domingo, 30 de mayo de 2021

§ 2.410. Las montañas de la luna (Bob Rafelson, 1990)

Interesante cinta de aventuras sobre la amistad, el valor, y las relaciones personales. Muy elegante, bien rodada y con un formato a cine de siempre digno del buen gusto que destila siempre su director. Un cine que pudiéramos catalogar de "ingles". No hace falta verla mucho minutos para saber qué quiero decir. Si me dicen que es de un directo inglés me lo creo, aunque la cinta es americana y está filmada por un americano. No sé qué hubiera sido de esta historia si la hubiera filmado David Lean, por ejemplo. Le falta para ser una grandísima película esa grandiosidad que sólo los grandísimos directores saben darle a las cosas. No sé qué es, pero sé identificarlo, y esta, siendo una película muy meritoria, no tiene ese plus de magnificencia, de grandiosidad, de obra colosal, intemporal, perdurable e inolvidable.
La búsqueda de las fuentes del Nilo es el camino argumental sobre el que se edifica la amistad de los dos protagonistas, sin olvidar el interesante papel de la mujer del protagonista.
Los protagonistas de la historia real son los expedicionarios Richard Francis Burton (Patrick Bergin) y John Hanning Speke (Iain Glen). La mujer de Burton es Isabel Arundell (Fiona Shaw). También actúa Delroy Lindo (como el esclavo Mabruki que es salvado de morir por el ataque de un león.
La intensidad del viaje, sus peligros, la importancia de la misión están muy conseguido. En 1850 no había mapas de África, y la misión tenía unos peligros inimaginables. No sólo por adentrarse en tierras desconocidas y peligrosas, sino porque tiene que transitar por la rutas que se utilizaba para los esclavos.
Historia muy cuidada -ropas, atrezo, diálogos, personajes, detalles, las casas, los carromatos, música, etc.- y seguramente muy cara en su filmación, con un guión muy trabajado pero un poco larga. No merece la pena 135 minutos para contar lo que cuenta. Es cierto que no es exactamente una de aventuras "clásica", de las de Henry King, ni en sus versiones más modernas tipo J. Lee Thompson.
El resultado no es tan prometedor como la historia auguraba, pero es, desde luego, una buena película.

§ 2.409. La hija del médico y la bestia (Edgar G. Ulmer, 1957)

Películas de factoría, en serie, todas de estudio, programadas dentro de la multitud de obras de una gran compañía de cine. Obras breves, rápidas, de no más de hora o hora y cuarto, destinadas a ser la primera cinta de una sesión doble, hechas con retales, decorados de otras películas, actores pluriempleados, directores industriosos, rápidos, que con pocos medios hacían maravillas. No se consideraba un arte, sino una industria, no pretendían crear algo bonito o artístico, sino entretener, divertir. Lo de ganar dinero con esta películas es totalmente secundario: costaban poco, no perdían... Guiones que forman parte del desecho de otros guiones, o meras continuaciones de obras ya hechas, películas que van en el carril seriado de películas que tuvieron un cierto agrado y arraigo.
Y aun así tiene algo de genial, cine en estado puro, de grandes historias contadas con pulso. Muy entretenidas, y siempre recordadas. Me gustan este tipo de películas.
El miedo como canal de comunicación. Siempre he pensado que su éxito se valora porque no se aprecian los fallos: ni de interpretación, ni de guión, ni de encuadre, dirección o diálogos. Simplemente la emocionalidad te contiene y no te deja verlos. Es sencillo: estas películas son pura emotividad básica y ancestral.

§ 2.408. Extraña ilusión (Edgar G. Ulmer, 1945)

