martes, 8 de diciembre de 2020

§ 2.154. La esclava libre (Raoul Walsh, 1957)

    Una especie de "Lo que el viento se llevó" pero en versión menos glamourosa. Clark Gable imperial como siempre, con una Yvonne De Carlo guapísima. Con Sidney Poitier, Efrem Zimbalist Jr. y Patric Knowles.
    Drama racista y amoroso eficaz y resultón, pero con falta de profundidad. Emocionalmente solvente pero poco trascendente. No es de los mejores trabajos de Raoul Walsh, ni mucho menos, pero se puede ver. Un poco larga quizá, dos horas es mucho metraje.
    No se entiende bien cuál es la razón por la que el rico propietario de la recién esclava es tan bondadosa con ella y con otros esclavos. Tampoco se explica bien cómo y por qué una mujer de sangre blanca y negra llega a ser esclava. El papel de la mala de la película, de la mujer que encandila al padre de la muchacha y por la que pide dinero al prestamista no está bien desarrollado. Quizá se había rodado material luego desechado.
    No se llega a apreciar  si es un alegado contra el racismo, la historia de una venganza -la del nuevo propietario contra quien quiso comprarla-, o una simple historia de amor. Desde luego no es historia e identidad propia.
    Clark Gable está como desencantado, cansado de sí mismo, pasota, fuera de ese punto de intensidad dramática que requiere cualquier actuación si quiere ser auténtica. La película es de 1957, y él murió en 1960. 
La belleza de Yvonne De Carlo es clásica, rotunda, racial, muy sexual, enigmática, y profunda. Una belleza 'de largo recorrido', de hoy, de ayer, de siempre.
    El papel de Sidney Poitier tampoco está muy explicado. Se me hace raro que un negro se haga cargo de los negocios del amo. Se intuye que puede ser su hijo, pero no se explicita.
    Rosa dice que la ha visto, pero yo creo que no. Me suena, porque es un tema absolutamente conocido, pero no la he visto, al menos no la tengo ni fichada ni guardada.

lunes, 7 de diciembre de 2020

§ 2.153. Yakuza (Sydney Pollack, 1974)

    Tenía muchas ganas de ver esta película.  Mítica en la filmografía de Pollack. Y no me ha defraudado. Engarza bien la historia de amor del protagonista con su misión en Japón. Está muy bien hecha, muy bien rodada, con un ritmo magnífico, y un guión muy cerradito y ordenado. Algo previsible todo, pero muy buena película.
    Muestra bien parte de la cultura japonesa, sólo parte, y desde luego muy esteriotipada. Pequeñas gotas, seguramente rigurosas pero que dejan un sabor raro. Tengo la suposición que a los japoneses no les ha gustado mucho la película, no por irrespetuosa, sino por incompleta.
  Pero como thriller funciona perfectamente. Es, además, el antecedente de otras películas similares, "Sol naciente", o "Black rain" por ejemplo. Robert Mitchum está imperial. Es uno de los mejores actores, al menos para mi. Le veas donde le veas está soberbio. 

§ 2.152. Días sin vida (Henry King, 1959)

    Película de gran formato, de un grande de las películas románticas con Gregory Peck, y Deborah Kerr, dos grandes estrellas de celuloide.
    Se narra el romance de Scott Fit y Sheilah Graham y Scott Fitzgerald. Una historia real al servicio, ahora, de una gran historia de amor. Me gusta mucho Kerr, es una gran actriz, muy visual, tremendamente atractiva y muy femenina.
    Me ha gustado mucho, muchísimo. Una gran película.

§ 2.151. Banda aparte (Jean-Luc Godard, 1964)

    Tres jóvenes franceses se conocen en una clase de inglés, uniéndose en una amistad peculiar. No es tensión sexual lo que media entre ellos, ni un proyecto común, sino una especie de futuro colectivo, como un acontecer común que le une sin que ellos lo sepan. Parecen predestinados a un común destino que ni ellos mismos conocen, ni saben cuál es, ni vislumbran de qué va. Simplemente ha llegado un momento en sus jóvenes vidas en el que hay que hacer algo.
    Anna Karina, Claude Brasseur, Sami Frey son sus protagonistas. Desesperanza, juventud, futuro, sentimientos... Divisan una casa al lado de un río, y planean un golpe. La chica trabaja allí, pues es su tía la dueña, y es ella la que patrocina el asalto. Sabe que tiene dinero escondido y su obtención, su robo, patrocinaría una nueva forma de vivir, una esperanza. El asalto es, en definitiva, un medio para una nueva vida, una nueva esperanza. Dos cosas llaman la atención, lo fácil que es robar el dinero, que se encuentra en un armario sin llave o protección alguna y los pocos muebles que tiene la casa. No es razonable 
    La otra película que he visto suya, Al final de la escapada (1960) me decepcionó profundamente. Toda la Nouvelle vague me cansa, me aburre. Los 400 golpes que he visto hace nada me pareció insufrible, insoportable. Sobre todo porque no me dicen nada, no sé qué me quieren decir. Tampoco es pura estética, porque las imágenes no son bonitas por sí mismas. Tampoco es un discurso ideológico, o político, y tampoco un documental. Tampoco es una forma de rodar, no es cine 'dogma'... Es lo que es, perfectamente reconocible, y perfectamente identificable.
    Es un género distinto, propio, muy característico al verlo pero que no consigo ser capaz de apreciar. Es evidente que es un problema de apreciación propia, de mi, no de la calidad del cine, que es muy valorado y apreciado. Es muy propio de Francia y tiene seguidores y admiradores por doquier, imitadores e influencer, antes y ahora. No ha pasado de moda aunque probablemente ya no se rueden tantas películas de este género.
    No es lentitud lo que ocurre, es otra cosa, es una forma de rodar sin efectividad, sin emociones singularmente efectistas. Si fuese pintura se diría que es un cuadro naturalista, y si fuese una novela sería del XIX o principios del XX. Es como la vida, acaecen cosas que ocurren en la vida real, y son narradas sin más, para que el espectador se forme su conclusión, o mejor aun, extraiga sus enseñanzas. No es el recreo visual de Andrei Tarkovsky, ni por supuesto su pretensión filosófica. Es otra cosa. Tienes que comprenderla para que te pueda gustar, y yo no la comprendo.

