martes, 6 de diciembre de 2022

§ 2.856. Ronin (John Frankenheimer, 1998)

 


Tiene mucha fama la película. No la he visto nunca y tengo muchas ganas. Violenta, excesiva, salvaje, por momentos brutal y desconsolada. Un principio algo desnunido presenta a los personajes como Reservair dog de Tarantino sin saber qué ocurre o quiénes son los protagonistas y qué van a hacer en París.
Es trepidante, rápida, formalmente impecable como cinta de acción, aunque algo torpe en narrar otro tipo de cosas. Aquí no hay concesiones a la galería. Es una cinta de acción y como tal se comporta. No es, por así decirlo, Grupo Salvaje, que bajo la apariencia y la estética de una cinta del oeste y de acción se comportaba como una película sobre el fracaso, la derrota, el paso del tiempo y las malas decisiones en la vida. 
Aquí no hay nada de eso. Esto es acción sin más, dura y seca, sin concesiones a nada que perturbe el discurso de la acción.
Interesante es la actuación de Robert De Niro, muy por encima de los demás en cuanto a credibilidad y empaque. Interesante también, aunque desde otra perspectiva, prácticamente antagónica, Jean Reno, poco hablador, frío y distante. La chica se llama Natascha McElhone, que no es que naufrague pero por momentos se la nota desubicada en una cinta tan violenta. También actúa Sean Bean, un actor irlandés espealizado en cintas de este tipo de género.
Me ha parecido interesante, pero no es lo que consideraría una gran película. Se puede ver, es espectacular, pero nada más. Le falta desarrollo y profundidad, sobre todo en el desarrollo de los personajes, algo planos, sin pasado, sin relación con la trama. Muchos tiros, mucha acción, poco contenido. Se puede ver, es buena, pero no es una obra de arte, ni mucho menos. Es, si se quiere, una gran película de los ochenta, de un director que tiene algunas películas realmente estupendas.

§ 2.855. El beso de la pantera (Paul Schrader, 1982)

 

Remake del original e imponente "La mujer pantera" (Jacques Tourneur, 1942) situada en un escenario contemporáneo. New Orleans, hermanos separados cuando sus padres fallecen, reencuentro, y la conocida conversión de la mujer en pantera en situaciones relacionadas con el disfrute del sexo.
Dos actores muy de la época por los que siento una particular aversión: Nastassja Kinski, Malcolm McDowell. No es una razón objetiva, probablemente me marcaron los papeles de películas suyas, especialmente McDowell. Les acompaña el eficaz John  Heard en un papel discreto. Kinski sin embargo tiene una atracción peculiar, una belleza moderna, fina, alejada de los cánones clásicos estandarizados. Poco pecho, pelo corto, nada exuberante, en sus formas, pero muy limpia de rostro, con manos cuidadas, mirada muy penetrante y desenvoltura vital y personal. Una mujer del hoy, del presente, no repetido arquetipo de belleza estandarizada. Es, en este sentido, muy rupturista.
No creo que haya visto la cinta original más que dos veces. Más de una seguro, pero no es una película que haya visitado a menudo. Pero el magnetismo que tenía no lo tiene esta. Que es interesante, a qué dudar, pero no tiene la frescura y vitalidad de la película original. 
Algunas escenas son muy inpactantes, todas las que tienen que ver con la sangre, con la bestialidad de las fieras, con la animalidad de la pantera. También las escenas en las que se mueven los personajes principales como animales, como panteras. Son efectos especiales muy logrados.
Sin embargo el pretendido erotismo de la chica pantera no se aprecia por ninguna parte, Simone Simon maneja mucho mejor las claves eróticas, un erotismo más nítido, más claro, menos sexual, menos pornográfico. 

lunes, 5 de diciembre de 2022

§ 2.854. Rio salvaje (Elia Kazan, 1960)

