lunes, 30 de noviembre de 2020

§ 2.140. Tres forajidos y un pistolero (Richard Fleischer, 1974)

    Un Western distinto, de los setenta, con música singular, temática diferente a la clásica, en este caso la relación entre un bandido y tres chavales de tres ranchos vecinos. Herido como está le recogen y le cuidan hasta que se vale por sí mismo. Recuperado de las lesiones se marcha, pero ellos se quedan prendados de él, de las cosas que les ha contado, de su forma de ser.
    El padre de uno de ellos se casó con otra mujer y entre él y  el padre hay problemas evidentes de convivencia e incompatibilidad de caracteres. Decide escaparse después de que el padre le propinase una paliza por haberle regalado el caballo al forajido y arrastra en su camino a los otros dos chicos. Una especie de road movie en el oeste, un viaje iniciático que necesariamente les va a llevar a contactar con el bandido, un Lee Marvin mayor y avejentado, probablemente ya alcoholizado sin remedio.
    La inocencia de los niños está muy bien retratada, cómo sudan y los nerviosos que se ponen al actuar, al asaltar el banco, por ejemplo. Matar a un vecino después de atracar un banco es una buena prueba de fuego. Un comienzo muy prometedor para la vida adulta. Después de ser detenidos y encarcelados en México son liberados por el bandido, y una vez puestos en libertad comienzan a desarrollar varios trabajos, poco edificantes. En el último encuentro con el bandido éste les propone trabajar para él. Son niños que están aprendiendo a ser hombres, ese es el mensaje de la película, que necesariamente tiene que salir mal. No puede salir bien.
  Me gusta mucho Fleischer, siempre me ha gustado. Un maestro, un artesano, alguien que es capaz de mirar de manera diferente, de contar historias con solo mirar a través de la cámara. Más de cuarenta películas en una carrera larga y llena de éxitos.

§ 2.139. Kinjite: prohibido en occidente (J. Lee Thomoson, 1989)

    Jo, qué malas son las películas de J. Lee. no tienen nada, y son todas iguales. Y me gusta J. Lee, tiene cosas realmente valiosas, pero supongo que llegó un momento en que lo más fácil era hacer siempre lo mismo, sobre todo si en taquilla funcionaba, y todo paree que era así, porque repetía, una y otra vez, la fórmula: policís viejo, honesto y asqueado de su trabajo policial sufre algún acontecimiento traumático que lograr desestabilizarle y convertirle en una especie de justiciero de la verdad y de la venganza. Pero no son escabrosas o sexualmente explícitas, nada de eso. Tampoco son rudas o violentas. Es una especie de subgénero que tuvo mucho éxito en su momento y que todavía lo tiene, siendo la máxima estrella del género Charles Bronson, en sus épocas más crepusculares.
    Es la última películas de J. Lee, que tiene cosas, como digo, que me parecen muy decentes: Los cañones de Navarone (1961), Taras Bulba (1962), Una llamada a las doce (1965), La sombre del zar amarillo (1969) y El oro de Mackenna (1969), estando en otra división: La rebelión de los simios (1973), El griego de oro (1978) y El Pasaje (1979). Las dos últimas son de ese tipo de películas que no son especialmente brillantes y, sin embargo, me gustan mucho, se dejan ver y pasas el rato un par de hora.
    Argumentos simples, pero que funcionan. Es un cine que no me gusta especialmente, pero seguro que tiene su público, y todavía deben seguirse viendo, porque se reeditan en DVD de manera constante.

domingo, 29 de noviembre de 2020

§ 2.138. Ausencia de malicia (Sydney Pollack, 1981)