 Ulmer tiene algo de Siodmak: los planteamientos, la oscuridad de las intenciones, los planos medios, la música ininterrumpidamente sonando, la capacidad de mostrarnos que el crimen y la depravación no es algo excepcional, sino natural, que puede ocurrir con cualquier familia, en cualquier momento. 
Galería de personajes interesantes sobre un lienzo tópico pero bien construido. La huella de Perdición (Billy Wilder, 1944) es realmente indeleble. No es que sea una copia, que no lo es, pero la idea de un crimen pasional como motor único de la cinta es similar. Aquí se añade el psicoanálisis y los sueños premonitorios, tan de moda a mediados del siglo pasado.
La copia no se veía bien del todo, estaba muy sucia. Y los subtítulos se superponían en lo oscuro de la pantalla y el resultado no era muy satisfactorio.
Un crimen en una familia pudiente. Traición y asesinado. Mujer joven y amante. Todo un clásico. El juez ha muerto. Su mujer pretende casarse con un casi desconocido. El hijo sospecha algo, y estudiando los crímenes que dejó sin resolver su padre, que estaban recopilados en un libro que estaba escribiendo. El muchacho tiene unas horribles pesadillas en las que aparece su padre, el tren que arrolló a su coche, una pulsera con la cabeza de un león. Su tío médico le ayuda a descifrar los sueños. El amante de la madre también tiene un psiquiatra amigo que accede a la casa y a los eventos de la familia nueva que pretende crearse. Entre este psiquiatra y el médico tío del hijo se establece un duelo singular.

§ 2.407. La profundidad del mar (Rudolph Maté, 1958)

El interés por ver a Alan Ladd impulsa una historia varias veces repetida en el cine. Su hieratismo, su falta de expresividad, su cortedad de palabras, su falta de empatía, le hacen candidato al actor menos dotado del Hollywood clásico.
Una Dianne Foster le acompaña, actriz que no tiene muchas películas, algunas con Maté, y que no es muy conocida para mi.
La temática es idéntica a la de "Hasta el último hombre" (Mel Gibson, 2016) y similar también a "Sargento York" (Howard Hawks, 1941).
Rudolpg Maté tiene películas verdaderamente estupendas: Cerco de odio (1948); Con las horas contadas (1950); Cuando los mundos chocan (1951); Coraza negra (1954); Hombres violentos (1955) y otras meramente entretenidas: Estación Unión (1950); El secreto de Paula (1952); Asedio a Río Rojo (1954); Horizontes azules (1955) y El León de Esparta (1962).
Carrera más que decente de otro Europeo (Polaco, en este caso) en el cine americano. Wikipedia cine que antes de dedicarse a dirigir fue camarógrafo de estas películas: Dodsworth de William Wyler (1936), Stella Dallas de King Vidor (1937), Blockade de William Dieterle (1938), Love Affair de Leo McCarey (1939), The Real Glory de Henry Hathaway (1939), Foreign Correspondent de Alfred Hitchcock (1940), That Hamilton Woman de Alexander Korda (1941), To Be or Not To Be de Ernst Lubitsch (1942), I Married a Witch de René Clair (1942), Sahara de Zoltan Korda (1943) y Gilda de Charles Vidor (1946). Realmente un currículum espléndido que le permitió adquirir una experiencia tremenda para dirigir.

sábado, 29 de mayo de 2021

§ 2.406. Acorazados del aire (Anthony Mann, 1955)

La última del director que me queda por ver, si exceptuamos los cuatro primeras que están descatalogadas: Moonlight in Havana (1942);  Dr. Broadway (1942);  Nobody's Darling (1943) y My Best Gal (1944). Estas cuatro no las encuentro por ninguna parte, ni siquiera en V.O. sin subtitular. Nada de nada.
Es uno de los grandes, sin ninguna duda. Enrome director, que brilló en varios géneros, especialmente en el Western en donde aporta unas cuantas obras de arte absolutas.
Esta en concreto está bien. Es entretenida y le da el aire patriótico que pretende. No recuerdo una película suya tan "patriotera". Sí otras similares de otros directores, pero no de él. Me llama la atención en conjunto de mitos que plantea, los simples que son y lo poco que importan para una película bélica.
Lo que sí creo es que es demasiado larga. Innecesariamente larga. En 90 minutos hubiera valido. Otras suyas he pensado: qué corta se me ha hecho. No es el caso de ésta.
La primera parte es más entretenida que la segunda. Intuyen de qué va la cosas, cómo va a evolucionar, pero la cinta se estanca a los 30 minutos, pretendiendo que te interese la evolución (que ya sabes que va a ocurrir) del jugador protagonista hacia su consideración sobre el ejercito y su permanencia en él. Luego, a la hora, retoma de nuevo. 
Toca todos las fibras de la emocionalidad marcial: el deber, la obligación, la devoción, el infortunio, la familia abnegada y sacrificada por los ideales, la carrera profesional civil truncada, la paternidad cuando se está en misión, etc.
Aunque no es una película de las mejores de Mann, me llama la atención la baja nota que tiene en Filmaffinity: 5.3, algo mejor en IMDB: 6,4 . Para mi es un 7, aunque es evidente que tengo un gran aprecio a Mann y todas sus películas me gustan, unas más que otras, pero en general me agradan mucho.
El héroe es James Stewart, su mujer la peculiar June Allyson, a los que acompañan un buen puñado de secundarios de siempre: Frank Lovejoy, Barry Sullivan, Alex Nicol...

