viernes, 11 de junio de 2021

§ 2.417. Alto mando (Thorold Dickinson, 1937)

Drama ambientado en el ámbito militar de poco fuste y escasa intensidad. Es la adaptación de una obra de teatro de reminiscencias coloniales y honores de militares en tiempos de paz. Drama de antiguas rencillas que se reproducen tiempo después, de trama espesa y difícil apreciación. Pretende una sutilidad que no consigue en ningún momento.
El director no fue especialmente prolífico, y como curiosidad decir que fue el primer profesor universitario sobre cine en Inglaterra.
Es una de las primera películas de James Mason, prácticamente irreconocible por su juventud.
De metraje contenido no consigue llegar a interesar del todo. La trama no se desarrolla realmente hasta bien avanzada la cinta y no llegas a saber realmente de qué va hasta más allá de un tercio de la película. Tiene algunos fotogramas extraídos de documentales, los que narran los aspectos costumbristas de la colonia. El atrezo y los decorados son muy realistas y por momentos evoca ambientes de otras películas ambientadas en África.
La copia que he visto es de muy buena calidad, sobre todo para una película de 1937, es decir, de hace 84 años.

sábado, 5 de junio de 2021

§ 2.416. La sombra de la guillotina (Brian Desmond Hurst, 1958)

Una de "capa y espada" diferente, distinta. Pero igual que todas. Aventuras, amores, traiciones, y un trasfondo político.
Director más que interesante, que siempre será recordado por Aquella noche en Varsovia (1941) y la música que rodea toda la cinta. También he visto suyas: La defensa de Malta (1953), y Simba, la lucha contra el Mau-Mau (1955), ambas razonablemente interesantes.
La trama es ingeniosa, desde luego. Tiene su aquel plantear una hipótesis sobre la que alimenta la historia. La novela sobre la que se basa el guión es de Vaughan Wikins, un escritor y periodista inglés que escribió varias novelas de cierta relevancia. 
El reparto lo encabezan el solícito Louis Jourdan, eficaz artesano capaz de papeles de lo más variopinto, y la bella Belinda Lee (de la que sólo recuerdo haber visto "Pasos en la niebla" [Arthur Lubín, 1955]).
La película se deja ver, tiene pulso y ritmo, de metraje contenido no abruma en su desarrollo y permite pasar un buen rato. La música no es muy intrusiva, aunque es cierto que está presente en toda la cinta. En definitiva, una película decente que entretiene y emociona, aunque no será recordada como una extraordinaria película. Se puede ver, sin más.

viernes, 4 de junio de 2021

§ 2.415. Rose Marie (Mervyn LeRoy, 1954)

Western musical, como otros tantos, de panorámica escenografía y resultado discreto. Divertida y entretenida, distinta, con un guión a mitad de camino entre la aventura y la comedia, un género muy ensayado. Este tipo de cintas tenían predicamento en su momento, ahora está ya en desuso. El canon de este tipo de subgénero probablemente sea "7 novias para 7 hermanos" (Stanley Donen, 1954) del mismo año que esta película.
Desde luego el guión da para mucho, una chica en un fuerte en el centro del Canadá haciendo instrucción y viviendo como un soldado. Los amores no tardan en aparecer y con ellos los celos, las envidias, los inconvenientes del día a día.
Director celebérrimo, uno de los constructores del séptimo arte al transitar con éxito del cine mudo al sonoro. Ese tipo de puente que une tradición e innovación. Curiosamente nunca fue galardonado con el premio de la académica, y sólo estuvo nominado una vez como mejor director por Niebla en el pasado (1943).
El trio de actores protagonistas son: Ann Blyth, Howard Keel, Fernando Lamas, dos cantantes y actores y un actor típicamente latino. Un reparto probablemente ideal para la clase de película que estaba rodando.
Un resultado un poco insatisfactorio. Correcto, sin más. Sin sacarle demasiado juego a los paisajes y espacios al aire libre, que es lo que más me gusta de las del Oeste. No es, ni mucho menos, de las mejores películas del director.

jueves, 3 de junio de 2021

§ 2.414. Cadenas rotas (David Lean, 1946)

