
Sirk tiene un sello característico, propio, muy suyo. Los problemas emocionales de la clase media americana retratados con inteligencia y mesura.
Con una Bárbara Stanwyck espléndida y un Fred Mac Murray como prototipo del hombre corriente.
Una mujer irrumpe en la vida de un hombre normal, antigua amiga que hace veinte años que no ve. Y se replantea su vida. La familia aburre, la sociedad le empuja a tener una vida estandarizada y sufre una marabunta de emociones con esta visita. Se abre una puerta que siempre pensó que estaba cerrada, que no era para él. Y rejuvenece. Y vuelve a sentir. ¿Eres feliz le pregunta ella?. Sí, soy feliz dice muy convencido.
La mujer había trabajado para él anteriormente, pero abandonó en el empleo, se fue a Nueva York se casó y se divorció... No se explica por qué se fue, pero todo parece indicar que había tenido un romance en el pasado.
Excelente película, excelente director, gran cine en estado puro. Me encanta.