  La vi hace muchísimos años, y la recuerdo vagamente. La tenia en VHS y ahora la he comprado en DVD, en ese proyecto que tengo de sustituir las cintas antiguas grabadas por DVDs.
   Una crítica brutal al periodismo y a los conexiones con la policía, los políticos, el poder. Una joven periodista, ambiciosa y con conexiones con el FBI deja que le filtren una información de dudosa credibilidad sobre la imputación del hijo de un mafioso en la desaparición (y probable muerte) de un líder sindical. No se comentan los motivos por los cuales los policías creen que el sujeto es quien ha ordenado su desaparición. No sólo es hijo de un mafioso, sino también el sobrino de otro. La policía no tiene nada. Por eso filtra que le están investigando a la prensa, que pica y publica que le están investigando. Nada es cierto, pero es lo de menos. Lo importante es mover el avispero para ver qué ocurre. Todo parece indicar que el sujeto investigado es un honrado comerciante de licores al por mayor, importador y demás. No tiene, al menos que se aprecie, conexiones con la mafia. Simplemente el hijo de quien es.
    La clave del asunto es el título de la película: ausencia de malicia. Para demostrar que la prensa no ha cumplido fielmente sus deberes deontológicos debe acreditarse que había malicia en sus artículos. Es decir, lo único que evita la responsabilidad del periodista y el periódico es que exista "ausencia de malicia".
  Paul Newman, y Sally Field, acompañados de Melinda Dillon, Bob Balaban, Wilford Brimley, Barry Primus, Luther Adler.
  Director para mi antes idolatrado, ahora ya no tanto. Después de los Walsh, Wise, Tournier, Fleischer, Aldrich, etc., los que llamo clase media Pollack queda en un segundo plano.

sábado, 28 de noviembre de 2020

§ 2.137. Viento en las velas (Alexander Mackendrick, 1965)

    Un director del que he visto pocas películas porque pocas películas tiene, sólo once. Son realmente pocas y además no parece que su poco prolífica carrera tenga algo que ver con su calidad: todas son muy buenas. Desde luego Chantaje en Broadway es una auténtica maravilla, y por lo que veo en Filmaffinity las notas siempre son muy brillantes, todas ellas además. Un perfeccionista del cine, que aprendió el oficio con Rossellini en Roma, ciudad abierta y que fue despedido de alguna película por la meticulosidad de sus proyectos. Refugiado a veces en la televisión y finalmente en la docencia en una universidad americana. Era Bostoniano pero trabajo también en Inglaterra, donde falleció.
    Una película de aventuras de las de toda la vida. Niños, piratas del mar, inocencia y crueldad. Buena mezcla. Excelente cinta, aunque a veces los niños no actúan demasiado bien, son poco expresivos, muy planos. Aunque, la verdad, al lado de Anthony Quinn cualquiera queda diluido. En realidad cualquiera queda diluido.

§ 2.136. La resistencia de los muertos (George A Romero, 2009)

Exprimir el cáliz hasta las heces. Esto es lo que es esta película, mala, mala, mala...
La saga se compone de: 
        - La noche de los muertos vivientes (1968)
        - Zombi (1978)
        - El día de los muertos (1985)
        - La tierra de los muertos vivientes (2005)
        - El diario de los muertos (2007)
        - La resistencia de los muertos (2009)
  Todas las películas de George A. Romero. La primera es una obra de arte, una película que marcó todo un canon, que ha tenido decenas de películas, series, documentales, sagas, merchandaising, en todos los idiomas, en todas las lenguas, en todos los países. 
  Ésta además es su última película, de una 18 ó 20 que tiene, contando algún documental, entre ellos uno dedicado a O. J. Simpson. Todas ellas de terror. Es un poco paródica. Él seguramente no quería que lo fuera, pero en algunos momentos queda absolutamente fuera de lugar. Una sobredosis de sangre, mordiscos y música atronadora que impone racionalizar cualquier discurso.
    La primera podía leerse en varias claves, incluso ahora en tiempos de Covid-19 podría verse como una alegoría del enclaustramiento, del confinamiento. Es cierto que el enfrentamiento entre las dos familias en la isla tiene algo de Big Country de William Wyler, pero más allá del virtuosismo de algunas imágenes no veo que tenga nada especial. Desde luego no me ha parecido tan buena como la primera, la original, que sigo considerándolas una obra de arte. A mi desde luego me pareció magnífica.

