Interesante cinta, modelo y reflejo de un cine que me gusta mucho, quizá el que más me gusta, clásico, negro, con uno de mis actores favoritos, Dana Andrews en un papel que no le había visto nunca, de sacerdote.
Los dramas morales y los debates éticos siempre han sido difíciles de tratar en el cine, que es un medio expresivo que favorece las emociones más epidérmicas. Pero en esta época hay muchas cintas que abordan bien este tipo de cuestiones, siempre difíciles y no de las más fáciles de interpretar.
Metraje civilizado, guión previsible pero de entidad y sonido magnífico. Da gusto ver películas con esta calidad, tanto formal como sustancial, a pesar de que han pasado por ellas sesenta y seis años, que no son pocos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario