domingo, 27 de octubre de 2024

§ 3.553. La primera dama (Frank Borzage, 1946)

 

Pues me ha gustado, me parece una obra inteligente, delicada y probablemente fiel a la realidad. Los entresijos del poder, especialmente las cuestiones de cotilleos, chismes y dimes y diretes seguro que pesan en la política de EE.UU. lo mismo que en cualquier otro país. El dominio de esas emociones primarias y el control sobre la influencia en los demás es la base de la historia. El aprendizaje de esas circunstancias es intuitivo, pero en su sabiduría está gran parte del éxito social.
Y de eso va la película, de la vida de Dolly Payne Madison, esposa del cuarto presidente del EE.UU. Cortesana en un país carente de corte, intrigante pero en fino, casquivana sin ser vulgar. Probablemente más correveidile y salsera de lo que la película nos muestra.
El reparto se argumenta en la trilogía siguiente: Ginger Rogers, guapa entre las guapas, David Niven, galante con apostura, con determinación y seguridad y un sorprendente Burgess Meredith, que no sólo es el entrenador de Rocky. Un hombre con una carrera mucho más larga y prolífica de lo que en un principio pudiera parecer.
Es un tipo de historia que sólo puede contar un director con clase y estilo. Seguramente podría haberla filmado King Vidor, o Frank Capra, también George Cukor, o Mankiewicz. Por supuesto Wyler, pero no Bilder, también Ford, claro. Pero no los más modernos: Wellman, Fleisher, Zineman, Coppola, ni los "alemanes": Lang, Preminger, Siodmak, etc.
El trabajo de producción es el valor añadido de la cinta. Completo, serio, seguramente muy documentado. Muy valioso.

§ 3.552. Pistoleros de Arizona (Antonio Balcázar, 1965)

 

Una de tantas, de la factoría Balcázar. Un hermano productor, y dos hermanas directores, Jaime Jesús (del que he visto Cuatro dólares de venganza [1968]) y ésta de Antonio.
Una Spaghetti Western sin más. Vulgar y corriente, de esos de pasar la tarde sábado en doble sesión. 
Una hora y cuarto, justo la primera de esa doble sesión. Reúne todos los tópicos en ochenta minutos: jugadores de póquer de ventaja, ladrones de poca monta, rancheros sin escrúpulos que se apoderan de los ranchos de los vecinos con prácticas matinales, una chica guapa, un amigo mexicano, algo de fortuna en las peleas, disparos en duelos inverosímiles, y la sensación de estar viendo algo conocido.
Normal y corriente, sin nada particular.











§ 3.551. Furia salvaje (Jacques Tourneur, 1959)

 

Un Western de frontera, de esas de 'ingleses' al comienzo de la emancipación de Inglaterra.  Al parecer es un montaje de tres episodios de una serie que rodó Tourneur: Paso del Noroeste, con el objetivo de que se estrenase en Europa como película. 
Con el mismo título viuda cinta de King Vidor de 1940, que no me gustó demasiado.
Está bien rodada, en espacios naturales abiertos, y con tino y determinación, pero no es un gran Western. 
El personaje de la chica indica no hay por dónde cogerlo,  Y que el indio se llamase Lobo Negro es, cuando menos, poco imaginativo.
Los franceses quedan a la altura del betún. Supongo que tendrá un trasfondos histórico más o menos verosímil, pero llama la atención el desprecio hacia ellos por parte de los nuevos colonizadores.

§ 3.550. Como perros salvajes (Paul Schrader, 2016)

 

Otro desvarío de Schrader, esta vez completamente descocado, lisérgico, neurótico, fabulosamente desquiciado... pero sin gracia.
El como es de comer, no de admiración. Por eso es "como" y no "cómo". No le he cogido la gracia, pero se deja ver.
No sé qué estaba pensado el director para filmar esta cinta, pero esto solo lo puede rodar con gracia un director bien consolidado y, a la vez, valiente. Sincero y valiente. Quizá más arrojado que veraz.

sábado, 26 de octubre de 2024

§ 3.549. Al otro lado del espejo (Jesús Franco, 1973)

