sábado, 2 de enero de 2021

§ 2.221. Esclavos del pecado (Robert Gist, 1966)

    Típico producto sementero, más quizá para la televisión que para el cine de un director con solo dos películas, aunque de amplio desarrollo en la televisión: muchas películas para la tele.
       Un caso sórdido de matrimonio roto que acaba en tragedia al producirse una pelea entre marido y mujer que acaba con la muerte de la mujer al caerse de la terraza.
    Tiene tintes dramáticos que encausan directamente el adulterio y lo colocan como el causante del homicidio, al menos moralmente por no detenerla. Hay algo que no cuadra en el guión: es inverosímil que el coche que atropella el cadáver de la mujer que se acaba de tirar por la ventana sea, precisamente, el de su amante antigua, que además es precisamente la chica del mafioso que el periodista pone a caldo todos los días en la radio.
      También la culpa, moral ética, es enjuiciada. ¿Será capaz de vivir con la culpa el marido?. El policía le dice que aunque no puede ser condenado en un tribunal tiene la convicción moral de que ha sido el asesino de su mujer. ¿Será verdad?
      Él era un héroe de guerra, ella una niña rica, alcoholizada y que padecía fuertes depresiones. Existe la duda razonable de si él la tiró por la ventana, o al menos no evitó que se tirara por ella.
    Tengo como la sensación de que la película ha sido cortada, mal cortada, porque hay cosas que no se comprenden bien, no se explican del todo. Ello provoca demasiadas interpretaciones propias, que no satisfacen del todo al espectador.
    Reparto interesante: Stuart Whitman, típico en multitud de las películas de guerra, Janet Leigh eternamente asociada al papel de Picosis, Eleanor Parker en un papel de borracha y adúltera que no le pega nada, Barry Sullivan, Lloyd Nolan, Murray Hamilton, Harold Gould, y un tal George Takei que no me suena de nada.
    El guión es de Mann Rubin y de Howard Rodman, sobre novela de Norman Mahler, un grande de la escena americana.
    La música es de Johnny Mandel, y ía fotografía de Sam Levitt.

§ 2.220. Yo confieso (Alfred Hitchcock, 1953)

    La recuerdo perfectamente, tal y como era. La vi hace muchos años, probablemente más de veinte y la recordaba como una obra maestra, lo que es.
    Con Montgomery Clift, Anne Baxter, y Karl Malden qué puede salir mal. Nada. 

§ 2.219. Los Hellcats de la Armada (Nathan Juran, 1957)

    Película propagandística y prácticamente hagiográfica sobre un héroe menor de la IIGM. Al parecer se basa en hechos auténticamente reales, el Comandante de un submarino Casey Abbott consigue recuperar una mina japonesa indefectible y posteriormente se le encarga la misión de introducirse en el estrecho de Tsushima con el propósito de abrir un camino en él que permita acercarse al Mar del Japón. Los japoneses han minado rabiosamente el camino de entrada y saben cómo para por él, pero los americanos necesitan saber dónde están las minas para entrar y controlar la logística de abastecimiento japonesa.
    No estoy del acuerdo en que Ronald Reagan era un pésimo actor. No era un gran actor, por supuesto, pero era un actor de la época, a caballo entre el cine y la televisión, que daba el pego y que podía servir de complemento perfectamente. Aquí está de protagonista y tampoco le queda grande la película. Actúa también su esposa, Nancy Reagan.

viernes, 1 de enero de 2021

§ 2.218. ¿En qué piensan las mujeres? (Nancy Meyers, 2000)

        La vi hace muchos años y me encantó. Vamos a ver ahora qué tal... La verdad es que está muy bien la película, la recuerdo perfectamente, pero tiene un segundo visionado perfectamente.
Empiezo a valorar muy bien a Nancy Meyers, tiene películas estupendas, con esa ligereza compleja que tiene cientos de horas y de talento detrás. Atreverse en su segunda película a hacer una especie de película tipo Lubitsch es arriesgado, pero, al menos para mi, el resultado es más que solvente.
        Este tipo de películas me ponen triste, cuando la vi hace años tenía otra vida, y ahora la vuelvo a ver y me provoca las mismas emociones, o muy similares.
        La música es excelente, sobre todo los toques de Frank Sinatra.
        Mel Gibson es un tio divertido, y Helen Hunt es una muy buena actriz. Marisa Tomei y Alan Alda están estupendos.

