Baroca versión del fantaterror patrio a cargo de un especialista en películas del oeste español.
No le he cogido bien la gracia a la cinta, pero sé que de lo mejor del director, al menos así se le reconoce.
La presentación de los personajes es demasiado confusa. No tiene ningún sentido, lógica o explicación. Además de deambular por páramos de guión verdaderamente insospechados. Ladrones que actúan sin guantes, boxeadores que encuentran al manager capullo en un tren abandonado. Ladrones que se comportan como etarras, violentos sin necesidad ni explicación.
Exsacerdotes que asesinan sin explicación alguna. No sabes dónde tiene la hilazón la historia. Pero cuando la comprendes empiezas a ver algunas cosas claras.
Plantea algunos temas interesantes, la búsqueda de Dios desde el mal, en vez de desde el bien, la candidez de la sociedad provinciana, etc.
Se deja ver, pero no es lo mejor de Marchent, de Joaquín, porque también está su hermano.
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