§ 2.405 Barba azul (Edgar G. Ulmer, 1944)

 

Tercera que veo de Ulmer, y, la verdad, todas me han gustado mucho. Ya conocía Detour (1945) desde hace años, que además he visto varias veces y me parece una maravilla. Hace poco vi también Satanas (1934) y también me gustó mucho. Creo que es un autor, aunque ahora ya olvidado, a reivindicar. Salvando las distancias me recuerda a Borzage, en el sentido que de ambos han sido magníficos, aunque Borzga mucho más influyente. Creo ver cosas de Siodmak, incluso de Lang,  en esta película. Los claro oscuros, el machaqueo de la música sin descanso, la manera, prácticamente circular, de presentar la historia y los personajes. Desde el primer minuto se muestra el personaje principal, no hay la menor duda, y todo se reduce, como si de una cuestión estilística se tratase, en el cómo, no en el qué ni en el cuándo.
Le tengo a Detour como un cineasta con mala suerte. No sé por qué, pero creo que quizá le faltó esa oportunidad de engranarse en un gran estudio, de introducirse en el sistema de hacer películas de manera rutinaria, en serie, seguidas, continuas. Me parece que Ulmer es algo más que Detour.
John Carradine, el padre de una de las sagas, mantiene bien el tipo, y Jean Parker muestra esa candidez características de las mujeres isabelinas que representa en la película.
La calidad de la copia que he visto es, cuanto menos, mejorable. Hay películas anteriores a 1944 que se ven muchísimo mejor. Probablemente este autor y esta película en concreto no son del agrado del gran público actual, por eso no se ha restaurado adecuadamente. Se deja ver, se puede ver, pero el blanco y negro es muy deficiente, aunque el sonido sí es limpio y claro.

§ 2.404. Yo soy la justicia II (J. Lee Thompson, 1987)

 

Estertores de J. Lee. Un director que fue a menos. De más a menos. A muy menos. Estas últimos son verdaderamente poco edificante, por decirlo a alguna manera. Son malas, malas.
Esta en concreto, es la cuarta de una serie de cinco de "Yo soy la justicia", tres de ellas de Michael Winner, esta que es la cuarta y la última de un tal Allan A. Goldstein. Todas por el estilo: vengador civil que se toma la justicia por su mano frente a agresiones reales. La policía no sabe qué hacer y el ciudadano medio es capaz de asumir el coste personal de hacer justicia. Todo en un discurso muy neoliberal. Películas de una época muy determinada, al servicio de un consumo instantáneo. Quizá rodadas directamente para el mercado del videoclub, ni siquiera para la televisión.
Charles Bronson nunca ha sido un actor muy expresivo, pero realmente en esta película está hierático. No ha tenido una carrera mediocre, ni mucho menos, pero estas últimas cintas no son sus mejores obras.
Le acompaña Kay Lenz, una actriz no demasiado relevante, que está a la altura de la mediocridad de la cinta, lo cual es lo más que se puede decir de la película.
El planteamiento es "simplista": buenos, malos, todo muy nítido, nada de grises... No hay un verdadero esfuerzo de guión, todo está presentado de forma simple, sin esfuerzo para el consumidor. Cuando acaba la película no la recuerdas; puedes verla varias veces en la vida y no recuerdas que la vista, porque, de un lado, es tan mala que o prestas verdadera atención y, por otro, es tan igual a otras cientos que no significa por nada, por ninguna singularidad.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...