viernes, 24 de mayo de 2024

§ 3.408. Detective privado (Michael Winner, 1978)

 
No es, obviamente, la versión de El sueño eterno (Howard Hawks, 1946) pero no está nada mal. Un reparto de absoluto escándalo: Robert Mitchum, Sarah Miles, Richard Boone, Candy Clark, Joan Collins, Edward Fox, John Mills, James Stewart, Oliver Reed, Harry Andrews, Colin Blakely y Richard Todd. No todas las estrellas intervienen en toda la película. Concentran el metraje en una o dos escenas que les lleva uno o dos días y así pueden figurar como grandes estrellas pero sin que el coste sea desproporcionado. Joan Collins, por ejemplo, sólo aparece en dos escenas, la de la librería que en la original hace una guapísima, pero guapa de verdad, Dorothy Malone, que no llevan más de un minuto cada una, si acaso. Edward Fox rodó sus planos en no más de media hora.
Por momentos los diálogos son absolutamente idénticos, y también sigue escena por escena el desarrollo de la original. Con matices, claro, no es exactamente una copia escena por escena, como se ha hecho con algunas películas clásicas (recuerdo una copia de Psicosis, pero olvidé quién la dirigió).
Qué presencia la de Mitchum, qué empaque, qué determinación... 
Me ha gustado, pero no es aquella. Lo que sí creo es que esta es menos "liosa" que la original, en la que hay un momento en que está confuso con el guión, las idas y venidas de los personajes, etc. Esta es más 'plana', más sencilla, pero también es meritoria. 

§ 3.407. Asfixia (Clark Gregg, 2008)

 

Transgresora, rompedora, diferente, innovadora, colorida, mala... No me van este tipo de películas. Entiendo que tienen su público, pero no son para mi. Una estructura nada convencional, con un formato estético singular -no diré que extraña, pero sí peculiar-, un guión que cuenta una historia extrañamente diferente y unos actores sencillos que hacen lo que pueden con una historia que no lleva a ninguna parte.
No me ha gustado. Pero seguro que tiene su público, y que éste es fiel a este tipo de cintas. La veo más tributaría de Godard que de Ford, por decirlo claramente, aunque no tiene ni la calidad estética ni el tono dramático y trascendente de algunas películas de ese movimiento.
El novelista, al parecer, es famoso por ser el mismo autor que la novela que sirvió para el guión de El club de la lucha (David Fincher, 1999). 

miércoles, 22 de mayo de 2024

§ 3.406. Fríamente... sin motivos personales (Michael Winner, 1972)

 

No sé. Después de Los últimos juegos prohididos me animé con Winner, que creo que pueden tener cosas, pero la sensación que tengo es que su tiempo pasó, que sus películas se comprenden y aprecian en un momento y lugar muy concreto, esa América depauperada de finales de los setenta (aunque ésta de principios) que no había superado todavía el trauma de Vietnam y que necesitaba un nuevo rumbo en su vida y también en su cine. 
La película tiene su gracia, y por momentos interesa, pero tiene demasiado metraje y no consigue que entres de verdad en la historia de la colaboración del asesino veterano con el joven. 
Interesante, sin más. Y a medida que avanza encuentra su lugar en esas que parecen todas iguales. 

domingo, 19 de mayo de 2024

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

 

Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad. 
Vista con perspectiva se ha quedado un poco antigua.
Muy amanerada, algo acartonada. Incluso los actores no están tan expresivos como en una película. Alfredo Landa está hasta vulgar. Un personaje que hace de sí mismo pero que refleja un tipo de hombre no sólo que ya no se lleva, sino que probablemente nunca se ha llevado. Varonil pero rústico, escaso de palabra y firme de convicciones.
Concha Cuetos está espléndida, pérfida, ambiciosa, malvada, cruel... Carlos Larrañaga también está muy bien. Y Eduardo Fajardo, haciendo de un playboy español cincuentón pero con fondo y solemnidad. Emma Suárez, Nadiuska... Fernando Hilbeck, Walter Vidarte.
La serie es imperfecta, pero tiene un encanto especial. Interesante por la temática y bien desarrollada. 13 capítulos en una sola temporada. Cortito y al pie.
Me ha encantado.

3.404. El Hombre que mira (Tinto Brass, 1994)

Una más de brass. No tiene esa facilidad para contar historias que se le aprecia en otros momentos, en otras películas. Ese ambiente nazi y depravado tan cercano, al menos en lo estético, o al menos así me lo parece a mi, a Visconti y toda la potencia de su La caída de los dioses (1969).
Tampoco tiene la gracia de esas otras cintas que ha hecho sobre la Italia de los sesenta y ese erotismo campestre y rural de mujeres italianas metidas en kilos pero bellísimas...
Esta es, sin más, una película erótica semi pornográfica. No tiene ni una gracia ni la otra. Realmente me ha aburrido bastante.
Me parece una película fallida. Los muy fan del género quizá no la consideran así, pero no es de las mejores de Brass. Es de las peores.
Hay una marca en Brass que se repite siempre, un plano de una cama que ocupa toda la pantalla, a media altura, con la cama hecha y un cabecero bonito y  colorido.

sábado, 18 de mayo de 2024

§ 3.403. La seducción (Fernando Di Leo, 1973)

Un director al que le tengo por un maestro del cine europeo de acción. Una película de "Seducción" no parece el mejor escenario para manejar una historia sexual. Pero no hay que tener prejuicios.
Al final queda en una bobada. Y, por momentos, en una historia casi ridícula. No he entrado en ella en ningún momento. No forma parte de las cintas de erotismo naif de Tinto Brass, por ejemplo, ni de las casi ridículas de es cine erótico italiano de los setenta. Obviamente, me parece más guapa la madre que la hija. 
Ligeramente amanerada, algo barroca y por momento recargada, no llega a la emoción que pretende transmitir. 
Entiendo la turbación del protagonista, pero en cuestiones de sexo soy bastante convencional, casi aburrido.
No es el tipo de película que creía que rodaría Di Leo, un verdadero maestro en películas policíacas, o de cine negro, como gusta decir en EE.UU.

§ 3.402. Laura, las sombras del verano (David Hamilton, 1979)

 

Bueno. Pues no me ha sorprendido. Era lo que esperaba. Pero no me ha gustado. Esa glorificación de las niñas tan pequeñas, rozando lo prohibido (no delictual, no quiero decir eso) me parece una impropia temática para una película. Lolita, de Navokov era otra cosa. E incluso el tratamiento de Kubrick era bastante respetuoso e incluso estáticamente dist anciado del morbo. Sin embargo aquí se glorifica la pubertad y se la convierte en  objeto de deseo. Sin rubor, sin límites, sin descaro. Y no hay desnudos, ni escenas altamente eróticas, mucho menos sexuales. Pero el fondo del asunto es más turbio, más oscuro, menos limpio. 
Hay películas abiertamente de sexo, qué se yo, cualquiera de Tinto Brass, que son menos perturbadoras que esta.
No sé si ahora, con estos tiempos de corrección política, esta tipo de cintas funcionaría tan bien.
No me motiva nada. No me parece ni siquiera interesante. Solamente tiene algo de interés por ver a Maud Adams, una de las 'chicas bond' más guapas de la serie.

§ 3.901. La trampa (M. Night Shyamalan, 2024)

El director pretende algo difícil, difícil de verdad, entroncar una persecución policial dentro de un estadio donde se está celebrando un co...