Las películas de Kazan son intensas, persuasivas, algo solemnes y siempre con un trasfondo de amargura y resentimiento. En este caso además de la temática propia está el contexto de odio racial que subyace en toda la cinta. Estamos en Tennessee en 1933, los problemas racionales se suman a los que generan la modernidad, el cambio de era, de edad, de tiempo. Un mundo cambiante que se lleva consigo además una forma de vida, una forma de vivir, de ser americano. Una forma tan buena como cualquier otra, y los americanos respetan mucho cómo vive la gente, cómo cada americano es capaz de representar él sólo a toda la sociedad. Cada americano en su casa es un rey, y, como tal, debe ser honrado y respetado. Protegido y respaldado por el Gobierno y por tribunales.
Hay otros debates no expresamente mostrados. La esclavitud latente en el uso de mano de obra negra, las relaciones sexuales en una América todavía mojigata y pazguata, la gran depresión y sus terribles consecuencias -no es Las uvas de la ira, pero tiene un aire- y la intervención gubernamental en la vida de los ciudadanos, con sus normas, reglas y, por supuesto, con sus impuestos.
Aquí lo que se debate es si el ciudadano puede vivir como Americano al margen de la sociedad, sin pedirle nada pero sin darle nada. Como un ser libra, como un salvaje. 
Una de las 17 películas de Montgomery Clift, y es la última suya que me quedaba por ver. Una guapa aunque algo apocada Lee Remick acompañan a la verdadera alma de la cinta, una Jo Van Fleet maravillosa en su papel. Salvaje, fuerte, de convicciones brutales y muy determinada en sus creencias. Actriz de pocas películas me ha parecido una brillante personalidad, intensa y sombría, de la que he visto más de las que creía.
La escenografía está muy cuidada, un guión inteligente y una forma de caminar en el desarrollo de la historia más que oportuno. Hay algo en la toma de decisiones que necesariamente asunta. A no todos por igual. Unos se justifican en unos motivos, otros en otros, naturalmente. Todos distintos, pero el miedo es similar.
Me ha gustado mucho. En realidad no hay película de Kazan que no me guste. No hay, en realidad, película de Kazan que no me parezca cercana a una obra maestra. Algunas lo son, otras se le acercan. Un director estupendo.

domingo, 4 de diciembre de 2022

§ 2.853. Doctor Bull (John Ford, 1933)

 

Ese tono de comedia ligera no le pega nada a Ford, al menos a mi me lo parece así. Creo que brilla más en los dramas y las tragedias, en sensaciones y pensamientos fuertes, potentes, duros, secos. Además de no ser una copia excesivamente bien tratada por el tiempo, tiene ese costumbrismo tan propio del cine de esa época que no me llega del todo a agradar.
La temática es, desde luego, bastante avanzada para la época. Una viuda, un médico idealista al que los vecinos le han perdido el respeto y la credibilidad y el honor por bandera. Mujeres independientes, fuertes y no sometidas a ningún hombre. También esto es Ford que por más que le denigren sigue siendo un hombre de su tiempo, firme en sus convicciones y moral. Me encanta Ford.
Como siempre el hombre de Ford hace lo que tiene que hacer, sin alardes, sin vanagloriarse de lo que hace, orgulloso de sí mismo pero no vanidoso. Conoce su oficio, se ha preparado para ello sin necesidad de que lo sepa todo el mundo, y cuando llega el momento está preparado, dispuesto y en forma. 

§ 2.852. La casa 322 (Richard Quine, 1954)

 

