lunes, 16 de diciembre de 2024

§ 3.616. La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968)

Hace más de veinte años que la vila primera vez. Creo que esta es la tercera, quizá la cuarta áque la veo. Todo un mito del cine. Un clásico, y una película de culto. Barata, bien hecha, seria, trascendente, con más cosas que decir que lo que dice. Todo un mito. Me encanta. Me parece una obra de arte. 
El blanco y negro ya te sitúa en un escenario singular, mitificado. Sabes, a los cinco minutos, que vas a ver algo verdaderamente grande, interesante. Parece  Inglaterra, con su campiña, sus árboles verdes, sus hojas en el invierno cubriendo el suelo.
Sin explicaciones empiezan a ocurrir cosas, lúgubres, macabras, incomprensibles. El miedo a lo incomprendido es lo que lo transforma en terror. No se trata tanto de mal, que también, sino del desconocimiento.
Hay algo de malvado en todos nosotros, solo que lo desconocemos. Por eso las personas buenas son las que se conocen a sí mismas. Ser bueno es, precisamente, conocerse a uno mismo. 
No recordaba que la música fuera tan preeminente. Es de un tal Scott Vladimir Licina, para mi un absoluto desconocido. Es eficaz y resultona. Algo estridente quizá. 
Me gustan los cambios de perspectiva que adoptaría cámara a ras de suelo y en el plano siguiente un picado, lo que facilita la sensación de confusión.
También impone dicho estado la ausencia de diálogos. Son escasos, intrascendentes y nunca enfocados a averiguar qué ocurre. Simplemente ocurre. Sin más. Pareciera que los protagonistas saben de qué va la cosa. La evitan y la combaten, pero la conocían. Es como si se tratase de algo manejable que, simplemente, se ha ido de las manos.
Los aspectos técnicos me parecen novedosos. Que los actores no sean especialmente conocidos todo un acierto, que sea en blanco y negro aporta textura, clasicismo y perspectiva.
Es una gran película, que no sólo creo un género sino que, además, fue baratísima y generó muchísimos dividendos. Todo un clásico, todo un canon.

domingo, 15 de diciembre de 2024

§ 3.615. Te doy mis ojos (Iciar Bollain, 2003)

Durísimo retrato de una realidad desgraciadamente muchas veces acaecida. Adquirió la película una cierta fama, totalmente merecida porque la cinta, más allá de la oportunidad, de la dureza de la realidad que muestra y de todo lo que le acompaña es una película extraordinaria. Bien rodada, con un guión verdaderamente eficaz, y unas interpretaciones verdaderamente extraordinarias.
Lo de Luis Tosar es un escándalo. Qué actor, qué viveza, qué intensidad, qué pedazo de actuación se cuadra. Es un actor de una pieza, a la altura de los muy buenos españoles, y capaz de dar el salto cuando se lo propusiera a otros cines, especialmente el americano. La chica es Laia Marull, que también hace una magnífica interpretación, sentida, serena, recogida y sobrecogedora por momentos.  Muy sentida.
Candela Peña también muy bien, jugando de complemento y jugando muy bien. Se acompañan de Rosa María Sardá, Sergi Calleja y la siempre muy atractiva Kiti Mánver.
Más allá, insisto, de su oportunidad o de el juego que pueda haber dado, es una extraordinaria película.
Muestra a la perfección los fracasos vitales, las frustraciones, la realidad de una violencia que empieza siendo sorda y acaba siendo clamorosamente campanuda.
Es durísima. Durísima de verdad. No sé si voy a poder dormir esta noche, la verdad. No es una película para ver de noche. Salvajemente dura. Marca todos los aspectos de la violencia machista a la perfección. El acoso inicial, el arrepentimiento a medias, los celos patológicos, el resquemor con la vida que "pagas" con tu mujer...
Interesante es el tratamiento del psicólogo, cómo intenta llevar a cabo la terapia. 
Siempre he creído eu la violencia machista tiene más de poder y de dominio que de sexo o afectos desordenados. El maltratado no quiere maltratar por maltratar, quiere maltratar para mandar, para sentirse superior, para dominar, para domeñar, para infundir poder, para hacerlos visible, para provocar miedo y terror a la persona maltratada. La humillación es el camino hacia el dominio. Por eso no soportan a las personas que se rebelen, que no se muestras sumisas. 

§ 3.614. Tenemos 18 años (Jesus Franco, 1959)

Primera película de Franco. Y es una auténtica "españolada" de la época. Lo que demandaba el marcado, supongo. 
No se pueden apreciar las características de su cine con esta obra. Es una comedia de situación 'española', basada en el absurdo, en la inocencia de la gente, en los 'listos' que engañan a los que carecen de mundo. Pero desde la perspectiva absurda, siempre desde el engaño, desde el sufrimiento  del otro, en este caso dos mujeres que quieren viajar y han sido engañadas por su primo.
Subrealismo, un punto de cine fantástico, comedia... no sabes muy bien qué estas viendo. Quizá esa sea su gracia, pero eso es precisamente lo que a mi me ha descolocado. Una singular 'road movie' a la española que tiene el mérito de adaptar las peculiaridades del genero a la idiosincrasia de las películas que en ese momento se hacían en España.
Aunque he leído críticas buenas de la cinta, no estupendas ni maravillosas, pero sí interesantes y buenas, no me ha gustado especialmente. Creo que la gente que la valora lo hace más por cariño, por afecto y por consideración que por valía de la cinta. No es que sea mala de solemnidad, simplemente es que es mala. Sobrevivir en la industria del cine después de esta obra tiene su verdadero mérito. Se la ve artesanal, delicada, hecha con intensidad y dedicación. Pero no me ha impactado demasiado.

