sábado, 31 de octubre de 2020

§ 2.070. El diablo viste de Prada (David Frankel, 2006)

 

   Una película de mucho recorrido. Retrata una realidad, quizá de manera paródica, bastante sucia: la ultracompetitividad del mundo de la moda. Seguro que es tan duro como el de los negocios o el de las finanzas.
  Una chica se emplea como secretaria de la editoria de la revista de moda más famosa de NY. Comedia alegre de situación con dos actrices magníficas, una consolidada como es Meryl Streep y otra emergente, bueno realidad pero recién llegada comparándola con el monstruo como es Anne Hathaway, muy en boga en los últimos años.
   Interesante, bien trazada y con mucha gracia. Me ha gustado verla.

§ 2.069. Érase una vez en... Hollywood (Quentin Tarantino, 2019)

 

   Bueno, está en Movistar + y la tarde bien turbia... Sigo muy preocupad por el ojo, y, la verdad, ya es mucho tiempo sin ver bien y sé que me falta tiempo para recuperarme. Por eso veo películas de forma conpulsiva. Es lo mejor para no moverme, para no mover la cabeza y estar quietecito.
   La vi en verano con Rodrigo en dvd y me quedé con ganas de volver a verla de nuevo. Es alegre, desenfadada, vitalista, un puntito frívola, aunque tiene su trasfondo, su mensaje, y su aquel. La verdad, todo pudo ser diferente si las cosas que pasaron no hubiera pasado. Aunque, es una realidad incontestable que pasó lo que pasó. Y también que el mundo nunca volvió a ser como fue. Hollywood pasó a la edad adulta, madura.
   En fin, problemas de la edad. La verdad es que la perspectiva de no curarme me aterra, me deja absolutamente inmóvil, sin capacidad de actuación. 

§ 2.068. El inocente (Luchino Visconti, 1976)

 

   La historia de una infidelidad en una sociedad decadente, decrépita. Giuliana Hermila vive un matrimonio de fachada con un hombre -Tullio Hermil- encantado de sí mismo dedicado por completo a sí mismo, obviamente con su amante, Teresa Raffo, una mujer tremendamente frívola dedicada a organizar cenas y convenciones, fiestas y eventos.

   Decidido a abandonarla sólo se vuelve a sentir atraído de nuevo por ella cuando esta decide tener un amante, un guapo y joven escritor llamado Filippo d’Arborio. La aristócrata se queda embarazada de su amante y el marido enloquece. No son celos lo que tiene realmente, es insatisfacción por verse mancillado en su posesión más primitiva. En realidad le da igual que su mujer tenga un amante, lo que no quiere es sentirse mal por ello. Un hombre que ya no existe. 

   Retrato de una sociedad que ya no volverá, de una Italia de finales del XIX o principios del XX hedonista y decrépita, sin ninguna sensibilidad social ni política. Una sociedad cerrada y pétrea, impermeable a otros que no sean ellos mismos. Duelos a espada, ofensas con la mirada, hombres superficiales y mujeres frívolas.

  La estática de la película es una preciosidad, cuidada y elegantes, ópera, cortinajes, vestidos, ropa, caballos, casas, muebles, sillas, mesas, joyas... elegancia, atildada y manierista, con una posición social (de cuna) que hay que defender y sostener...

  La tensión sexual perdida con la mujer y la pasión como el motor de la existencia propia. El deseo carnal como el elemento central de la vida, lo que mueve el interior de uno hacia su propia proyección. Tener una amante es algo más que disponer de alguien con quien dar rienda suelta a las pasiones, es proyectarse a sí mismo, completarse. Satisfacerse es triunfar.

   La cinta también puede verse como un estudio sobres la diferente forma de apreciar la sexualidad masculina y femenina. Para él tener un amante es algo natural, deseable, e incluso alabado. Para ella tener un amante es una afrenta, una mancha que evitar y limpiar. Por eso sufre de manera tal que le hace perder el equilibrio interior, no sólo por el componente moral del asunto, que también, sino, sobre todo, porque se derrumba su forma de vivir, que es lo que más le importa.

  La última película de un grande verdad. Algo más que un cineasta, un artista completo y total. Un hombre del renacimiento en pleno siglo XX. Si hubiera nacido 300 años antes hubiera pintado o escrito, pero ahora prefirió hacer cine y montar óperas. Todo un personaje de la cultura italiana y europea. Un referente en cuanto al gusto y el estilo.

  Los actores son Giancarlo Giannini en el papel de marido atormentado. Es un actor muy conocido, con una fisonomía singular y muy reconocible, guapo, elegante, delicado, fino y muy varonil.

   La novela sobre la que se basa la película es de Gabriele d'Annunzio, un autor imprescindibile en lengua italiana, santo y seña del decadentismo e ideólogo del fascismo. El guión es de una de las maestras del cine italiano, Suso Cecchi D'Amico, guionista excelente, a la que recurrieron multitud de cineastas: Luchino Visconti, Vittorio De Sica, Mario Monicelli, etc.