Absolutamente maravillosa cinta de cine negro negrísimo, de un director del que no imaginaba que rodaría este tipo de cine.
El inicio de la película es impresionante, sobre todo por la aparición de Kin Novak, una belleza más allá de lo común. Una luminosidad en la cara, una forma muy femenina de mover el cuerpo, una sensualidad en la mirada, en los gestos. Realmente una mujer guapísima, de pasiones encendidas, de alto voltaje.
Me ha sorprendido lo bien que se ve Fred MacMurray a su lado. Alto, varonil, seguro de sí mismo, guapo, serio pero formal. La pareja funciona perfectamente.
Una tan guapa como Novak Dorothy Malone y el siempre eficaz E. G. Marshall componen el resto del reparto.
Una trama previsible pero interesante. Atraco, refugio, pasión y amor.
Es todo un canon de película. Es como las películas de cine negro deben ser. Al grano, dura, seca, ambiciosa. Nunca se sabe hasta qué punto un hombre va a ser capaz de mantener sus principios, sobre todo si nunca ha experimentado la sensación de poder burlar la ley para favorecerse a sí mismo. Ése es el tema, y cómo las mujeres fatales son capaces de hacerle perder a un hombre decente la razón hasta convertirlo en una piltrafa, un pingajo, un engaño. Convertir a un hombre en algo que no es puede pretenderlo una mujer por 'deporte' o por necesidad. Si es por lo primero y el hombre no se da cuenta es un imbécil, un paleto, un idiota. Si efectivamente se da cuenta es un perdido. Pero si es por lo segundo el hombre puede llegar a dudar si le quieren como instrumento o como fin. Y es este punto el que explora la cinta, sirviendo como contrapunto la afectuosidad que el otro policía mantiene con la vecina. Ingenioso recurso, que funciona perfectamente.
Me ha encantado la cinta.

sábado, 3 de diciembre de 2022

§ 2.851. Tres días de gloria (Raoul Walsh, 1944)

 

La capacidad de fabulación de Walsh es legendaria. De una historia con cuatro matices te monta una película estupenda. El guión es interesante, pero la manera en que lleva a cabo el propósito fílmico es insuperable. Una película de aventuras en el contexto de la IIGM, con un Errol Flynn tan maravilloso como siempre. Acompañado de un Paul Lukas imperial, una guapísima Faye Emerson como mujer fatal y Jean Sullivan, en la película que era su debut, una actriz que hizo más teatro y televisión que cine. Son sólo cuatro las películas en las que intervino.
Ver una cinta de Walsh es un festival para los que nos gusta el cine: ritmo, cadencia, personajes, situaciones, mensaje.
A diferencia del héroe de Hawks, generalmente amigable, divertido y muy social, el de Walsh es más pragmático, menos idealizado, más común. Le afectan las cosas, tiene un trasfondo de moral más empática, frente al de Hawks que es netamente un individualista. 
El que aquí presenta es un héroe circunstancial, no es un héroe moral. No hace las cosas porque debe hacerlas, como en los personajes de Ford o de Hawks -no sabría diferenciar unos héroes de otros, me parecen idénticos, o muy parecidos-, sino porque los acontecimientos le atropellan, y en ese momento elige la mejor versión de sí mismo.
Me ha encantado la película.

jueves, 1 de diciembre de 2022

§ 2.850. El rompehuesos (Robert Aldrich, 1974)

 

Las imborrables huellas del tiempo que se manifestaban con total claridad en Alerta Misiles (1977) ya comenzaron a mostrar señales inequívocas años antes, por ejemplo en esta película.
No tiene malas hechuras: buen guión, historia más que sugestiva y una estrella del cine del momento para construir una película que tiene momentos interesantes pero que no será recordada por nada en particular. Naufraga en dos cosas principalmente. En el metraje, a todas luces excesivo, más de noventa minutos de esta historia se vuelve algo aburrido. Y en la idea de convertir al protagonista en una especie de 'pasota' social que no adquiere el compromiso con el rugby más que por 'acomodarse' a la situación. No parece haber nada épico en su comportamiento, ni en su espíritu, ni en su comportamiento con sus compañeros, ni en el trato con los carceleros. No pretende, claro está, la perspectiva de un cine clásico, dedicado a la exaltación del héroe, sino adoptar una nueva y distinta configuración del hombre sobre el que gira la historia. Son otros tiempos, de contracultura y exaltación de otros valores. Un liderazgo distinto se impone, igual de violento, pero menos enfático, menos evidente.
Me ha gustado mucho Burt Reynolds, en aquellos años una verdadera superestrella del celuloide. No es que tenga grandes registros dramático, pero sí tiene su gracia, engancha y por momentos muestra su lado más divertido.
La película no es una gran cosa, pero entretiene, y eso es mucho decir en el cine. Grandes obras aburren, y otras con menos pretensiones, como ésta, hacen pasar un buen rato.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...