viernes, 21 de enero de 2022

2.583. Rocky III (Sylvester Stallone, 1982)

 

Bueno, no deja de ser una secuela de una película decente. Cada película es peor que la anterior, menos brillante, más vulgar, sin mucho más que decir.
Los mismos personajes, en distintos roles, pero con el mismo perfil. La venganza, algo más sofisticada que en el Oeste americano, pero igualmente básica y primaria.
El renacer del mito, la posibilidad de comenzar de nuevo, desde el principio, sin nada que perder, y con todo por ganar.
No creo que comerse una hamburguesa te impida ir a cenar a Atrio alguna vez. Todo lo contrario, la dieta tiene que ser variada para poder apreciar las delicatesen... Es así de simple. No es Bergman, naturalmente, pero hay que ver de todo.

§ 2.582. La rebeldía de la Sra. Stover (Raoul Walsh, 1956)

Walsh es el propósito de este año. Tengo 24 películas suyas, algunas visionadas varias veces, algunas otras muchas más. Es una mínima parte de las 85 cintas que rodó a su nombre, una auténtica barbaridad. 15 antes de La gran Jornada (1930) que puede marcar el comienzo del cine sonoro... Una carrera que va desde 1915 hasta 1964. Una auténtica brutalidad.
Walsh es directo, va al grano, sin concesiones, sin dejar nada al azar. Todo lo que muestra tiene sentido y sirve para concretar lo que está narrando. No sobra un fotograma.
La belleza de Jane Russell es absolutamente salvaje, racial, dominante, abrumadora. No es una estrella dotada de gran capacidad actoral, aunque no se emplea en las películas por ello, sino por su magnetismo sexual, obvio en cuanto la miras un par de veces. Podía competir en belleza y apostura con cualquier estrella de la época.
Richard Egan es el galán de turno, uno más de los muchos de la época, con una cara marmórea y un pelo negro ligeramente ensortijado que le otorga un aire varonil y seguro de sí mismo. Un actor del sistema de estudios, resultón y confiado. Un hombre de la época.

jueves, 20 de enero de 2022

§ 2.581. Verboten! (Samuel Fuller, 1959)

Fuller nunca decepciona, especialmente con las de guerra. Él, de hecho, fue militar y participó en la segunda guerra mundial. No es su primera película de guerra, pero sí sobre la IIGM. Balas vengadoras (1949), A bayoneta calada (1951) y Casco de acero (1951) estaban ambientadas en Indochina y Korea.
Aquí intercala algunos fotogramas de reportajes auténticos, dándole a la cinta una sensación de credibilidad muy acentuada.
Me recuerda vagamente a Los ángeles perdidos (Fred Zinnemann, 1948), aunque aquella era mucho mejor.
En la película se cita y se enfoca en una toma al puente de Remagen, película de con ese título de John Guillermin de 1960.
Tiene una intensidad dramática fabulosa, un guión perfectamente desarrollado y, como siempre en Fuller, unos planos cercanos que propician una cercanía epidérmica que permanece. En Fuller las películas son de una intensidad meridiana, de una potencia ordenada pero firme, consiguiendo que no se olvide fácilmente la experiencia.

miércoles, 19 de enero de 2022

§ 2.580. Prisioneras de guerra (Buzz Kulik, 1986)

 
   Del director ya había visto Motín (1969) y Cazador a sueldo (1980), ambas bastante mediocres. Mi interés por la temática viene de una película que me encantó cuando la vi hace años: Regresaron tres (Jean Negulesco, 1950). Esta de ahora no parece que se base en una historia auténticamente real, pero la de Negulesco sí contaba una historia cierta.
La de Kulik está ligeramente basada en un pelotón de enfermeras que fueron abandonadas por el ejército americano en una isla del Pacífico (Bataan) conquistada más tarde por los japoneses.  Ya se supone la temática. Obviamente es mucho mejor la de Negulesco, entre otra poderosísimas razones porque Claude Colbert borda ese papel, de manera total y absoluta.
Un guión pretendidamente lineal que no consigue salvar la película. No sé muy bien cómo Susan Sarandon se metió en "este fregado", porque ya era una estrella ascendente de la industria. Nunca sabes cuáles son las motivaciones (incluyendo, claramente, las económicas), que decantan una decisión. El papel que ejerce es potente, con proyección, pero la producción no es brillante, ni el resultado tampoco.
Los telefilm no tiene por que ser malos en sí mismos. Hay excelentes películas hechas directamente para la televisión. Pero ésta no es una de ellas. La música no es dramática, el atrezo es básico, el color algo difuminado.
No es recomendable, excepto para aquellos especialistas en cine bélico, que les servirá prácticamente de testimonio ficcionado de un momento concreto de la guerra en el Pacífico.

