lunes, 15 de mayo de 2023

§ 3.039. Golpe audaz (Don Siegel, 1980)

 

Una de las últimas de Siegel, la última ya la vi hace relativamente poco tiempo, seis meses quizá. 
La chica es Lesley-Anne Down, actriz más de televisión (Dallas, Norte y Sur) que de cine. Con esa atracción moderna, con hombreras, cuerpos estilizados y cara huesuda. Burt Reynolds apuraba los mejore años de su carrera con papeles en los que hacía de hombre duro y galán neoromántico. Su encanto varonil ya se había ajado, arrugas y un cuerpo ya no tan atlético como antes lo atestiguan.
David Niven da el caché de entidad a la cinta, también apurando sus últimas películas, pero excelentemente conservado. Con la apostura y la galanura de toda una generación. Un actor venido a generalista desde la excelencia, por el que habían pasados los años y habían dejado huella pero que mantenía el estilo y el glamour como grandísima estrella que fue.
Un tono de comedia ligera, casi de situación, para contar una historia de robos que no llega a dar en la tecla con toda su intensidad. El genio se había acabado, como a otros tantos directores que siempre creen que les queda una última cinta pero que no es así. 
Se puede ver, y de hecho entretiene durante un rato, pero es un poco larga y para contar lo que tiene que contar no es necesario que invierta tanto tiempo. Con 90 minutos redondos hubiera bastado. Le sobran 20, cuando no 30.
Además la relación de amor que pretende construirse no funciona. Recuerda por momentos a Atrapa un ladrón, pero no tiene nada que ver con aquella. Ni en glamour, ni en los paisajes, ni el tono optimista y vitalista de la obra de Hit. 

domingo, 14 de mayo de 2023

§ 3.038. Los crímenes del museo de cera (André De Toth, 1953)

 

Me parece de una modernidad sorprendente. Tiene ese toque de las películas de siempre, de aquellas que no pasan de moda, o, por mejor decir, de aquellas que marcan la moda, los estilos, las formas de hacer las cosas.
No sólo en el color, que es estupendo, sino en la forma de abordar la sucesión de historias dentro de la principal. Encajan absolutamente, con facilidad y sencillez. Incluso la música acompaña de verdad.
Que el protagonista es una antecedente de Fredy Kruger no parece que sorprenda a nadie, pero si nos fijamos en su ropa apreciaremos el estilo que tiene, pudiendo ser perfectamente actual: el color negro, el sombrero de ala ancha, la capa a mitad de camino entre una capa española y un gabán argentino, de esos que sirven para cuidar vacas.
Las sombras de la noche, los cambios de ritmo, la profundidad de cámara, y los ruidos y sonidos hacen que la sensación en los momentos climáticos sea agobiante, experimentando desasosiego, intranquilidad y un cierto malestar. Supongo que al lado de las películas de terror actuales, llenas de sangre, sustos y efectos dramáticos el miedo de ésta queda anticuado, casi vintage, incluso infantil y melodramático, pero la cinta está perfectamente organizada, no pierde su interés en ningún momento y es de las recordadas por años.
Me ha encantado.

sábado, 13 de mayo de 2023

§ 3.037. Solo ante el peligro (Fred Zinnemann, 1952)

 

Me parece una película extraordinaria. La vi hace veinte y dos años, en otro lugar, en otra vida, quizá con la misma mirada felina, y me llenó mucho, sobre todo la valentía del hombre que se enfrenta a su destino, pase lo que pase.
Ahora, 3000 películas después, descubro otras lecturas. Para empezar puede leerse en clave feminista, porque la participación de la chica en  el desenlace tiene su importancia, pero, sobre todo, debe leerse como un relato de la cobardía de un pueblo frente a los malos. Me ha recordado mucho a lo que en este país ocurrió con ETA y el silencio, a veces cómplice, de muchos ciudadanos vascos, que bajo el cómodo manto de "eso no va conmigo" aguantaban auténticas ignominias, como por otra parte sucede ahora con sus herederos. No me gusta la política, pero es una situación idéntica.
Por otro lado no entiendo que no pueda gustarte esta cinta y también Rio Bravo, que parecen dos arquetipos de hombres totalmente diferentes. 
A mi me gustan las dos. Cada una en su estatus y en su nivel, pero me gustan las dos.

viernes, 12 de mayo de 2023

§ 3.036. A sangre fría (Juan Bosch, 1959)

 

Noir español en plena dictadura. Con todos sus problemas, entre ellos la censura, y siempre a la rémora de las grandes producciones americanas.
Arturo Fernández, tan galán y tan guapo como siempre y un Carlos Larrañaga varonil y sumamente arrebatado en su rol de pardillo del grupo.
Es la historia de siempre, contada desde la necesidad y los sueños de una España en blanco y negro, una noche peligrosa y unas mujeres no tan fatales como las americanas porque tenía la falda más larga, menos escote y menos morbo. No se mueven tanto y sus besos no son tan delictivos.
Retrato sencillo de una época, nada realista, y algo idealizado del crimen y de los criminales. Pero es evidente que no puede salir bien el asunto.
Me ha gustado mucho la banda sonora de Jazz que acompaña toda la cinta, a cargo de José Solá. Probablemente no sean composiciones suyas, sino retazos de piezas o canciones adaptadas a la dinámica de la escenografía. Es realmente brillante. El jazz nunca ha sabido sacudirse esa monserga de ser la música del crimen, del delito, de la marginalidad, de la violencia, de la negritud, incluso de una cierta lucha de clases. Pero ese es otro debate.
Tiene un desarrollo algo convencional, y es muy previsible. Pero da gusto ver películas bien hechas, con dedicación, bien trazadas desde el principio. Primera película que veo de este autor.

