viernes, 20 de junio de 2025

§ 3.897. Fedra West (Joaquin Luís Romero Marchent, 1968)

 
Un guión previsible, aunque interesante. Con la gracia de ver al gran actor que fue Simón Andreu en un rol del oeste. No es exactamente un vaquero, sino  un señorito, el hijo de un terrateniente que llegado de estudiar fuera se encuentra enamorado de la segunda esposa de su padre. Una historia que bien podría tener varias vueltas y que es la adaptación del mito griego clásico. 
Es una trama que tiene algo más que ser del Oeste. Porque, del Oeste, en realidad, es sólo el ambiente, el contexto, el marco en el que se desarrollan las pasiones, conflictos y tensiones entre los vértices del triángulo amoroso y de tensión que se organiza.
Se deja ver, pero con matices. Gana la carga dramática de la historia, pero pierde la frescura de las livianas del Oeste de Marchent.
Los diálogos están pensados, y las escenas entre padre e hijo tienen potencia. El resto es un poco prescindible.
La copia que he visto se veía fatal. Mal de verdad, llena de grumos y manchas, aunque se oía perfectamente.

§ 3.896. La última señora Anderson (Eugenio Martín, 1971)

 
Una acercamiento al cine de suspense británico de toda la vida. Rodada en los exteriores de Londres, supongo que con personal británico, extras ingleses, decorados, escenarios, etc.
Los actores principales lo son: Carrol Baker, Michael Craig. A los que se les suma José Luís López Vázquez como inspector de policía de Scott Land Yard. No da mucho el pego, pero bueno. Es un actor consumado, capaz y brillante. No le pega porque sabes quién es, para el que le vea por primera vez puede ser que no detectase que no es británico.
Me ha gustado, pero se me ha hecho larga. Director todoterreno, capaz de obras verdaderamente interesantes, como Una vela para el diablo, Pánico en el transiberiano, o Una casa en la afueras, que creo que son sus tres mejores cosas.

§ 3.895. Nacida en el oeste (Budd Boetticher, 1959)

 
Una del Oeste, basica, de Boetticher, con un siempre atinado Randolph Scott y una guapísima Virginia Mayo.
Un tema más o menos de siempre. Colorida, bien narrada, estupendamente concretada y con los cánones, tópicos y clichés del género. No es de lo mejor de Boetticher, un director consumado experto en el Oeste y sus tramas. 
Lo bonito de las películas del Oeste es que... te las llegas a creer.
A esta película le falta un "malo malísimo" para funcionar, y quizá algo más de metraje. Parece un producto directamente dirigido a la segunda película de los cines de barrio, antes del éxito, que generalmente duraba más y era, más o menos, igual de buena o mala.

§ 3.894. El secreto inconfesable de un chico bien (Jorge Grau, 1976)

Pues no. No le salió bien a Grau. Un director de lo más interesante, con títulos verdaderamente potentes. Eran los años de la transición, de comedias ligeras, de cine sin pretensiones. Habían pasado los años duros y secos, y se imponía un cine más abierto, desenfadado, comercial. 
Los directores, entre ellos Grau, tenían que optar en continuar la fórmula de "Estudio 1", es decir, rodar historias trascendentes, con sentido, generalmente dramáticas, y sesudas, bien pensadas, espesas, o acudir a fórmulas más suaves, ligeras, quizá anodinas y menos trascendentes, pero que funcionaban mejor en taquilla, que interesaban más al público en general. Como es el caso. Pero no le salió. En absoluto. 
Pretende exponer un modelo de chico bien, lo que hoy sería un "nini" y sus problemas de adaptación a dos exigencias: las de un padre muy mayor enfrascado en su viudez y sus recuerdos, que vive enfrascado en una lucha permanente con la mujer del servicio y los amigos que viven la vida de manera desenfrenada y libre. Un caos mental para él, naturalmente.
Además, desde el punto de vista estilístico, acude a elipsis y sueños del protagonista que encajan mal en la dinámica expositiva.
Prescindible.

jueves, 19 de junio de 2025

§ 3.893. Exorcismo (Juan Bosch Palau, 1975)

 
Al calor de la moda impuesta por el éxito internacional (y sin precedentes) de la película de William Friedkin El exorcista (1973), la industria española no podía dejar pasar la ocasión de hacer una versión "celtibérica show".
El aliciente de Paul Naschy es, sin lugar a dudas, uno de sus valores. Me parece un genio. Como actor, como director, como creador, como cineasta. Alguien no suficientemente reconocido en España. Pasa mucho, no obstante, en este país, tan proclive a machacar a los que valen. Aristofobia lo llamaba Ortega y Gasset. 
La cinta reune todos los tópicos de la época: destape, fantasmagoría, algo de thriller, tensión, un punto de morbo y varias rubias de bote.
Me ha gustado. Me parece que dentro de las limitaciones esta bien rodada.

§ 3.892. Una extraña entre nosotros (Sidney Lumet, 1992)

 
Una película difícil de lograr. Interesante, con un cierto propósito pero nada sencilla de lograr. Intentar introducirse en los entresijos de una comunidad judía jasidica en Nueva York no es difícil. Me recuerda lo maravillosamente bien que escribía Isacc Babier Singer, un escritor verdaderamente maravilloso.
La lucha de perspectivas entre la joven y poco idealista policía, joven, guapa, brillante, poderosa y los judíos y sus costumbres es un buen campo para explorar contradicciones y sembrar escenas y  tramas muy cinematográficas. La riqueza discreta, las costumbres ancestrales, el seguimiento de un modo de vida cerrado y, por momentos, obtusos se enfrenta a un mundo cambiante, moderno, pragmático. 
Es interesante, pero tiene un gran error: el casting de actores. Melanie Griffith es una actriz limitadísima, con escasa capacidad de adaptación y nulas posibilidad de llevar a buen puerto este papel. El resto del reparto es de actores poco conocidos (para mi). James Gandolfini actúa en una película por primera vez.

miércoles, 18 de junio de 2025

§ 3.891. El 7º día (Carlos Saura, 2004)

 
Sucesos bien conocidos, especialmente por un extremeño, y singularmente por uno que estudió derecho, como es el que escribe, en aquellos momentos. El en aquel momento Fiscal Jefe de Extremadura, Jorge Sena, comentaba luego a los luíos de doctorado que el panorama en el pueblo era desolador, una auténtica carnicería, más propia del Far West que de un homicidio corriente y moliente. Unos hechos inconcebibles, inenarrables, de una España ancestral, de una sociedad primitiva, salvaje, pedestre, asilvestrada, por civilizar.
La cinta esta muy bien hecha, con un diseño de producción verdaderamente impecable. Aunque con alguna licencia de modernidad (los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 en la tele, cuando el suceso acaeció  en agosto de 1990).
La película da calor. Quema al verla. Es impresionante. Todo un logro. Sabe transmitir perfectamente el ambiente cerrado, opresivo, oclusivo, maligno, perverso, insano, tumefacto, podrido...
El odio entre las familias está muy bien narrado. Las consecuencias también, los tiroteos, la carnicería. 
Es curioso, el gran Saura comienza con La Caza y termina con esta cinta, parecidas sino que tienen la misma raíz, el mismo fonema. Algo más que coincidencia.

$ 3.932. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)