lunes, 2 de marzo de 2020

§ 1.837. Detrás de las paredes (Jim Sheridan, 2011)

Las películas de terror no suelen gustarme. Me provocan una emoción desacostumbrada, algo que no experimento habitualmente. No soy un hombre miedoso, no al menos de este tipo de miedos. De sustos y cosas así. Aun así hay películas que tengo y que no puedo ver: "El resplandor" me costó una barbaridad y "El exorcista" ni lo he intentado...
En este caso es una casa encantada que es habitada por un matrimonio con dos niñas: Daniel Craig, y Rachel Weisz. La vecina es Naomi Watts, guapísima como siempre, que interpreta un inquietante papel de mujer fría pero que tiene ganas de contar lo que sabe. Y lo que sabe es lo que pasó en esa casa y cómo murieron asesinados sus habitante, también dos niñas y su madre. Probablemente por el padre (Peter Ward), que está internado en un hospital psiquiátrico.
El resto es conocido. Preocupación de los actuales residentes, investigaciones en el hospital por parte del padre. Confusión de personajes, miedo y inseguridad de todos..., algún intento de agresión con un coche. Y el esperado relato de la vecina, que además representa un peligro para la estabilidad del matrimonio desde el punto de vista de la mujer.
Hasta que, a mediados de la cinta, se descubre que el asesino es él. Que ha estado en el centro psiquiátrico cinco años por asesinar a su mujer y a sus hijas. Y que ahora tiene otra mujer y otras dos hijas. 
Hay algo que falla, hay que hacer un cierto ejercicio de voluntarismo para no perderse en la historia, que no se conduce fácilmente. Es una especie de segunda oportunidad de la locura. Un revivir el infierno por segunda vez para ser capaz de no cometer los errores (y delitos) que cometió la primera. No funciona. No al menos correctamente. Se ve, pero nada más. No infunde el pánico que otras cintas similares, "Campo de Cebollas" (BECKER, Harold Becker 1979) es un buen ejemplo de ello.
No se comprende bien. Todo se complica más cuando parece que se descubre que él se lo está imaginando todo después de salir del hospital psiquiátrico. Todos están muertos, ella y las niñas. Él se lo está imaginando todo. Eso explica porque la policía no le ayuda, y porque no se ve ninguna escena en la que aparezcan las niñas y su mujer a la vez, en el mismo plano. Una especie de "El Sexto sentido" (M. Night Shyamalan, 1999).
La casa está en ruinas, él acaba de salir del penal psiquiátrico, y su cabeza es una bomba. Sobre todo porque no sabe si fue el quién las dio muerte o no.
Acude a la vecina, que le explica más o menos lo que pasó.
El director es un clásico de los años 90. Irlandés muy reconocido por películas muy comprometidas: con la discapacidad, con el régimen carcelario británico, con la marginalidad de algunas gentes de su país. Muy unido en sus primeras películas a Daniel Day-Lewis con el que hizo tres de sus muy conocidas cintas.
Daniel Craig no es el actor más capacitado para un papel de este tipo. Rachel Weisz tampoco. Solo Naomi Watts consigue emotividad real a su personaje.
La película no es buena, aunque no larga, y eso se agradece. Pero es confusa y no consigue lo que pretende.

§ 1.836. El hombre invisible (James Whale, 1933)

Primera versión de todo un clásico. Cuento de H.G. Wells, del que leí algo hace mucho años, un compendio de cuentos titulado "Cuentos de la taberna del ciervo blanco" o algo parecido. La novela de Wells es de 1897, y fue publicada por entregas.
Hace año me fijé en una novela que se titulaba igualmente que fue un éxito editorial en los años cincuenta, publicada en 1952. Era de un ciudadano de color negro en EE.UU. llamado Ralph Ellison. Marxismo, movimiento negro, revolución, revueltas... seguro que era magnífica.
De un Director del que hace poco he visto "El beso revelador", que me pareció interesante.
Esta es una película estupenda, todo un canon, bien rodada, con ritmo, con un miedo nada 'gore', todo muy real.
Los actores son, para mi, poco conocidos, a excepción de Claude Rains, al que prácticamente no se le ve en la película, siempre vendado, con guantes y batín. Gloria Stuart es la chica, muy de los años veinte, muy vestida, de color blanco, con trajes muy de ceremonia, brillantes, completamente inservibles para la vida diaria. El padre es Henry Travers y el jefe de policía es William Harrigan. Eso resto me suena mucho menos.
El banco y negro es soberbio. La restauración hecho por al Universal es extraordinaria. El sonido certero. Parece rodada con técnicas actuales.
Un metraje muy civilizado, que mantiene la atención sin ser pesadote.

domingo, 1 de marzo de 2020

§ 1.835. El hombre lobo (George Waggner, 1942)


Se ve perfectamente. Un blanco y negro con una nitidez sorprendente. 
Un hijo regresa (Lon Chaney Jr.) de EE.UU. a su pueblo natal en Inglaterra para hacerse cargo de los negocios familiares, ya que su hermano ha muerto en un accidente de caza. El padre (Claude Rains) es un erudito sobre culto y refinado, que tiene un telescopio y lee leyendas locales.
La chica protagonista es Evelyn Ankers actriz chilena especialista en cintas de miedo de los años treinta hasta los cincuenta. Mujer muy encasillada en este tipo de películas donde, según cuentan, era una reina.
Lon Chaney Jr. también es un consumado especialistas en películas de este tipo. Tuvo una carrera muy marcada por este personaje, del que no pudo escapar en toda su carrera. También interviene Bela Lugosi, con zíngaro en este caso con un papel de no más de dos minutos.
Guión de Curt Siodmak y dirección de George Waggner, director norteamericano que declinó a mediados de los cincuenta.
Escenas muy trabajadas, desarrollo previsible. Muy buena película. Lo que se pretende de ella lo consigue
La restauración es magnífica, tanto en sonido como en imagen. Es realmente estupenda

§ 1.834. Sunshine (István Szabó, 1999)

Gran película. De una gran sensibilidad. Narra la historia familiar de un padre, un hijo y un nieto que se enfrentan en Hungría a los acontecimientos más trascendentes del Siglo XX en su país. Desde el abogado que profesa una gran pasión por su país, a su hijo que es un esgrimista famoso y gana una medalla olímpica en Berlín en 1936, hasta el nieto que observa el advenimiento del comunismo en su país. Ralph Fiennes lleva los tres papeles, papeles muy de su gusto. Tras parte prácticamente perfectas, de unos cincuenta minutos para una de ellas.
La parte central es la que más me ha gustado. La primera me sitúa, pero la segunda se disfruta. Es una cinta muy larga, casi tres horas. La historia de la marginación de los judíos es aterradora. Por cierto sobretodo. Escuchar en la radio las leyes de marginación de los judíos y cómo no podian participar en la vida pública, ni política ni social, y como se tenía que poner la estrella de David amarilla es aterrador. La vivencia en el campo de concentración una animalidad. Tan real que da miedo sólo recordarlo, pero que, es totalmente necesario hacerlo. Por mucho que duela.
La parte dedicada al gobierno comunista también es interesante.
La verdad es que es capaz de dar vida a los tres personajes, de manera muy creíble. Es un actor estupendo, magnifico.
Un director que no he cultivado mucho, István Szabó pero que me encantó en Conociendo a Julia (2004).
Además de Fiennes intervienen: Rosemary Harris como la madre,  Rachel Weisz como la amante del tirador de esgrima, Jennifer Ehle como guapísima esposa, Miriam Margolyes como la abuela, una mujer característica, William Hurt como oficial húngaro del partido comunista, y Deborah Kara Unger.

jueves, 27 de febrero de 2020

§ 1.833. El salvaje (George Marshall, 1952)