martes, 18 de enero de 2022

§ 2.579. Bob el jugador (Jean-Pierre Melville, 1956)

Todavía no había conseguido Melville ese tono suyo tan singular que consigue en obras posteriores, aunque es evidente que sus intereses ya estaban incipientemente creados. El hampa, los atracos, la música de jazz, los perdedores recalcitrantes, aquellos que tienen el destino escrito en las arrugas de la cara, los policías de dudosa moral y algo de arrojo para emprender caminos oscuros para conseguir aquello que podrían conseguir con tiempo, dedicación y trabajo.
Tiene más diálogos que los posteriores 'polares', y un aire de ligereza, al menos al comienzo de la película, que no tienen otras obras posteriores. La música a veces se inmiscuye en demasía en los diálogos, haciendo complicado su seguimiento.
En la segunda mitad, una hora aproximadamente, la película empieza a virar hacia terrenos más dramáticos, abandonando ese aire de juego que rodea la presentación de la vida de Bod.
El actor principal es Roger Duchesne, con un pelo blanco muy característico de los vividores franceses con estilo y determinación. Un señor de toda la vida

lunes, 17 de enero de 2022

§ 2.578. Círculo rojo (Jean-Pierre Melville, 1970)

 

Cine 'polar' en su máxima expresión. Un Alain Delon en su máxima expresión, acompañado de un trio de actores impresionantes. Bourvil (que parece ingles, aunque es francés), actor y cantante que hace bastante bien su papel. Y dos monstruos sagrados del cine europeo: Gian Maria Volonté, y Yves Montand. Excelente reparto.
Narrada con una vivacidad propia del cine de acción, con dos tramas paralelas que irán convergiendo a lo largo de la cinta para conseguir un resultado magnífico. Sólo la había visto una vez, hace ya muchos años y la recordaba un poco larga y deslavazada, y aunque bien es cierto que es larga mi criterio sobre ella ha cambiado. Me parece una gran película, no tan buena con otras de Melville, que tiene unas cuantas mejores, pero sí bastante decente.
El 'ambiente' no está tan bien logrado como en "El confidente", o incluso en "El guardaespaldas", y el relato criminal en sí mismo es menos detallista que "Hasta el último aliento", pero en general es una buena película. Sí es cierto que mi impresión de que era muy larga y de que no necesitaba tanto metraje para contar lo que quería contar se ha confirmado. Le sobran no menos de 30 minutos...
La escena de presentación de Yves Montand es impresionante. De las que se recuerdan. Por cierto, su presencia es, literalmente, imponente, majestuosa. Un actor de una pieza. Uno de los más grandes del cine europeo.

domingo, 16 de enero de 2022

§ 2.577. Atila, rey de los Hunos (Douglas Sirk, 1954)

 

Un biopic curioso. Un peplum en cinemascope sobre un personaje que en Hollywood dorado tenía que sonarles algo parecido al sánscrito medieval. Película de aventuras, de entretenimiento, pura evasión, pero con un marchamo de calidad, aquel que le puede dar un director curtido en multitud de películas y con gran experiencia. 
El resultado es lo que se suponía. Una película de sábado por la tarde, para todos los públicos, sin demasiadas complicaciones.
Me ha encantado Jack Palance, actor más dotado de lo que su fama le otorga. Una cara marmórea y dura que parecía situarlo siempre en papeles dramáticos, generalmente de villano y mala persona. Jeff Chandler es otra cosa, más sutil y versátil, menos encasillado en sus registros.
El resultado es óptimo, pero no apostaría dinero a que fuera de Sirk. Quiero decir: lo sé, pero por un lado me extraña en su filmografía, y, por otro, no encuentre rasgos reconocibles de su característica posición melodramática. no sé si se debía a su status como director a sueldo de los estudios, o que eran proyectos que abordaba desde su independencia y valía, probablemente lo primero.

§ 3.781. El gladiador (Abel Ferrara, 1986)

Me gusta Ferrara. Tiene una manera de abordar la realidad diferente, particular, un poco sórdida y siempre destacando los aspectos más bizar...