domingo, 6 de diciembre de 2020

§ 2.150. Blade Runner 2049 (Denis Villeneuve, 2017)

    Me ha sorprendido. Pensaba que iba a ser un truño, algo fallido, imposible de acercarse a la original. Y me he llevado una grata sorpresa, no sólo se acerca, sino que algunos momentos son sublimes, por comparación a la de 1982.
    La reflexión sobre la identidad, sobre la originalidad, sobre lo que es vivir, sobre el yo sigue vigente en esta segunda parte, excelente a mi modo de ver.
    La música no es la de Vangelis, pero es interesante, compuesta por Hans Zimmer, uno de los grandes actualmente. La estética de las ciudades derruidas y abandonadas, la ropa que utilizan, los bares y las calles. los neones luminosos, todo recuerda bastante bien a la original película, convirtiéndose en una digna sucesora.
    El actor principal no está quizá bien elegido. Aunque hay que reconocer que Ryan Gosling lo tenía difícil, porque el papel del cazador de replicantes fue creador por Harrison Ford, él le da la fisonomía que tiene, por eso todos los demás son tributarios de aquel modelo. Quizá alguien más varonil, más duro, menos amable, con facciones rudas.
    El cazador de replicantes no sabe si fue un niño verdadero o no, si nació de unos replicantes o si nació ya mayor, como es en la actualidad. Ana de Armas es el holograma que le acompaña, mujer débil, fina y con una feminidad sutil, pequeña.
    Del directo vi Sicario (2015) y la recuerdo como una ensalada de tiros, golpes y acción "a lo bestia", pero no especialmente buena.

§ 2.149. El defensor público (J. Walter Ruben, 1931)

    Un banco ha quebrado y han hecho responsable a un miembro de la junta directiva. El 'ajustador' roba a uno de ellos unos documentos, por lo que los demás sospechan que ese justiciero puede ir a por ellos ahora. Lógicamente la chica que le gusta es la hija del banquero que paga 'el pato'.
    Richard Dix es el protagonista, gran estrella del cine mudo que transitó al sonoro con cierto éxito. Pelo engominado hacia atrás, brillante y lacio, entrado en kilos y con un porte señorial pero no engolado. Dirige una especie de oficina de ajustes de cuentas por el bien común, una especie de superheroe moderno, sin más poderes extraordinarios que su inteligencia y su dedicación.
    La chica es Shirley Grey, que rodó 45 películas del 30 al 35, una auténtica barbaridad.
    Purnell Pratt, y Boris Karloff antes de ser conocido por sus papeles de momia componen el equipo que ayuda al ajustador a realizar sus acciones, una especie de Batman clásico.
    El director es para mi un absoluto desconocido. Un director de los muchos de aquella época, activo desde 1926 hasta 1942, años en los que rodó 35 películas. Esta es la única suya que conozco. No creo que sea de los directores que tengan muchas más editadas actualmente en DVD o Blue-Ray.
    Tiene noventa años, que ya es decir, y se ve perfectamente, con un guión magnífico, una puesta en escena espléndida y un resultado óptimo. Ya le gustaría a muchas películas actuales estar tan bien sincronizadas como ésta...

§ 2.148. El criminal (Joseph Losey, 1960)

    Una de presos, de cárceles de atracos, de Losey, un director peculiar, con grandísimas películas.
Stanley Baker es el protagonista en un papel estelar.       Actor que rechazó ser 007 en la primera película, pues, al parecer, no quería atarse con un contrato de tres pelíoculas, intervino en Los cañones de Navarone (J. Lee Thomson), en Accidente (también de Losey), y en Zulú (Cy Endfield).
 Un preso mantiene una disputa con otro, probablemente porque le traicionó en algún asunto fuera de la prisión. Va a salir en breve y decide no vengarse en prisión, pues está vigilado. Lo hace otro por él, otro preso. Le golpe en su celda fuertemente. Él finge que se ha caído por las escaleras, y el preso que se excarcela parece ser el responsable último del asunto.
   Los tres años que ha pasado en prisión ha estado preparando un golpe definitivo, una grande de verdad. Ejecuta el golpe y esconde el dinero.
  La banda sonora es un buen Jazz, compuesta por John Dankworth, para mi desconocido autor. Agobiante, rápida, extenuante, cuando más peligrosa la situación más alocada es la melodía.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...