§ 3.613. La zona muerta (David Cronenberg, 1983)

 

Una película basada en un relato de Stephen King necesariamente tiene que ser entretenida, por mala que sea la adaptación. Si el director es solvente, como es el caso, el éxito está más o menos asegurado. Y tengo a esta cinta como un gran éxito de público y crítica. La tengo yo. Es una creencia, no es una certidumbre, porque no he leído nada al respecto. Simplemente me acuerdo de los años en que estaba en boga -se proyectaba en el cine, se alquilaba en videoclub, se hablaba de ella- y la recuerdo como una película célebre.
Esta bien narrada, la música juega un papel importante, trascendente, casi protagonista. 
Un relato sobre presupuestos inverosímiles, como todas las fantásticas y de misterio, que se ejecuta con naturalidad en el discurso cinematográfico. 
La sucesión de acontecimientos es rápida, acontecen cosas sin solución de continuidad. La transformación del protagonista es interesante. Parece más bueno al principio para ir acartonándose y encambronándose con el paso del metraje. Asume el protagonismo de las tragedias de los demás como si fueran propias.
Siempre he creído que Christopher Walken no es un buen actor. Tiene su gracia y ha funcionado en muchas películas. Quizá sea una excelente persona, por supuesto, pero siempre que le veo no consigo apreciar que dé la talla definitivamente.
Tom Skerritt (de policía, cómo no), Martin Sheen, y Herbert Lom en sus papeles. Ortodoxos, bien plantados, sinceros, correctos, en sus roles, sin comerse el personajes ni ser comidos por ellos, en un equilibrio razonable, especialmente Lom como médico. 
La chica es Brooke Adams, una cara que se llevaba en os ochenta y noventa. Y también participa Anthony Zerbe, que siempre hace policía.
El juego de los poderes adivinatorios siempre es sugestivo. Y funciona, tanto en el papel como en el cinematógrafo. Pero debes saber cómo hacerlo. Y aunque no está del todo mal la película, no termina de estar bien resuelta la trama. Hay atajos de guión, cosas que no sean explicado, y, sobre todo, no se sabe muy bien por qué tiene las visiones retrospectivas. Si es la fuerza o la energía de las cosas, una especie de  intuición cartesiana, una singular visión religiosa. No se sabe qué es, y aunque tiene su aquel saberlo y el juego está en saberlo, lo cierto es que no está del todo bien resuelto.

sábado, 14 de diciembre de 2024

§ 3.612. El caso de las dos bellezas (Jesús Franco, 1968)

 

No es ni siquiera de las 'mediobuenas' de Franco. Tiene sus elementos característicos: chicas guapas, siempre la música es de jazz, algo de modo y de desnudos, una pretendida sofisticación y una exponenciación de la liberación sexual de las mujeres, del deseo, de la libertad en ese ámbito. En vez de elementos vampíricos hay crímenes sin explicar cuya resolución policial se encarga a una chica enmascarada. Por momentos pretende subrayar los elementos grotescos, a veces en tono de comedia ligera casi cómica. No es su tono. El suyo es el 'fantaterror' clásico con elementos morbosos y sexuales. Cuando se aparta de ese escenario no da con la tecla. 
Por supuesto esta película no pertenece al género infame de desnudos fantasmales de su musa Lina Romay que parecen hechos en serie y sin ninguna dedicación, complicidad o sentido. Esa época, la más numerosa de su filmografía, desde el 1975 al 2000, más o menos, reiteró una y otra vez la misma fórmula sin sentido. Más allá del 2000  es para los verdaderamente muy fan de él mismo, de su filmografía por su filmografía.
Me han gustado los decorados, la belleza de las chicas evidentemente y ese todo ligero que permite que la película puede verse sin demasiadas pretensiones.
No es exactamente para los muy fans, pero tienes que entender la filmografía de Franco para que te guste. 
Si tengo claro que Franco era un gran cinéfilo. Sin ser exactamente una copias evidente que está incluida por "El fotógrafo del pánico" (Michael Powell, 1960).

viernes, 13 de diciembre de 2024

§ 3.611. The Warriors (Los amos de la noche) (Walter Hill, 1979)

Una vacilada de película. Tribus urbanas en su máximo apogeo, una estética absolutamente rompedora, maximalista, imponente. Una película que la tengo por ser de culto, por marcar tendencia, por ser seguida, no tanto en su momento, sino después, reivindicada más tarde, años más tarde, todavía ahora.
El metro como elemento vertebrado del submundo, la diferencia de tribus como elemento identitario de la diferencia y del combate, la unión contra el poder como mensaje mesiánico, al represión del poderoso frente al disidente.
Es una fábula del poder, de la rebelión, de la revolución, de la realidad frente a la utopía. 
Submundo, lealtad, la afirmación de los valores propios frente a la facilidad de transgredir las propias convicciones. El camino difícil frente al de siempre. 
¿Quién es el beneficiado por la muerte del líder político que podrían haber unido a las tribus frente al poder establecido? El poder establecido. No hay más preguntas. Una historia de poder, pero contada de manera diferente.
Me ha parecido una genialidad.



§ 3.610. Collateral (Michael Mann, 2004)



$ 3.932. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)