viernes, 9 de diciembre de 2022

§ 2.861. Ojo del diablo (J. Lee Thompson, 1966)

 
De las últimas que me quedan por ver del bueno de J. Lee. Director de momentos, sin grandes obras pero con una larga trayectoria. Películas entretenidas, divertidas y para pasar el rato. Entre todas, es cierto, alguna que otra sobresale, pero no considero que sea un director notabilísimo. Es un artesano que conoce el oficio, sabe hacer cine y lo hace bien. Enlata el producto y lo vende. Pero no es un director brillante.  E insisto, tiene películas muy entretenidas. Ésta, en concreto, es de las más brillantes. Oscura, barroca, cerrada en sí misma, atrayente, algo exagerada en su planteamiento, pero eficaz.
Un reparto impresionante con Deborah Kerr, David Niven, Donald Pleasence, Edward Mulhare, Sharon Tate, Flora Robson. Como siempre Kerr está impresionante. No tanto como en la última suya que vi hace poco: Suspense (Jack Clayton, 1961).
La solidez del guión de aquella nada tiene que ver con el de ésta, aunque también es interesante.
Dos virtudes tiene. En primer lugar, que no sabes de qué va hasta que está muy avanzada. La segunda es que transmite verdaderamente pánico y miedo.
Me ha gustado.

§ 2.860. Manos peligrosas (Samuel Fuller, 1953)

La vi la primera vez hace no menos de 25 años. Esta es la tercera o cuarta vez que la veo. Y cada vez me parece mejor película, una auténtica obra de arte. Un soberbio Richard Widmark, una más razonable Jean Peters,  y una descomunal y magnífica Thelma Ritter  componen el reparto. Todos magníficos.
La primera vez que la vez te impresiona, la segunda la disfrutas, esta tercera la gozas. Qué cosa, qué maravilla, qué obra de arte. 77 minutos bastan para emocionar, para transmitir, para hacerte sentir una película hasta el punto de creerte el protagonista de la historia.
Para mi es la mejor película de Fuller.

 

jueves, 8 de diciembre de 2022

§ 2.859. Birdy (Alan Parker, 1984)

La vi hace muchos años, probablemente más de veinticinco. Me acuerdo que me impactó muchísimo. En realidad toda la temática que tenga que ver con la locura me atrae. Libros, películas, ensayos, etc.
Para mi es la película que siempre tengo presente cuando me dicen que Nicolas Cage no es un buen actor. Pues no sé qué significa entonces serlo, la verdad. Le cuadra el papel a la perfección, es paciente y delicado, pero rudo y básico a la vez. 
Lo de Matthew Modine es otra historia. Se mete bien en su papel, pero no deja de ser, la mayoría de las veces, una mera pose. Se coloca en su papel y tira hacia adelante. No digo que sea fácil, pero sí es cierto que tiene menos registros, menos variedad de matices.
El trabajo de dirección me parece impecable. La mezcla de imágenes retrospectivas es perfecta, dando una sensación verdaderamente de continuidad en el discurso. Un trabajo en el corte y en la sala de montaje fabuloso.
Parker es un director de los que consideraría 'apañado', 'resultón', bien posicionado en las nuevas tendencias y sumamente eficaz con los jóvenes que se acercan al cine. Temáticas nuevas, perspectivas diferentes, enfoques innovadores. Me gusta. Tiene películas muy interesante, particularmente El expreso de medianoche (1978), El corazón el Ángel (1987) y, sobre todo, Arde Mississippi (1988) que siempre me ha parecido una cinta absolutamente imprescindible.


§ 2.858. Las ciervas (Claude Chabrol, 1968)

 

Es un director al que hay que darle más oportunidades que a otros de su generación. Quizá por el nombre, no creo que por el crédito, pero quizá sea por el número de películas que rodó. no creo que otra explicación sea plausible, pero siempre te queda la duda de si podría haber sido mejor cinta con otro director.
Hay un matiz que me ha agradado mucho: la referencia a la petanca, que también emplea en otras cintas.

miércoles, 7 de diciembre de 2022

§ 2.857. Inocentes con manos sucias (Claude Chabrol, 1975)

