jueves, 8 de febrero de 2024

§ 3.293. Beeman, el magnífico (Brian De Palma, 1972)

 

Una de las primeras de De Palma, experimentales todavía, poco maduras y sin una gran aportación personal. Escoradas hacia la comedia y la sátira, la farsa y el humor absurdo, llenas de gag, de golpes de efectos en los que se mezclan imágenes con sonidos, en donde las tramas son difíciles de imaginar. Tramas locas, más allá de las comedias de situación. Es un paso más evolucionado que las simples tramas de risas, de situaciones difíciles o comprometidas. En esta en concreto el absurdo es lo que gobierna la comicidad de la historia, pero no consigo reírme con ninguno de los gag. 
La continuidad de la trama es más que dudosa, las implicaciones emocionales del personaje a veces aparecen y otra no. No se explica bien por qué quiere abandonar la vida rutinaria a la que está sometido. Cuál sea la razón por la que quiere convertirse en mago tampoco queda claro. 
La cinta no tiene comicidad, no tiene un propósito definido, ni  desarrolla un mensaje propio. Me parece un experimento con un resultado más que deficiente. Aparecen motivaciones y circunstancias delirantes: un afinador de pianos, la carta de dimisión, la pulsión sexual desenfrenada de ella, la búsqueda de hotel...
Un delirio tras otro. No me ha gustado nada. 

miércoles, 7 de febrero de 2024

§ 3.292. Los inconquistables (Cecil B. DeMille, 1947)

Un clasicazo del cine de todos los tiempos. De un Director mítico en la industria, en la influencia posterior, en todo el cine de aventuras, en el clásico, en todo el cine. Me gusta mucho todo lo que he visto de él. 
La presencia de Gary Cooper es impresionante. Llena toda la pantalla. Hace pequeña a Paulette Goddart, que no era una actriz menor. Los secundarios son extraordinarios: Boris Karloff, Cecil Kellaway, Ward Bond, Howard Da Silva y Mike Mazurki.
Un color magnífico, unos encuadres y unos planos ortodoxos y un desarrollo magnífico. Un canon de las películas de aventuras. Tiene ese punto sentimental que suaviza la trama bélica, y la tensión de las aventuras.
Tiene algo de Raoul Walsh, algo de Tournier, algo de Mann, algo de Capra, algo de un cine de toda la vida. Algo inconmensurable, algo inasible, un ambiente tremendamente bien logrado, un guión camina y avanza suave pero firmemente. Da gusto ver este tipo de películas. No puedo entender la nota con la que la califican en las plataformas. Me parece sorprendente. En filmaffinity tiene un 7; en Letterboxd un 6.6, y en IMDb un 6.8. No entiendo muy bien cuál es la razón. Probablemente en las plataformas se valoran más las novedades, las películas actuales. Y lo entiendo. 
En cualquier caso, me parece muy buena. Tremenda, visualmente muy apetecible y extraordinariamente bien desarrollada. Planteamiento clásico, ortodoxia cinematográfica y conclusión estupenda. Me ha encantado.

martes, 6 de febrero de 2024

§ 3.291. Salomón y la reina de Saba (King Vidor, 1959)

 

Última película del absolutamente genial director King Vidor. Un grande, un grande verdad. Autor de una decena larga de obras maestras del cine, entre las que se encuentra una de mis películas favoritas, El Manantial (1949).
Una macroproducción en la que brillan tres estrellas: Yul Brynner (con pelo), Gina Lollobrigida (tan guapa como siempre) y George Sanders (ya algo mayor y cansado de vivir, aunque viviría más de diez años más). También interviene Marisa Pavan, gran actriz, muy reconocible, un modelo fino de mujer que contrata con el modelo de diosas italianas de mucho pecho, caderas poderosas y boca esférica que era capaz de succionar toda la virilidad de cualquier hombre con pupilas dilatadas.
El relato bíblico convertido el película tiene su mérito. Sirve de excusa para organizar toda la capacidad artística del Hollywood clásico que se negaba a extinguirse. Qué grande fue el cine. Porque en los sesenta la industria ya hizo otras cosas. Maravillosas cosas, pero otras.
El atrezo, los trajes, los caballos, las batallas, incluso el cartón piedra se ven con una mirada indulgente en este tipo de películas. 
El ritmo, la cadencia, la sensualidad de la vida cotidiana, el desarrollo de la vida ordinaria, la fuerza de la naturalidad. Todo encaja en la obra. Todo se muestra con esa cierta impostura tan propia del cine clásico, pero el desarrollo de los planos confirman la gran obra que es. 
Me ha gustado mucho, pero en mi juicio estoy condicionado por dos circunstancias. Me encanta Vidor, y me encantan las películas de cine clásico.

lunes, 5 de febrero de 2024

§ 3.290. Pampa salvaje (Hugo Fregonese, 1966)