El remake de Alfonso Cuarón "Grandes esperanzas" de 1998 me pareció una película magnífica. Con un pulso  y una vitalidad trepidante, con una energía y una emotividad fascinante, además de un ambiente entre gótico y decimonónico ideal para esa historia. La he visto, al menos, dos veces, y sabía que era remake de esta obra de Lean. Ahora que estoy terminando con Lean es el momento de ver el original.
Y, obviamente, me ha encantado. Todo Lean, aunque algunas cosas más que otras, claro, como no puede ser de otra manera.
Esta película me recuerda, y mucho, a "Cumbres borrascosas" (William Wyler, 1939). La niebla, el tratamiento claramente ingles de aquella y, naturalmente, de ésta, y la ambientación e incluso el propósito emocional. Se llevan seis años, y no es descabellado que Lean viese, y le gustase, la de Wyler. Como Luis Buñuel, que la consideraba su obra preferida.
La historia se desarrolla en varios grandes actos, ideales para representarse como obra de teatro, lo que probablemente sería en la original concepción del Dickens, el autor de la novela. La parte primera, la del niño en la casa y el enamoramiento de la niña es la más gótica, la decididamente más oscura y dada a la interpretación. La mujer que ha quedada enterrada en vida, la niña que trata mal al protagonistas por mero divertimento, etc.
La conversión del niño en un caballero es interesante, aunque la frivolidad de la situación tiene tintes cómicos que no son del todo bien explotados, y que no quedan del todo bien. Es esa parte segunda, la más floja, la historia decae algo, aunque es corta y tiene la virtud de mostrar a Alec Guinness. En la tercera retoma el vuelo, el enamoramiento es una fase muy creativa, sobre todo por lo que insinúa, que no muestra. La sorpresa que experimenta el muchacho con la averiguación de quién su benefactor abre la tercera parte de esta gran obra.
La idea del remake de convertir al chico en un pintor es brillante, muy buena. Llena muchos espacios que aquí simplemente se rellenan con la presencia del actor, con su vivencia como caballero londinense.
Me ha gustado mucho John Mills, capaz de soportar por sí mismo el peso de la película.
Es una gran película, de un gigante del cine, con megaproducciones gigantescas pero con películas, como esta y otras, de formato más contenido pero de una belleza singular, bien acabadas, y con muchos visionados. Son películas que no se dejan de ver, que siempre se están viendo, que forman parte de nuestra cultura cinematográfica más profunda. Es un auténtico Rey del cine.

miércoles, 2 de junio de 2021

§ 2.413. El justiciero de la ciudad (Michael Winner, 1974)

Es de suponer que la película que inaugura una saga, como es el caso, tiene un tirón en taquilla magnífico, lo que justifica segundas y terceras partes. Así ha sido con multitud de películas, desde Rocky hasta Demian. Incluso en el cine español se ha ensayado esa fórmula, probablemente universal.
He visto dos de la serie, de cinco que la componen, desde 1974 hasta 1994. Tres dirigidas por Winner, una por J. Lee Thompson, y una más por Allan A. Goldstein. 
He vista la primera, que es esta, la tercera y la cuarta. No se por qué, pero parece que la idea original de tres películas, las tres dirigidas por Winner entre el 74 y el 85 tenían una cierta unidad, un propósito definido, construidas organizadamente. Quizá la idea de extender la serie no fue muy feliz. 
En cualquier caso la serie no tiene mucho fuste, me parece una mediocridad cinematográficamente hablando. No es que sea absolutamente infumable, se pueden ver un ratito, pero no tiene la más mínima calidad para pervivir en la historia del cine. Eso me parece a mi, y sin embargo funciona. Se siguen editando, se venden y se ven. Siempre he pensado que era obra directamente dirigidas al mercado del videoclub, que tiene que ser el último estamento en el mercado del cine, lo último de lo último.
La trama, aunque conocida pues se ha visto veinte veces en cuarenta películas, da suficiente juego. Lo que no está a la altura es la puesta en escena. Una especie de realismo sucio, una bofetada sin anestesia. Eso tiene cosas buenas: es directa, sin concesiones; pero tiene otra mala: no hay lugar al estilismo.
Hay dos cosas que me gustaría subrayar: la música es muy intrusiva, y la ropa que viste el protagonistas es preciosa, sobre todo los abrigos y chaquetas, no tantos las corbatas.
Es, en definitiva y en conclusión, una cinta para verla una sola vez.

martes, 1 de junio de 2021

§ 2.412. Casa de arena y niebla (Vadim Perelman, 2003)

Drama social con altas dosis de emotividad. Un guión más que aprovechable para un resultado razonable. Una película muy larga, demasiado. A los 120 minutos le sobran 30. Para llevar a buen puerto una historia de dos horas hay que ser un muy buen cineasta. Esta es la primera película del director, su debut.
Se desarrolla adecuadamente, y la tensión emocional va in crescendo, pero no consigue, a mi juicio, el propósito que anida en la cinta. Tiene aspectos de película de miedo, de terror, como otras típicas en la materia, otras circula por la senda de la crítica social, otras por una historia de amor, más o menos convencional.
Jennifer Connelly es la chica, debutante en el cine en 1984 con "Érase una vez en América", de Segio Leone, nada más y nada menos, y ganadora del Oscar. De Ben Kingsley no vamos a decir mucho, es un actor que siempre me ha parecido excelente, tanto en los papeles más clásicos, sobrios y académicos, como en los roles más innovadores y avantgarde. 
El policía es Ron Eldard. Su historia y la participación en el conflicto no cuadra bien, rechina. Algo no explicado falta en la historia. El romance no es verosímil, y lo que pretende esta película, sobre todo, es ser creíble, narrar una historia de verdad, sin añadidos que distraigan del conflicto social que denuncia.
A medida que avanza se avizora un conflicto de dimensiones importantes, pero el resultado final es un dramón insospechado, desproporcionado. Me recuerda, no sé muy bien por qué, a "El Cabo del terror" (J. Lee Thompson, 1962), o a "El Cabo del miedo" (Martin Scorsese, 1991).
Un resultado razonable, que parecía más prometedor en su comienzo. Naufraga a la mitad para retornar más tarde, cuando la historia social torna en un drama algo trasnochado y ciertamente perturbador.
Problemática social alrededor de una casa. Mujer joven en proceso de desintoxicación es desahuciada de su casa por falta de abono de los impuestos empresariales. La casa sale a subasta y la adquiere un oscuro hombre de negocios que invierte en ella todos sus ahorros. Es un oscuro coronel del ejército iraní que vive en San Francisco. La guerra entre ellos no es pacífica. El hombre a pesar de tener dinero, familia, vivir en una casa confortable, tiene varios trabajos: asfaltando carreteras, siendo dependiente de una tiene de comestibles, etc.