 

Pues insisto en una idea, Franco en algún momento perdió el rumbo y se convirtió en un cineasta vulgar. Pero las ideas que tenía al comienzo, sus primeros años, son sugestivas, interesantes, algo impostas y quizá muy copiadas de otros, pero ejecuta correctamente lo que piensa y sumerge al espectador en la película.
Aquí estamos ante un buen ejemplo de ello. Una buena idea, simple pero correcta, un desarrollo interesante, con un guión bien trazado, espacios abiertos -literalmente te pasea por Madeira-, una música exquisita -a veces un poco de piano bar, otras buen jazz (hay un par de solos de trompeta de lo más creativo)- a cargo de Adolfo Waitzman, una actriz de lo mejorcito de la época, Emma Cohen (algo artificial cuando toca el piano) y una duración contenida. No necesitas mucho más para montar una película. Sobre todo si tienes la facilidad que tenía Franco.
Peor esta es de las mejores de él. Nada sustos, vampiras, tetas o sueños lisérgicos.
Es cierto que tiene un aire a Una historia inmortal (Orson Welles, 1968) estrenada cinco años antes. En vez de Macao, Madeira. En vez de buscar una leyenda, perpetrar una venganza contra el mundo. Pero el ambiente es similar, la búsqueda e algo que no se ve a primera vista e incluso el color también lo son.
El chico es Philippe Lemaire, para mi un desconocido. El padre de la chica es Howard Vernon, un clásico en las películas del oeste, un secundario de esos de estudio que tuvo una carrera larga y prolífica.

§ 3.548. One Eyed King (Robert Moresco, 2001)


No sé qué diferencia una película de 7 u 8 de una de 9 o 10. Seguramente el gusto personal, los actores, la trama, los diálogos, no sé. Tampoco sé que distingue una cinta de 4 de otra de 6, también seguramente el gusto personal, la atención, el momento, la trama o sencillamente las circunstancias en las que ves la cinta.
Pero sí sé distinguir una buena película de una mala. Y esta es de las segundas. No es infame, no es despreciable, no es de lo peor que he visto en los últimos tiempos, pero no es una buena película.  
Tiene buen propósito, la trama es interesante, en la estela de las películas mafias de los años ochenta y noventa. Buena banda sonora, amor salvaje, algo de venganza y el canto del cine de una amistad recuperada que nunca fue tan bonita como el recuerdo que se tiene de ella.
Pero a medida que avanza pierde fuerza y vigor. Recurre a tópicos muy manidos, que a veces funcionan y otras, como en esta película, no.

jueves, 24 de octubre de 2024

§ 3.547. Susana (Demonio y carne) (Luis Buñuel, 1951)

 

Una película distinta, onírica, angustiosa, malvada, malsana, retorcida, putrefacta, deprimente y colosal. Un ensayo sobre la locura, la ambición, la codicia, el pecado, la redención y el sexo. 
Las pasiones desatadas forman parte del inconsciente de cada uno, pero la espoleta que lo dispara a veces genera efectos indeseados, consecuencias secundarias, pecados existenciales, vitales y personales que trastocan la vida propia y la de los que rodean al afectado.
Hay tarros de las esencias que es mejor no destapar. 
La presentación del diablo es magnífica. Mejor dicho, de la diabla, en femenino.
Me gusta de Buñuel la jueza animal de sus personajes, la idiosincrasia tan marcada en los roles específicos de cada uno de los personajes. Es, en este sentido, un director clásico en cuando a los personajes. Hay buenos, malos, tontos, listos. Y se aprecia en cada momento. 
Sin embargo, no es un director ortodoxo en cuanto al tratamiento, los claro oscuros subrayan estados emocionales de los personajes, y los temas son duros y secos, abruptos y tremendamente pasionales. 
La vida es así, podría decirse.

§ 3.900. Tres días de noviembre (León Klimovsky, 1977)

  El penúltimo Klimovsky, un gialo patrio en un sanatorio a cuyo mando se encuentra un sofisticado y salvaje doctor encargado de realizar ex...