martes, 13 de febrero de 2018

MATÉ, Rudolph. Asedio a Rio Rojo (1954)


Entretenida, sin más. Algo trillada en su guión, en una película muchas veces hecha, pero entretenida. Con un actor muy del género: Van Johnson, que como esta ha filmado decenas...
Maté fue el director de fotografía de las mejores películas de Dreyer y trabajó también con King Vidor, hasta que cogió autonomía suficiente para rodar por sí mismo, algunas películas buenas y otras, como esta, algo menores, buenas pero mejorables...
Sobre todo porque ya incluso en 1954 era un género muy machacado, muy trillado, sumamente explotado, en la que las imaginación era algo desusado. Tuvo que llegar los 70 para que el género experimentase modificaciones importantes, innovaciones en las tramas, en los personajes y en los desarrollos.
Hay una anécdota que quiere contar. Leí en la crítica de Filmaffinity que parte de la batalla con los indios se había cogido de otra película, Buffalo Bill, de Wellman. No le di mayor importancia, pero Rodrigo, mi hijo, que pudo verla porque estamos en carnavales y no tiene colegio, me dijo: Papi, me recuerda la batalla a la de los indios de Buffalo Bill. Obviamente no sabía el director, pero me quedé muy sorprendido, tener esa capacidad siendo un niño es cuanto menos noticiable.
A veces esa acumulación de películas al que le someto no sé si sirve para algo, para algo más que entretenerse quiero decir.

lunes, 12 de febrero de 2018

TOURNEUR, Jacques. Tierra generosa (1946)


Tengo la sensación de que la película está cortada. Tiene un determinado ritmo y del minuto setenta y cinco al noventa se acelera, pasan muchas cosas, muy deprisa, a un ritmo más acelerado.
Puede ser que sea una sensación personal, pero también puede ser que sea así. Es raro que el metraje funcione así, pero puede ser que para Europa, o para España se acortase. No será la primera vez, ni mucho menos.
Dana Andrews como siempre, también Brian Donlevy y Susan Hayward.
Westher de colonos, de conquista, de relaciones entre dos mujeres, y, según he leído entre dos hombre. Se hace raro la relación de amistad más allá de toda situación que mantienen los dos varones principales, pero al verla no me pareció, ni aprecié nada en este sentido.
No tiene la cinta la personalidad que se le supone. He visto cosas más bonitas de Tournier, sin duda ninguna. No me parece una película especialmente noticiable.

viernes, 9 de febrero de 2018

HATHAWAY, Henry. El póker de la muerte (1968)


Todas las de Hathaway tienen ese aire de obras hechas con detalle, alta costura, no 'preta porté'. Maestro propio, que hace su trabajo, sus trabajos con mucha dedicación, mucho detalle, despacio, con cariño.
No es su mejor cinta, pero es buena, está bien, se deja ver y cumple su papel de entretener. Punto. Nada más.
El papel de Robert Mitchum recuerda mucho al predicador de 'La noche del Cazador' de Charles Laughton (1955). Misma indumentaria, esa mirada gélida... El papel de Dean Martín es un poco el de siempre.
Me gusta mucho el cine de Hathaway. Es un director que todas sus películas son de 7 para arriba.

jueves, 8 de febrero de 2018

KORDA, Alexander. La vida privada de Enrique VIII (1933)


85 años tiene la película. Rodada y expuesta en 1933, que ya son años.
Se nota que ha pasado los años por ella. No tiene la profundidad dramática de las de Orson Welles, por ejemplo, y se pierde en matices muy difícilmente apreciables después de tanto tiempo: el vestuario, el escenario, el atrezo, los complementos, el jardín, etc. Seguramente responde muy fielmente a la época que se evoca, 1543... mediados de siglo XVI, pero las películas de 'época' más clásicas, más intemporales, sí han sabido potenciar la interpretación sobre estos aspectos. Estoy pensando en Otelo de Welles, por ejemplo.
Charles Laughton es un actor impresionando, y, como decía James Mason, era un actor del método sin estupideces, sin tonterías. No parece que fuese un hombre fácil de tratar, por lo poco que he leído de él. Casado pero claramente homosexual, con un matrimonio de conveniencia, deseando ser padre pero sin serlo, gran productor y conocedor del mundo del cine, de la industria y de sus entresijos, pero director frustrado, que sólo hizo una cinta, aunque magnífica: La noche del cazador.

miércoles, 7 de febrero de 2018

DREYER, Carl Theodor. Gertrud (1964)


Las películas de Dreyer son especiales, al menos las que he visto. Además de componer la escena como si se tratase de una obra de teatro, con planos largos, cámara estática o prácticamente fija, únicamente moviéndose de derecha a izquierda, tiene una particular fijación con los colores, sobre todo con el blanco, que adquiere varias tonalidades, matizaciones y grados.
Además tiene una peculiar forma de que los actores enfoquen su visión, no sólo no se miran entre ellos prácticamente nunca, sino que, además, no miran a la cámara nunca. Tienen una expresión visual algo alejada, lejana, poco cercana. El espectador aprecia el visionado desde una atalaya un tanto lejana, no es partícipe de la misma, no está dentro de la escena, no participa de la trama. La ve desde fuera, como en el teatro, y no entra en ella nunca, jamás.
La trama es artificial. La búsqueda de un sentimiento puro como lo es el amor, despegado de las realidades de la vida, de la necesidad de compatibilizarlo con el trabajo, con las ocupaciones normales de la vida diaria, es, simplemente pueril, infantil, irreal. Consigue un retrato de mujer sumamente frívola pero a la vez con mucha determinación para la consecución de su propósito. Cuatro relaciones de amor mantiene o ha mantenido a lo largo de su vida, y cuatro han fracasado por idéntico motivo, la necesidad de entregarse a una pasión exclusiva, sin compartirla con alguien o con algo, desgajada de la percepción de otros sentimientos. Llevado al absurdo el amor, según ese planteamiento, es incompatible con comer, con dormir, con beber, con hablar, con pensar. Y ese es básicamente el defecto de su pretensión, y por ello envejece sin conseguir su propósito, aunque coherente con su planteamiento vital.
Los actores son practicante amateur, no profesionales. Solamente han hecho un par de películas. La mujer solo esta, y el actor principal, que en realidad no sé cuál de los tres hombres es, cinco, algunas de ellas meros documentales.
En todo caso, en este tipo de películas lo de menos son los actores y la trama, lo esencial es el mecanismo de desarrollo, la puesta en común, el escenario en donde se desarrolla la trama.

§ 3.908. Billy el niño (David Miller, 1941)

Otra versión más de uno de los mitos americanos de siempre. Una versión clásica, frente a la de  Sam Peckinpah de 1973 y a la de King Vidor ...