Vi esta película hace veinte años, cuando estaba haciendo la tesis doctoral y salía con Cristina García Caldera... no recuerdo exactamente si fue nada más estrenarse o tiempo después, pero fue en el cine, en el centro comercial del Eroski. Qué tiempos!!! Parece mentira, cuánto tiempo, y cómo hemos cambiado.
Me encanó, me pareció especialmente tierna y muy emotiva. Ahora me ha gustado también, quizá por motivos diferentes, no por los mismos. Antes venía la trama, el motivos, el contenido, ahora me ha encantado la forma de rodar, los planos continuos de diez o doce minutos cada uno con movimientos de cámara y diálogos entrecruzados. La ternura que se manifiesta en la mirada del Capitan del Ejército, en las caricias a la niña, en el comportamiento de los personajes secundarios, el borrachín, la mujer de la limpieza, las abuelas, los vecinos...
Me ha recordado mucho, aunque sé que puede ser una herejía, a los primeros veinticinco minutos de El Cazador, de Michael Cimino, cuando nos muestra la boda rusa en el centro del USA.
Otra circunstancia noticiase es la participación del Director como Actor principal. No es usual y en ambas facetas da la talla. Creo recordar que la niña protagonista era la hija del director. Además hay una anécdota muy bonita. Cuando recibe el Oscar de la Academia de Hollywood en 1994 sube al estrado con su hija, la protagonista, y el padre le comenta en público que efectivamente le va a comprar la bicicleta que le había prometido si ganaba el premio. Muy tierno.
He visto que rodó una segunda e incluso una tercera parte, siguiendo las desventuras de la familia del capitán represalias. No creo que tenga la genialidad de esta cinta, esa chispa que hace que una película supera a otras, ambas rodadas técnicamente sin reproche y con actuaciones buenas de los actores. Es muy difícil de describir, pero fácil de apreciar.
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