§ 2.411. La aurora desnuda (Edgar G. Ulmer,1955)

 

Una del Oeste de Ulmer. Con una cierta crítica social y, desde luego, un determinismo religioso. Es más profunda de lo que pudiera parecer. Es más, no es estrictamente una película del Oeste, aunque sí ambientada en él. Pertenece a este tipo de cintas dramáticas del Oeste. De una manera u otra me recuerda a El fugitivo (John Ford, 1947) por el contenido religioso del comienzo y el trasfondo del vagabundo, y algo más lejanamente a Las furias (Anthony Mann, 1950) por el tono dramático y solemne de toda la cinta. No adquiere, no obstante, ni la profundidad religiosa de la primera, ni la carga emocional de la segunda. Pero es una buena película. No sólo se deja ver, sino que, además, tiene poso, fondo, recorrido. Será una película que vea alguna vez más en la vida, si Dios quiere.
La ambición como motor de la convivencia, el resentimiento y la envidia como forma de vehicular la vida, sin más aspiraciones que aspirar, sin más pretensión que tener lo que el otro no tiene, lo que el vecino no tiene. El dinero provoca un cambio en las personas, sin ninguna duda. En los pobres que lo necesitan quizá más que en otras personas. Al menos eso es lo que nos cuenta la historia, las tribulaciones de un joven ambicioso cuya perspectiva vital da un vuelco de 180 grados cuando el vil metal se muestra de manera tan cruda. También ensaya, aunque no con determinación, el rol que juega la mujer en el desenvolvimiento del personaje principal, en su transformación, en su locura. Ese tema serviría por sí mismo para una decena larga de obras maestras, por lo que no es probable que su desarrollo fuese algo más que un mero vehículo de la historia principal. La desesperación de la mujer rompe la dinámica de la narración, ensayando otro ámbito de emocionalidad. No sobra, pero quizá hubiera sido otra película sin esa coda.
Me ha gustado mucho Arthur Kennedy,  un actor de más versatilidad de lo que su rostro duro podría parecer. Encasillado en un tipo de papeles 'peculiares' de tipos rudos pero con algún aspecto de marginalidad. Ese mismo año 1955 hizo también "Horas desesperadas" (William Wyler) y "La furia de los Justos" (Mark Robson), casi nada... Dos películas, tres con esta, realmente magníficas. Siempre a la sombre de monstruos del cine: Bogar, March, Glent Ford. En estas como secundario, aquí como principal. No sólo no desentona, sino que verdaderamente construye un personaje, con todos sus matices y sus clichés, sus contradicciones.
Los otros dos actores, desconocidos para mi: Betta St. John, Eugene Iglesias, no le dan a la actuación el empaque de Kennedy.
Buena película, en definitiva, quizá algo olvidada, pero que tiene más recorrido de lo que pudiera parecer. Y eso que la copia del DVD no se veía del todo bien, una calidad mediana, aunque se escuchaba fenomenal.
Me llama la atención las notas y los comentarios. Las notas por bajas y por poco vista la película. 151 votos no son muchos. Los comentarios por su negatividad. Me parece una película mucho mejor que el 6,2 que sale de media y, desde luego, no comparto las opiniones de quienes entienden que tiene un 1. 
Algo mejor en Imdb (6,7) y, sobre todo, una nota muy adecuada a la mía en Letterbox: un 7,6 (3,8 sobre 5)
No es, y quizá ahí radique el problema, una película del oeste. Es, otra cosa. Salvando las insalvables distancias es como algunas de Kurosawa, que en realidad adaptan novelas -tragedias y dramas, mejor- de William Shakespeare.

§ 3.390. Sacco y Vanzetti (Guiliano Montaldo, 1971)

  Una muy buena película, con una crítica dura al sistema político americano, su aversión a los sindicatos libres de trabajadores y a todo l...