Inteligente película francesa célebre y muy vista en su momento. Tan real como la vida misma, como la necesidad de trabajar para vivir, y la inoportunidad de los acontecimientos desagradables y desafortunados que surgen y que pueden truncar una vida... o hacerla más rica. No se trata de perspectiva, ni de circunstancias, sino de voluntad, carácter, coraje y determinación. Todo el mundo tiene, siempre, una segunda oportunidad. Incluso cuando aciertas o tiene un éxito hay que volver a empezar, tienes otra oportunidad, de hacerlo bien, mejor que antes.
La sucesión de gag a veces se hace excesivamente aburrido. Pero le sirven al director para mostrar todos los tópicos posibles de la contradicción existente entre un hombre rico, profesional, altamente reconocido y el hombre que le cuida, suburbial, muy poco cultivado, de extraradio, de color y tremendamente vitalista.
Es interesante, por momentos da gusto verla, y es de las que se recuerda. Me ha gustado, puede apreciarse, aunque quizá no sea una de esas películas que se vean varias veces.
Los actores está excelsos: François Cluzet, como el rico impedido, y Omar Sy como el chico que le cuida y le atiende.
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