    Su mujer es Laura Antonelli, una actriz clásica del cine europeo. Su amante es Jennifer O'Neill, una actriz con menos recorrido y ya muy olvidada. Los demás actores son Marc Porel, Rina Morelli, Massimo Girotti, Didier Haudepin, Marie Dubois, Claude Mann.

    Es probable como se comenta que la idea inicial de Visconti era que los papeles principales fuesen interpretados por Alain Delon y Romy Schneider. Seguramente no hubiera cambiado mucho la cinta, quizá más éxito comercial.

§ 2.067. Los mercenarios de los diamantes (Val Guest, 1976)

 

   Película de entretenimiento, sin grandes pretensiones. Un par de actores con gancho, una historia más o menos efectista, un guión con cierta verosimilitud y una chica guapa. Ambiciones de riqueza.
   Del director he vista otra hace tiempo: Los hombres del bosque de Sherwood (1954), también de aventuras y diversión.
   Telly Savalas, Peter Fonda, Hugh O´Brian, Christopher Lee, O.J. Simpson, el luego célebre imputado, y posteriormente absuelto, por el homicidio de su mujer.
También participó Maud Adams, famosa modelo y actriz que intervino en una treinta películas y, sobre todo, por intervenir en tres películas de 007: The Man with the Golden Gun (1974), Octopussy (1983) y A View to a Kill (1985), aunque en esta último no está acreditada y es un mero extra.

viernes, 30 de octubre de 2020

§ 2.066. Perro blanco ( Samuel Fuller, 1982)

 

Una de las últimas de Fuller, con guión suyo y de Curtis Hanson [L. A. Confidencial (1997); Jóvenes prodigiosos (2000)]. La novela es de Romain Gary, escritor más que interesante, pues suyas son las novelas que más tarde dieron lugar a Las raíces del cielo, y El día más largo. Lutiano, conveniente en la IIGM por el ejército francés, prolífico y suicida.

El racismo en el día a día. Una historia muy inteligente, muy bien llevada. Un perro blanco educado para atacar a las personas de color, un perro de raza superior. Desde luego es una historia sugerente y entretenida.

La película no fue prácticamente exhibida, dos semanas escasas sin promoción ni publicidad. Fuller tuvo problemas con la Paramount por ello, y se negó a volver a rodar con  ellos, marchándose a vivir a Francia.

Por cierto en un escena se hace una crítica a François Truffaut demoledora cuando al rodar una escena el director artístico le comenta al director que el escenario artificial aunque funciona mal es arte como Truffaut.

Los actores: Kristy McNichol, actriz insustancial de muy poco recorrido que no ha hecho muchas cintas después de esta, prácticamente su primera intervención; Paul Winfield actor de color con cierta presencia en varias películas, y el gran Burl Ives, como siempre con una presencia física notable.

§ 2.065. El club social de Cheyenne (Gene Kelly, 1970)

   Director de 11 películas, ocho a su único nombre y tres famosísimas junto con Stanley Donen.
   Un vaquero (James Stewart) recibe una carta de un abogado indicándole que su hermano ha fallecido y que le ha dejado en herencia un prostíbulo con mucha clase en un pueblo de Cheyenne. Le acompaña su amigo (Henry Fonda). También trabaja Shirley Jones, Sue Ane Langdon, Eilane Devry, Robert Middleton, y Arch Johnson.
   Divertida comedia ambientada en el oeste de elogio de la amistad. Divertida, entretenida. Sin muchas pretensiones.
   Los protagonistas, James y Henry, juegan su papel de manera divertida, desenfadada, con humor. Situaciones absolutamente nuevas para él.
       Bien rodada, con mucho color.

jueves, 29 de octubre de 2020

§ 2.064. Jennie (William Dieterle, 1948)


    Dieterle es un director más que interesante. He visto ya varias cosas suyas y siempre me han gustado.
      En esta parece un sueño. Un pintor arruinado conoce a una niña en el parque, Jennie que le recomienda que dibuje personas y no paisajes o flores.
     Todo se encamina a una resurrección de la inspiración, una vuelta a la normalidad de la venta de cuadros. El pintor se queda con un paquete de la niña, envuelto en un periódico de 1910, cuando estamos en 1934. Algo raro hay en ese encuentro. La niña está vestida de manera antigua, habla de un espectáculo de hace años y dice que sus padres son actores de circo, cuando, en realidad, ese circo se clausuró hace mucho años. Parece un espectro del pasado que viene a fortalecer el carácter y la suerte del pintor. En los sucesivos encuentros la niña está cada vez más mayor. Él se enamora de ella perdidamente, acrecentando su capacidad para pintar retratos. Es una especie de sueño, de deseo de pretensión.
     Sobre una novela de Robert Nathan escriben el guión Paul Osborn, y Peter Berneis. Música de Dimitri Tiomkin, y con un reparto estelar: Jennifer Jones tan rotundamente guapa como siempre, Joseph Cotten en un papelazo (como todos los suyos), Ethel Barrymore en un papel precioso, y Cecil Kellaway. La producción es de David O. Selznick, un auténtico productor como ya no los hay, uno de los principies de Hollywood.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...