§ 2.135. Death Proof (Quentin Tarantino, 2007)

    La última de Tarantino que me quedaba por ver. Todas las demás tienen algo, esta también. La evocación de un género, el exploitation, que evoca a películas de ficción que se caracteriza por la presencia regular o explotación de temas relacionados con el comportamiento sexual humano, la violencia, las drogas y otros elementos que resaltan los intereses lascivos.
    El resultado es magnífico, aunque no es lo que más me ha gustado de él. Los cambios de guión, los giros emocionales, son brutales. La escena del choque de los coches es impresionante, estupendamente rodada.
    Llama la atención la insistencia del policía en seguirle la pista, porque intuye que el accidente no ha sido accidental, sino provocado, que el especialista de cine que interpreta Kurt Russell, tiene un complejo sexual, al satisfacer su pulsión únicamente con este tipo de violencia.
   Las dos partes claramente diferenciadas de la película bien pudieran evocar a las sesiones dobles de los cines de los sábados, o al tipo de formato en el que se enlataba este género de cine. Ese tipo de rememoranzas cinematográficas son muy suyas.
    Está bien la película, pero no es de las mejores suyas, o por mejor decir, no es de las que más me gustan. A Rodrigo, que las ha visto todas conmigo tampoco es la que más le ha gustado.

viernes, 27 de noviembre de 2020

§ 2.134. Dark Water (Walter Salles, 2005)

   No me gustan las películas de miedo. Pero esta tiene algo, la mezcla de nicho y terror siempre en sugestiva, funciona bien, provoca desasosiego e inquietud.
   Una madre divorciada con una niña se muda a New Jersey justo en el período en el que se está divorciando. 
   La casa nueva que ha alquilado tiene una mancha en el techo. Una mancha de agua sucia que se extienden en el techo, una gotera que parece que no es capaz de ser arreglada. El ascensor tiene también una mancha en el display del número 9, el botón del ascensor. Ruidos en el piso de arriba, movimiento de muebles, etc.
   Cosas raras empiezan a sucederse en la casa, como si estuvieran viva, sele agua sucia de las cañerías. Todo parece indicar que en el piso de arriba se ha desbordado el agua de la bañera, se ha roto alguna cañería, o algo similar. Ella sube arriba y aprecia que todo el piso está inundado de agua. Ve una foto del matrimonio con una niña. Es un piso habitado, con cortinas, etc. Según le dice el mantenedor del edificio lo que sucede es que los niños del edificio -del 3º y el 7º- se meten en el décimo, el que está encima suyo a trastear, hacer cosas, porretes, drogas, etc... Pero ella no ha visto a ningún niño en el edificio, entendía, porque así se lo había dicho el propietario, que no había niños en el edificio.
    La madre de la niña comienza a revivir su pasado, cuando su madre la abandonó. Lo sueños de la madre se entremezclan con la amiga imaginaria de su niña, que se llama Natacha, igual que el nombre de la niña del décimo piso abandonado. Culpa, remordimientos, soledad, abandono. Sentimientos encontrados y dispares que provocan desarreglos emocionales de importancia.
  El juego del miedo y el agua es interesante, que además sea sucia es perturbador. No es agua abierta, mares, ríos, lagos, es un agua interior, la que todos tenemos en casa, la que utilizamos para ducharnos, para beber...
  La madre empieza a tener desequilibrios importantes. La niña tiene un pequeño incidente en la escuela, relacionado con su amiga imaginaria. Ella llega tarde y la niña ha sido llevada a la escuela, pero ello se va a casa y allí se desquilibra totalmente. Comienza a tener alucinaciones sobre la niña del vecino de arriba, confundiendo ambas niñas. Perturbadora e inquietante.
   Es una remake de una película japonesa de 2002 de Hideo Nakata, director también desconocido para mi, como este, del que no he visto ninguna película.
    Veo este tipo de películas sin mucha atención. Cuando me concentro mucho en este tipo de historias de terror me sobreexcito demasiado, me sofoco, me llegan muy dentro, me hacen daño. Seguramente es lo que quiere la cinta, el director y el productor, pero a mi me alteran demasiado. 

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...