Pues parecía prometedora, pero no se corresponde con la realidad. No es que no sea buena, que no lo es, es que realmente es muy deficiente. Para empezar, la copia del DVD se ve alargada, como si se hubiera rodado en cinemascope y en la adaptación sistema video se hubiera ensanchado, produciendo unos planos raros, difíciles de ver, sobre todo en el enfoque cercano de personas, no tanto en la filmación de espacios abiertos.
El guion, sin embargo, es solvente, mantiene el interés como película de aventuras, y no le aprecio defectos o errores. El vestuario, por otra parte, parece muy cuidado, así como el resto del atrezo -el fuerte, los caballos, las armas, etc.-, dándole una credibilidad intensa. Según he leído el director de producción es Gil Parrondo, toda una garantía de calidad. Los escenarios naturales podrían haberse rodado en España perfectamente. Paisajes áridos pero no desérticos.
Una de las últimos películas del director y también una de las últimas de Robert Taylor. Algo desnaturalizado en el papel, porque se presume que el oficial es un hombre de acción y no parece que Taylor tuviera empaque, ni edad, para esos menesteres. Remake de la primera película del director, Pampa bárbara de 1945. 
Tiene una similitud temática con Caravana de mujeres (William A. Wellman, 1951), aunque aquí el argumento es menos respetuoso que en la obra maestra americana. La necesidad de mujeres aquí no es para repoblar una comunidad, o encontrar pareja. Es más primaria, pedestre y animal. Y no funciona del todo bien. La ropa de las mujeres es totalmente impropia e inadecuada para la pretensión que manejan.
Se deja ver, pero no es una gran obra. He visto cosas de Fregonese mejores.

domingo, 4 de febrero de 2024

§ 3.289. Poncio Pilatos (Gian Paolo Callegari, 1962)

Interesante peplum. Más que interesante. Me parece una gran película, muy del estilo de la época, los años sesenta, tiempo de este tipo de producciones, a caballo entre los temas bíblicos y las aventuras. 
El director es para mi absolutamente desconocido. Un italiano más de una industria en expansión absoluta en aquellos años. 
La dirección también se atribuye a Irving Rapper, director de una película que me encantó, La extraña pasajera, de 1942.
Está bien narrada, tiene pulso, aporta la visión del propio Pilatos -ese es su valor- conformando un retrato interesante y sugestivo. 
Mucho exterior (de cartón piedra, claro), escenarios mil veces vistos en mil películas, gran cantidad de extras, un guión muy trabajado dan un resultado interesante y eficaz.

§ 3.288. Historia de una traición (José Antonio Nieves Conde, 1971)

El planteamiento inicial es interesante. Bello incluso. Imágenes preciosas de un mar embravecido, casas en la playa y chicos y chicas guapos. El relato no se sabe a dónde camina. Se aprecia, desde el primer momento, que estamos en presencia de un drama. Los actores son el discutido Stephen Boyd, Maria Mell, el grandísimo Fernando Rey, el siempre presente en películas de aquella época Simón Andreu, y la guapa Sylva Koscina, que aporta esa guapura del este, caras rígidas, duras, pieles estiradas, ojos abiertos y rasgados. 
Me gustan las casas de aquellas época. Son poderosas y estales. Fuertes y con determinación, ladrillo visto, piedra, solvencia y carácter. El escenario es también un personaje. Y las casas aquí lo son. Como lo es el mar. Duro y seco, bravo e ingobernable.
La cadencia inicial la mantiene durante todo el tiempo. No sale de ahí. Tarde en atacar el asunto principal. Divaga y navega en varios frentes. Pero se deja ver. Tiene gracia. Aunque no es de las mejores de él. Nada comparable a Balarrasa o a Los peces rojos.
Nieves Conde es un gran director. Tiene talento a raudales, obras importatísimas y un conexión especial con su tiempo. Le tengo por un gran director. Estuvo muchos años en el oficio y filmó 25 películas. Es un volumen importante, sin ser desmedido.

§ 3.287. Masacre en el Gran Cañón (Sergio Corbucci, y Albert Band, 1964)

 

Los paisajes abiertos se agradecen en una cinta rodada en interiores, con escenarios tremendamente artificiales.  Se la nota un poco amanerada, artificial, pasada de moda. No tiene ese centro de equilibro que garantiza la pausa en la batalla, el trago justo, la pistola rápida y oportuna. 
Tiene el gran aliciente de ver a James Mitchum. Si, el hijo de Robert. No es, evidentemente, un actor tan bueno como el padre. Y no creo, ni siquiera, que se defienda bien en pantalla, pero tiene su interés. Es, en cierto sentido, amanerado como el padre, pero lo que en él era clase y estilo, en James es parodia y amaneramiento. 
También interviene Eduardo Ciannelli, inconfundible en la serie Johnny Staccato. 
Interesante, pero 'barata'. Le falta mucho para alcanzar a ser una gran obra.

§ 3.904. La muerte cumple condena (Joaquin Luís Romero Marchent, 1966)

  Otro Western del montón, industrioso, rápido, sin pretensiones, pero con propósito. La copia no se ve del todo bien, y eso dificulta el se...