§ 2.217. Una vida vale más (Sydney Pollack, 1965)

    Interesante película, muy bien rodada, que cuenta la historia de una secretaria de un ejecutivo que pretende suicidarse tomando barbitúricos por razones que al principio no se explican y que llama al teléfono de la esperanza por la noche, que atiende un estudiantes de medicina con algo de formación en el tema, pero sin verdadera experiencia.
    La señora está casada, tiene hijos y parece vivir en una casa cómoda y confortable. Pero se casó embarazada de un hombre distinto a su marido, dando a luz 'prematuramente' para este.        
    Ahora el marido actual ha descubierto la verdad, pues ha recibido la mujer un cheque de 263 dólares para el hijo que le corresponden en su testamento.
    A la vez que va desarrollándose la conversación con el teléfono de la esperanza se realizan flasback para explicar la historia de la mujer y su marido y se narran los esfuerzos policiales para localizar la llamada, encontrar la casa y poner los medios médicos y sicológicos para minimizar el riesgo de suicidio y poner los medios médicos oportunos.
    Sidney Poitier y Anne Bancroft son sus protagonistas principales, realmente imperiales, con un Telly Avalas haciendo de médico que la verdad, da el pego perfectamente. Lo de Bancroft no me sorprende, siempre la he tenido como buena actriz, ni tampoco lo de Poitier, que verdaderamente era muy bueno.
    El guión es una delicia, y la secuencia de planos, dificilísimos de rodar, una verdadera maravilla. Diría que es una de las películas que más me han gustado de Pollack. Es curioso que termine de visualizar su filmografía con su primera película.
    Una reflexión sobre el perdón y la capacidad que tenemos los humanos para ello, teniendo presente que a no se trata de la voluntad que cada uno ponga en ello, sino que hay dificultades para perdonar que están por encima de la voluntad de las personas. Probablemente porque hay cosas que no se pueden perdonar, que son, en sí mismas, imperdonables. Mentiras, palabras dichas inconvenientemente, hechos u ocultamientos que las personas no pueden dejar pasar por alto. O dicho con más precisión, que no capaces de olvidar, de dejar de tener presente en todo momento, porque el conocimiento de lo ocultado transforma nuestra visión de la realidad, ahora distinta, y provoca cambios, grandes o pequeños, en nuestra forma de ver la realidad, y, por tanto, adecuamos nuestra actuación teniendo presente estos nuevos parámetros. No es que no seamos capaces de perdonar, es que, al ser distintos adecuamos nuestro comportamiento a la nueva realidad, que ya no concuerda con la que aprecia la persona que nos mintió u oculto el dato que ha propiciado el cambio en nuestras vidas, en nuestro ser.
    Su filmografía completa, excluyendo documentales y cosas para la televisión esta:
- Una vida vale más (1965)
- Propiedad condenada (1966)
- Camino de la venganza (1968)
- La fortaleza (1969)
- Danzad, danzad malditos (1969)
- Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972)
- Tal como éramos (1973)
- Yakuza (1974)
- Los tres días del Cóndor (1975)
- Un instante, una vida (1977)
- El jinete eléctrico (1979)
- Ausencia de malicia (1981)
- Tostoi (1982)
- Memorias de África (1985)
- Habana (1990)
- La tapadera (1993)
- Sabrina (y sus amores) (1995)
- Caprichos del destino (1999)
- La intérprete (2005
    19 películas, algunas de ellas realmente buenas, otras no tanto. Pero una gran filmografía, una gran carrera que completó con algunas actuaciones como actor.

§ 2.216. Paz en la tierra (John Ford, 1934)

    1934, 87 años tiene la película (casi nada), y se ve fantásticamente. Película río, lío entre familias ricas algodoneras en el siglo XIX y en el XX.
    El guión, que no parece que sea una novela por la información que tengo de la película, es de Reginald Berkeley, que fue un político británico y luego novelista y guionista en Hollywood.
       Madeleine Carrol y Franchot Tone son sus protagonista.
    Un rico algodonero americano al morir deja en testamento la empresa con la exigencia de que se alíe con una británica tan fuerte como ella y que se establezcan sucursales en París y Prusia. Nietos de las familias se reúnen en 1914 en EE.UU.
    Boda en Alemania entre primos, estalla la guerra y mueran propietarios de la rama francesa, de la que se hace cargo la hija mayor, que está enamorada del hijo del propietario americano, que se ha apuntado a la Legión Extranjera.

§ 2.215. Arma letal (Richard Donner, 1987)

    Ya la había visto, naturalmente, pero quería que Rodrigo la viera, y era una buena forma de empezar el año 2021, que necesariamente tiene que ser mejor que el 2020. Lo de la pandemia para mi ha pasado a segundo plano, lo importante es curarme el ojo, curármelo bien y que no me queden muchas secuelas.
    Más allá de alguna que otra buena película esta serie de Arma Letal es lo mejor que ha hecho Donner, al menos es lo que a mi más me gusta. Otras cintas son buenas, pero estas son para mi las mejores.
    La pareja Mel Gibson y Danny Glover funciona, y funciona bien, una de las mejores de los últimos años en plan detectives.
    La historia, el guión, los diálogos y demás cuestiones están bien pensadas y están al servicio de la película, que funcionó estupendamente en la taquilla, al punto de extender la serie tres episodios más, el 2, 3 y 4. Quizá perdiendo, poco a poco, calidad, supongo, porque es lo que suele ocurrir en este tipo de series.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...