Como (casi) todo Chabrol más que una película es un ensayo fílmico. No es una narración al uso. Se emplean los códigos del cine para exponer un conflicto, una verdad, un propósito. En este caso el deseo, la pasión y el homicidio.
Una bellísima Romy Schneider es el principal reclamo de la cinta, joven como siempre fue, a veces semidesnuda (no sé hasta qué punto en aquella época estaba ya harta de sí misma), un maduro pero siempre en su punto Rod Steiger, y un para mi desconocido François Maistre (el comisario) son los protagonistas de la historia. También interviene Juan Rochefort, que es el abogado de la familia.
Me llama la atención que los dos policías siempre van juntos, se ríen a la vez, caminan conjuntamente, parecen interrogar a la mujer a la vez. No sé qué quiere decirme el director con eso.
No se comprende bien la frialdad de la esposa ante los interrogatorios. Hay algo artificioso en ello. Carece de emoción, de vitalidad. No es un comportamiento muy normal. Pero es un poco la tónica de todas las personalidades de sus películas. Las recuerdo siempre artificiales, artificiosas, desusadas, nada naturales.
Me ha gustado mucho la colección de trajes que pasea, con singular garbo, Schneider. No creo que escondan un código o que pretendan decirnos algo. Son trajes normales, pero preciosos. Sin atrezos, sin colores llamativos, sobrios y entallados.
La cinta es lenta, cadenciosa, pero por momentos se hace larga, excesiva. Para 120 minutos tienes que tener muy claras las cosas, y muchas cosas por contar, o saber contarlas muy bien. Nada de eso suele ocurrir con las cintas de Chabrol. Y esta no es una excepción. Ha visto varias suyas y siempre tengo la sensación de estar en presencia de un director peculiar, interesante pero como que se queda a medio camino. Fue, además, un hombre tremendamente prolífico. Hizo muchísimas películas.
Es una cinta interesante, un thriller psicológico, frío y distante, pero eficaz, aunque un poco largo. Sigo sin entrar del todo en Chabrol.

martes, 6 de diciembre de 2022

§ 2.856. Ronin (John Frankenheimer, 1998)

 


Tiene mucha fama la película. No la he visto nunca y tengo muchas ganas. Violenta, excesiva, salvaje, por momentos brutal y desconsolada. Un principio algo desnunido presenta a los personajes como Reservair dog de Tarantino sin saber qué ocurre o quiénes son los protagonistas y qué van a hacer en París.
Es trepidante, rápida, formalmente impecable como cinta de acción, aunque algo torpe en narrar otro tipo de cosas. Aquí no hay concesiones a la galería. Es una cinta de acción y como tal se comporta. No es, por así decirlo, Grupo Salvaje, que bajo la apariencia y la estética de una cinta del oeste y de acción se comportaba como una película sobre el fracaso, la derrota, el paso del tiempo y las malas decisiones en la vida. 
Aquí no hay nada de eso. Esto es acción sin más, dura y seca, sin concesiones a nada que perturbe el discurso de la acción.
Interesante es la actuación de Robert De Niro, muy por encima de los demás en cuanto a credibilidad y empaque. Interesante también, aunque desde otra perspectiva, prácticamente antagónica, Jean Reno, poco hablador, frío y distante. La chica se llama Natascha McElhone, que no es que naufrague pero por momentos se la nota desubicada en una cinta tan violenta. También actúa Sean Bean, un actor irlandés espealizado en cintas de este tipo de género.
Me ha parecido interesante, pero no es lo que consideraría una gran película. Se puede ver, es espectacular, pero nada más. Le falta desarrollo y profundidad, sobre todo en el desarrollo de los personajes, algo planos, sin pasado, sin relación con la trama. Muchos tiros, mucha acción, poco contenido. Se puede ver, es buena, pero no es una obra de arte, ni mucho menos. Es, si se quiere, una gran película de los ochenta, de un director que tiene algunas películas realmente estupendas.

§ 2.855. El beso de la pantera (Paul Schrader, 1982)

 

Remake del original e imponente "La mujer pantera" (Jacques Tourneur, 1942) situada en un escenario contemporáneo. New Orleans, hermanos separados cuando sus padres fallecen, reencuentro, y la conocida conversión de la mujer en pantera en situaciones relacionadas con el disfrute del sexo.
Dos actores muy de la época por los que siento una particular aversión: Nastassja Kinski, Malcolm McDowell. No es una razón objetiva, probablemente me marcaron los papeles de películas suyas, especialmente McDowell. Les acompaña el eficaz John  Heard en un papel discreto. Kinski sin embargo tiene una atracción peculiar, una belleza moderna, fina, alejada de los cánones clásicos estandarizados. Poco pecho, pelo corto, nada exuberante, en sus formas, pero muy limpia de rostro, con manos cuidadas, mirada muy penetrante y desenvoltura vital y personal. Una mujer del hoy, del presente, no repetido arquetipo de belleza estandarizada. Es, en este sentido, muy rupturista.
No creo que haya visto la cinta original más que dos veces. Más de una seguro, pero no es una película que haya visitado a menudo. Pero el magnetismo que tenía no lo tiene esta. Que es interesante, a qué dudar, pero no tiene la frescura y vitalidad de la película original. 
Algunas escenas son muy inpactantes, todas las que tienen que ver con la sangre, con la bestialidad de las fieras, con la animalidad de la pantera. También las escenas en las que se mueven los personajes principales como animales, como panteras. Son efectos especiales muy logrados.
Sin embargo el pretendido erotismo de la chica pantera no se aprecia por ninguna parte, Simone Simon maneja mucho mejor las claves eróticas, un erotismo más nítido, más claro, menos sexual, menos pornográfico. 

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...