiempo (Edgar G. Ulmer, 1960)

Graciosa propuesta de ciencia ficción que vista desde las técnicas actuales de efectos especiales se revela muy pobre. Pero hay que entender el contexto de producción de la cinta y el chaché del director, un hombre maldito en un Hollywood que ya había exprimido a conciencia todo el potencial de creatividad de los cineastas europeos llegados a la tierra de promisión que era la california de la época.
Desconozco si Ulmer había leído algo de la teoría de la relatividad, o si tenía conocimientos de física, pero lo que pretende en la historia que cuenta es algo que tiene que ver con estas cosas. Al menos a mi -profano absoluto en la materia-  así me lo parece: la alteración de las coordinadas del tiempo y del espacio a través de la velocidad.
La película es simpática, se deja ver y puede servir de complemento para ver otras cosas. Tiene su gracia. No sé si interpretarlo como una parodia de la guerra nuclear, o más sencillamente, como una historia del futuro. No creo que el Director reivindicase una postura ideológica o política. Sencillamente adaptaba una historia a la pantalla.

 

domingo, 29 de enero de 2023

§ 2.922. Las amapolas (Kenji Mizoguchi, 1935)

 

Retrato intimista de la vida cotidiana. Un fresco moral de emociones primarias bien expuestas y narradas, pero sin la deseable pulsión emocional para provocar en el espectador algo más que una seca y fría admiración por el estilismo seco y sobrio.
No me agradado especialmente. Tiene 88 años la cinta y eso se nota, pero he visto cosas americanas que eran más potentes desde el punto de vista emocional.
Además, la temática del acuerdo entre familias para mediar en los matrimonios de los jóvenes no es lo que más motiva. Hay que ver de todo y creo que es una propuesta interesante comenzar con Mizoguchi, del que sólo he visto dos cosas: El intendentes Sansho  y La mujer crucificada, ambas de 1954. Y de ninguna de ellas guardo especial recuerdo. De esta seguro que tampoco.
Me gusta la naturalidad con la que se mezclan las costumbres ancestrales japonesas -comer con palillos, vestir con quimonos los hombres y las mujeres, tener el pelo cardado, etc.- con la vestimenta netamente occidental, trajes, gafas, corte de pelo, zapatos. 

§ 2.921. Jubal (Delmer Daves, 1956)

 
Me ha gustado mucho. Es la segunda vez que la veo. Todos los tópicos de una película de este género conviven en ella.
Glen Ford como siempre está magnífico. También Borgnine (sobre todo en la segunda parte), pero no tanto Steiger, que le he viso en mejores películas. Está soso, sin alma, fuera de sus registros más certeros, que son aquellos que le acercan al histrionismo, a la marginalidad, a la rareza. No era un actor para hacer papeles de hombre corriente.
Un tratamiento muy cercano a los melodramas de celos y venganza. El resentimiento es el motor de la venganza. 
El arquetipo de Western perfecto. Varios tópicos del género se nos muestran, aunque de manera algo fría y desinteresada.
Vaquero (Glenn Ford) contrato por terrateniente (Ernest Borgnine) que está casado con una mujer muy guapa que se le insinúa al nuevo recién llegado. Se va situado como hombre de confianza y levanta los recelos de los otros vaqueros, especialmente de uno (Rod Steiger) que ya había tenido en el pasado un affaire con ella. Todo marcha bien hasta que se convierte en capataz y estalla la guerra soterrada de celos, amarguras, traiciones y venganzas.
Es acusado injustamente de cometer adulterio, provocado en gran parte por la actuación de la mujer que deja entrever falsamente esta circunstancia y el patrón intenta asesinarle. Otro vaquero le ayuda a defenderse dándole un arma y el desenlace fatal era lo previsible. Nada hace presagiar que el resto de trabajadores y demás pobladores no le ahorquen pero al final en un requiero del propio destino consigue aclara las cosas y abandona el rancho con una mujer que pertenece a una caravana que había estado varias días en un arroyo de la finca con permiso del patrón.

§ 2.920. Gritos y susurros (Ingmar Bergman, 1972)

 

Estupendo ensayo sobre la incomunicación y el afecto. Difícil de ver, como todo Bergman, pero muy interesante. Los prototipos de personajes están perfectamente matizados. 
El color rojo, en sus varias tonalidades, lo preside todo. El amor y el sexo, pero también la muerte y el dolor. 
Tres hermanas con sus diferencias y su semejanzas viven la agonía en el cáncer terminal de una de ellas recordando sus vivencias y su vida en común. Duelo actoral del que claramente sale vencedora Liv Ullmann. No solo es guapísima, sino que destila clase, estilo, personalidad, potencia. Es, claro, el papel más brillante de todas ellas. Frívola y muy sensual. Harriet Andersson es la hermana enferma y verdaderamente es su suplicio verla respirar y llorar de dolor, además de que está siempre en cama y muy desmejorada. Y el personaje de Ingrid Thulin, la hermana más firme y seca, probablemente la de vida menos satisfactoria, tiene la dificultad de empatizar con el espectador.
Al parecer está muy bien considerada dentro del ranking de las películas de Bergman. No es de las que más me han gustado, aunque ciertamente es muy impactante. Fue un éxito de crítica y público, algo no del todo usual en el director.

sábado, 28 de enero de 2023

§ 2.919. Una vela para el diablo (Eugenio Martín, 1973)

Una versión spanish kitch del terror de toda la vida. Pero realmente muy bien hecho. Entre drama religioso y terror gótico plantea perfectamente la cuestión, y narra las consecuencias de manera magistral. Si en vez de estar rodada en España fuese inglesa estaríamos hablando de una cinta mítica. Estoy convencido. Siempre he entendido que el mejor terror es el británico, esa mezcla de barroquismo en la puesta en escena y sobreentendidos tan típicos y clásicos. Esas elipsis, esta forma de contar sin decir, de hacer ver sin exponerlo claramente.
Funciona a la perfección. Expone perfectamente las angustias y los temores de las hermanas, con un toque de lesbianismo y frustración personal importante. Hay un punto de fervor religioso que pretende sustituir a la sensualidad que está muy bien conseguido.
La película está rodada en Ronda. En un momento dado una turista dice: "La piscina está en el Parador". Por un momento pensé que podía ser Arcos de la Frontera, pero es Ronda. Al menos eso he leído en un blog. 
Me ha gustado mucho Aurora Bautista, que es quien de verdad da miedo. Lleva el peso de la cinta en todo momento. Lo que ocurre alrededor de ella es la trama.
El resto de actores están decentes, pero no imponen su sello dramático como sí lo hace ella. Además es una mujer muy guapa.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...