jueves, 11 de mayo de 2023

§ 3.035. Una mujer depravada (Russell Rouse, 1953)

 

Interesante propuesta de un arquetipo de feminidad tóxica, prácticamente delictiva. La verdad es que tiene algo de Fuller, de la película "Una luz en el hampa" que tanto me ha gustado siempre.
El punto de 'chica platino' sí lo tiene la protagonista, pero con más brusquedad y menos clase que otros modelos similares. No tiene la clase ni el estilo necesario para cotas mayores, pero sí el cuerpo, la desesperación y la ambición necesaria para hacer lo que tengan que hacer para llegar a no se sabe muy bien dónde.
La chica es Beverly Michaels, mujer guapa dónde las haya, sensual y erótica hasta la perdición. Fue la segunda mujer del director, 
El pardillo es Richard Egan, que naturalmente no ve más allá de sus  narices.
La cinta está rodeada de una sensualidad interesante, con un punto de sordidez y malicia nada sutil. 
No sé muy bien qué es eso de una película de culto, pero esta tiene todas las papeletas para serlo: la temática, la música, el blanco del vestido de la chica, la sordidez de la temática.
Me ha gustado mucho.

miércoles, 10 de mayo de 2023

§ 3.034. La mansión encantada (Robert Wise, 1963)

 

Muy de su época. Fenómenos anormales, espectros, fantasmas, llaves de otro mundo, contactos con seres de otros mundos, paranormalidades, etc.
Parece que a Wise estos temas le gustaban, no sé por qué lo pienso, pero me parece que era un director muy auténtico, que sólo abordaba proyectos que le interesaban verdaderamente. Las dos vidas de Audrey Rose (1977) que la hizo más tarde es buena muestra del interés que tenía por esos temas.
Lo más interesante de la cinta es cómo se maneja la cámara, como intenta provocar tensión y miedo con los cambios de planos, con los enfoques, con el blanco y negro, con las sombras, con los planos de arriba hacia abajo y al revés, de abajo a arriba.
Papel aparte merece el tratamiento de los ruidos, el sonido y las inflexiones de voz. 
Muy interesante es el estudio de las diferentes motivaciones que han llevado a los diferentes personajes a acudir a la casa. La insegura que cree tener una conexión especial con lo sobrenatural, el sobrado universitario que acude al experimento como si fuese a un picnic, el estudioso que cree poder controlarlo todo, y la mujer que va a no se sabe qué, pero que está claro que algo oculta en su pasado (¿lesbianismo?).
Una cinta muy interesante, que seguro fue un éxito rotundo de público y crítica. Además estoy convencido de que ha tenido mucha influencia en el cine posterior que trata esta temática.

martes, 9 de mayo de 2023

§ 3.033. Hijos del espacio (Jack Arnold, 1958)

 

Una de las más célebres de Arnold. Un verdadero mago de la ciencia ficción, entre otros géneros.
Un planteamiento bastante sencillo pero eficaz, sin pretensiones científicas ni explicaciones técnicas. 
Los niños tiene algo demoníaco en su ser, en la forma en la que miran, en la manera en que se mueven. No parecen ser de este mundo. Y ese miedo es el que pretende enfatizar el director, claro. No me gustan las películas en las que los niños son los protagonistas, y menos las de miedo. Sé que es irracional, y que es tan buen recurso dialéctico y estilístico como cualquier otro, pero me suelen desagradar. Y esta no es una excepción. Las partes en las que son protagonistas se me hacen largas y las entiendo como una espera de las partes buenas, las que sostienen auténticamente la trama.
Es evidente la propuesta contracultural que pretende, el dominio de los niños de las situaciones, influyendo en la debilidad de los adultos. Son ellos los que controlan y dominan el escenario, las situaciones y ejercen el control, mientras que los adultos no saben qué hacer.
Es claramente una película de relleno, de Serie B en dobles sesiones en los cines de verano, pero tiene su gracia ver estas obras. Son imaginativas, entretienen y te forman en una cierta cultura cinematográfica.
No es 'cansina' ni pretenciosa, juega con el miedo de las gentes en el momento en el que se rodó -plena guerra fría-, básicamente el terror nuclear y sus derivaciones. Otra de las bazas que juega es la de la telepatía, muy de moda en aquellos años, incluso en el ámbito militar.
Parece tener algunas lagunas de guión, especialmente en la continuidad de la historia principal, como si hubiera tenido más metraje y hubiera sido cortada para encajarla en el formado pequeño, el que paga menos impuestos.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...