Una más del Oeste. Con el gran Charlton Heston como gran protagonista y estrella del celuloide en su máximo expresión. Aunque verle haciendo de indio se hace un poco raro. No es, desde luego, uno de sus grandes papeles, ni mucho menos.
No tiene mucho recorrido. Se ve sin más. Pero una vez vista se olvida. No tiene nada. 
Está bien rodada, el color se ve estupendamente, es muy colorida. El atrezo es muy bueno, las plumas de los indios, los caballos, los paisajes...
El planteamiento es sencillo: un chico blanco que ha sido recogido por los Siux tras ver asesinada a toda su familia por otra tribu india se encomienda a parlamentar con el hombre blanco para averiguar si ha roto el tratado de paz. Su condición de medio blanco, medio indio le permite esas cosas.
La mujer de la que se enamora es Susan Morrow, una actriz que hizo algunas películas, no muchas y desapareció. No sé nada de ella. Ni aparece en Wikpedia, que para esta cosas sí parece una fuente interesante de consulta.

miércoles, 26 de febrero de 2020

§ 1.832. La calle (King Vidor, 1931)

Realista esbozo de un barrio pobre de (se supone) NY. Retrato realista de 1931. Tiene noventa años y parece rodada ayer. Los mismos problemas que preocupan antes lo hacen hoy día. La inmigración, el desempleo, la revolución social, el divorcio.
En un plano casi fijo que apunta a la entrada de una comunidad de vecinos van desfilando personajes, con ida y vuelta, a la vez que muestran sus pasiones, sus miedos, sus preocupaciones, sus rencillas, sus adulterios, sus problemas de adaptación. Las mujeres cotilleando en la esquina, el marido celoso, los niños correteando, los amantes amenazantes, las envidias, los italianos, los judíos, los idealistas, los realistas.
Todo gira alrededor de una familia. Un padre riguroso, una madre que tiene un amante que la ronda, una hija (Silvia Sidney) de la que se ha enamorado un hombre casado.
Me recuerda a Calle sin salida de William Wyler de 1937.
Director para mi siempre asociado a El manantial (1949) que me pareció una obra de arte. De sus casi cincuenta películas antes de esta de 1931 tiene prácticamente la mitad. Hombre de transición del mudo al sonoro, de la penumbra a la luz, del cine como sucesión de planos fijos al cine en auténtico movimiento.
El saxofon que suena a mitad de la cinta es muy bueno. Sirve para contar ambas mitades, la noche que ocupa la primera mitad y la mañana que ocupa la segunda. Aunque siempre muestra el mismo portal y la misma acera lo hace de manera diferente cada vez, con planos más cortos o largor, altos o bajos, con variaciones constantes.
Es entretenida, y muy realista, muy de verdad.

martes, 25 de febrero de 2020

§ 1.831. En legítima defensa (Henri Georges Clouzot, 1947)

No ha envejecido bien. Es un tema muy tratado del que se han hecho centenas de películas. Y esta no es de las mejores. Sin embargo se deja ver, tiene un todo dramático muy serio y el tratamiento de los personajes está muy conseguido, aunque el móvil está muy exagerado y no parece que sea para tanto, sobre todo en un ambiente tan propicio al faranduleo...
No es que se justifique el crimen, ni, por supuesto, se santifique al asesino, pero si hay algo de eso, sutilmente te posicionas a favor del homicidio que lo entiendes justificado. Las relaciones entre los esposos han quedado irremediablemente mermadas, lesionadas, dañadas. Ella le ha matado, pero no sabe que su marido acudió al lugar del crimen. Él sabe que no ha sido y sabe que ha sido su esposa, pero no está del todo seguro de ello. La única que sabe toda la verdad, la de ambas partes, es la vecina del entresuelo, que está secretamente enamorada del marido desde la infancia y es, a su vez, el paño de lágrima de la mujer. 
Director más que interesante. Es uno de los grandes de mediados del siglo XX en Francia, con dos o tres obra tremendamente impactantes, aunque sólo filmó quince películas. Pocas para una carrera de director. Aunque pueden ser suficientes para dejar huella en el séptimo arte.

§ 3.676. El ídolo caído (Carol Reed, 1948)

Le escuché al Fiscal de los Cowboys que esta película era una joya olvidada, o escondida. Era en una sección, El Cofre del pirata, que luego...