miércoles, 25 de febrero de 2015

MILESTONE, Lewis. Arco del triunfo (1948)

París, 1938. El doctor Ravic (Charles Boyer) es un médico austriaco que, huyendo del nazismo, se ha refugiado en la capital francesa. Allí entabla amistad con Boris Morosov (Louis Calhern), que trabaja como portero de un local ruso. Una noche, Ravic tropieza en la calle con una mujer, Joan Madou (Ingrid Bergman), que está a punto de desvanecerse, la socorre y la lleva a su casa. (FILMAFFINITY). 
Me gusta, reconozco que es un melodrama usado, viejo, tópico, muy al uso de la época y probablemente desfasado. Pero me gusta la caída de ojos de Bergman, la mirada gélida y completamente desarreglada de Boyer, el clima bélico muy bien conseguido, la desgarradora consecuencia a la que llevan los totalitarismos, la sensación de impunidad que se tiene en la lucha contra el destino, la creencia absoluta de que tu futuro está escrito y maltratado, cerrado en un as que desconoces.
Hay un momento, el climax absoluto de la película donde él le dice: toda persona necesidad tener cubierta dos necesidades, amor y seguridad. Tú has encontrado ambas, pero en hombres distintos, tienes que elegir, y cuando tienes que elegir ya has elegido.

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