lunes, 23 de febrero de 2015

CORMAN, Roger. Cinco pistolas (1955)

Pasable, nada más que pasable. Un poco lo de siempre con este tipo de Westher, con algo de originalidad en su inicio y en el desarrollo de la trama, al situarla en un inverosimil escenario en el que los protagonistas con criminales liberados para desarrollar una misión muy difícil que no puede desarrollar el ejército regular.
Es una temática recurrente para el director, porque secreta invasión tiene, exactamente, el mismo planteamiento. La redención de vidas anteriores por algún acto futuro peligroso, difícil y semiheróico.
Aldrich llevó este planteamiento hasta el final de sus posibilidades con los doce del patíbulo.

domingo, 22 de febrero de 2015

DWAN, Allan. Al borde del río (1957)

Normal, se oía muy mal, con una traducción infame, lo que lastra mi apreciación. Quinn muy sobreactuado y Milland que claramente se encontraba fuera de lugar.

sábado, 21 de febrero de 2015

DIETERLE, William. La senda de los elefantes (1954)

Una de las típicas y tópicas de la época, de las muchas, en donde la mejor fue, sin duda, cuando ruge la marabunta.
Una de las mejores interpretaciones de Finch, más plana de Andrews y normalita de Taylor...

viernes, 20 de febrero de 2015

SIODMAK, Robert. - El monstruo magnético (1953) [codirigida con: Herbert L. Strock].

Tipiquísima producción de serie B que aunque envejece mal desde el punto de vista técnico, logra mantener un halo de misterio, un cierto nivel. Me gustan este tipo de películas, son entretenidas, sólo quizá para verlas una vez, pero se guarda buen recuerdo ellas, por lo menos mejor que otras que pasan por ser una obra de arte y realmente son muy malas. Con este tipo de cinta sabes bien a qué atenerse: mentiras científicas y académicas, exageraciones, inverosímiles situaciones y un héroe que es capaz de sobreponerse a sí mismo y descubrir que dentro de él hay algo más que un triste hombre que cumple bien su papel social, personal y familiar.
Curt es hermano de Robert, y, al parecer, fue un buen guionista de la época dorada de Hollywood, y un notable escritor de librillos de serie B sobre monstruos, hombres lobo y demás terror light.
Habrá que seguirle

jueves, 19 de febrero de 2015

HILLCOAT, John. La carretera (2009).

Película oscura y dura donde las haya. Por dos veces he intentado verla anteriormente, y sólo a la tercera, y porque me he hecho el propósito lo he conseguido. No se sabe si es una alegoría del fin de la civilización, un viaje iniciatico, un aprendizaje de vida, una crítica al consumismo y al economicismo individualista, o qué.
Por momentos me ha parecido una cinta gore, sin más. Por momentos detecto destellos de un trasfondo más sofisticado, por momentos comprendo que me quieren decir algo pero no sé qué es, por momentos detecto que es una lucha entre el bien y el mal, entre el futuro de lo que debe ser (el niño) y lo que realmente es (el padre).
Desde luego no es George Cuckor, ni nada por el estilo, no es Luist, ni Mankiewick, nada parecido a algo sutil y delicado.
No es la condición humana puesta en entredicho, no es sin más una lucha por la supervivencia.
Es oscura, callada, con desolación, paisajes muertos, caníbales por todas partes, solitarios acechantes, vida que no es vida.
Hay un momento, al inicio de la cinta, cuando la mujer, después de dar a luz en casa y perder el hijo, probablemente en una gran depresión pero con una cierta lucidez, justo antes de marcharse, no se sabe muy bien a dónde, pero seguro que a morir, le dice: yo no quiero sólo sobrevivir. Esa es la clave en la que hay que ver la película. Qué es vivir: no morir?

miércoles, 18 de febrero de 2015

GUILLERMIN, John. Hasta el último aliento (1960)

Muy oscura, la copia se ve muy oscura, y eso dificulta su visualización. El asunto tratado es sencillo, el robo de un coche de un vendedor con una vida modesta desata su ira y una imperiosa necesidad de recuperarlo. Va dándose cuenta de dos cosas, que existe un mafia de coches robados a los que se les cambia el color, la matrícula y demás documentación para venderlos posteriormente, y que la policía lo conoce y sigue la pista, pero está esperando a coger a toda la organización de una sola vez, por lo que la recuperación de su vehículo se convierte en algo secundario. Lo importante es desenmascarar al cabecilla y desmantelar el tinglado.
Buena música, razonables interpretaciones y cuidada puesta en escena. Se deja ver.
Peter Sellers ha hecho tantos personajes de comedias que es difícil verle fuera de ahí. No lo hace mal, pero es el clásico actor decorado por sus personajes, aunque estos fueran posteriores.

viernes, 13 de febrero de 2015

HATHAWAY, Henry. Infierno en la tierra (1942)

Con película como esa no sé por qué tengo tan bien valorado a Hathaway... Me ha decepcionado, pero es la excepción con él. La cinta hay que entenderla en el contexto político en el que se rodó: 1942, producto de la guerra de propaganda, además de alguien que no rehuía precisamente de realizar este tipo de servicios.
Metraje típico de él, diálogos rápidos, si acaso una frase muy edulcorada que le dirige el protagonista a la chica que le persigue: "te adoro nena, porque eres un montón de huesos, mentiras y veneno, todo lo que una chica debe ser".
Es una historia conocida, el hombre que se sobrepone a sí mismo, y quizá a su destino, redimido por el amor incondicional de una mujer con algo más que besos y cinismo. Él mismo no sabe qué le ocurre, por qué está cambiando su sistema de prioridades, pero sin saberlo es capaz de tornar su propia desidia ante el mundo, su pasotismo y su dejadez, por un compromiso cierto y profundo por algo que hasta hace veinte minutos le importaba un pimiento, amarillo y frito.
Tópico tras tópico la película transcurre, con la única esperanza de ver caminar a Tierney con los zapatos del mismo color que el vestido, con ese magnetismo que sólo ella era capaz de imprimir a sus personajes, y quizá también a su vida.
Montgomery con el bigotito típico de la época, y McLaglen en su papel de siempre, aunque cada vez que le veo en vez de recordar sus papeles decentes, que lo tiene, me acuerdo del bodrio de películas que dirigía su hijo.

§ 3.904. La muerte cumple condena (Joaquin Luís Romero Marchent, 1966)

  Otro Western del montón, industrioso, rápido, sin pretensiones, pero con propósito. La copia no se ve del todo bien, y eso dificulta el se...