miércoles, 20 de marzo de 2019

§ 1.595. - Acorazado Espacial Yamato (Takashi Yamazaki, 2010)

Pensaba que era mejor película. Al parecer está basada en una serie de animación japonesa de los años setenta. Una serie con muchos capítulos que esta cinta resumen en un metraje larguísimo, que sobra por todas partes, y que difícilmente con las tramas narradas es visualizable. Es, básicamente, lo que se conoce como unE pestiño. Yo le he puesto un 3 en Filmaffinity, que es una nota bajísima para mi, que, por respeto pongo siempre algo de mejor nota, mínimo un 5.
Yamato era el nombre de un acorazado japonés que intervino en la IIGM. Pertenecía a la serie Yamato, y tenía un gemelo. Fue el más potente y el mejor y más armado de todo la flota imperial, y fue hundido en la batalla de Okinawa en abril de 1945.
Los efectos especiales no son tan prodigiosos como se comenta en el foto de Filmaffnity, por lo menos a  mi no me lo parece. Tampoco el vestuario o el atrezzo son maravillosos, con una vestimentas más de Kill Bill y el manga de dibujos animados que de auténtica ciencia ficción, pues, como se aclara en la propia película estamos en el 1199. Son como chaquetas de motorista baratas, de cuero blanco y amarillo.
La pretendida tensión emocional que sufre el protagonista al asumir el mando no conmueve, ni su relación con el Capitan enfermo, el hombre mayor que dejó fallecer a su hermano en una batalla combatida muchos años antes, tiene el dramatismo suficiente como para recordarlo. El guión no es demasiado lineal, ni muy razonable, lleno de huecos, con un desarrollo muy previsible y, a la vez, muy convencional, no tiene ni gancho, ni potencia, ni empaque. No me parece un gran trabajo. Y, sobre todo, tiene un metraje desmesurado, 138 minutos, una auténtica exageración para una historia que se podía contar en 90 minutos perfectamente.
No me ha gustado, pero hay que intentar ver de todo, incluso estas cosas que ya preveía que no me iba a agradar.

martes, 19 de marzo de 2019

§ 1.594. Desde la terraza (Mark Robson, 1969)


Aunque tiene un metraje exagerado, 150 minutos, no se hace larga. Tiene mucho ritmo, supera las dificultades de una película larga, y va creciendo en intensidad, desarrolla bien lo que pretende y encadena los pasos hacia la conclusión -inevitable, ciertamente- final. 
Paul Newman está espléndido, Joanne Woodward juega bien sus cartas. Y la tercera en discordia es Ina Balin, una actriz para mi desconocidas aunque la he visto en alguna otra cinta.
El éxito en lo profesional, y el fracaso en la vida personal. Es una historia muy vieja, muy trillada, pero está muy bien desarrollada. Aunque hay algo de importado, parece demasiado estereotipada, excesivamente convencional, algo artificial.
La esposa infiel que gasta un dineral en ropa pero se divierte con otros hombres porque el suyo está todo el día trabajando para ganar más y más dinero. Una falacia en sí misma, una mentira que no se sujeta en la sociedad que retrata, ciertamente hipócrita, pero muy sujeta a convencionalismos muy fuertes, y, sobre todo, al abrigo de la mirada de la sociedad en la que se desenvuelven las historias románticas que forman parte de las pasiones humanas más básicas y más importantes.
Ina Balin hace muy bien su papel, tiene una intensidad en la mirada, una determinación salvaje, una tranquilidad en el sosiego que sólo da a las personas el paso del tiempo feliz, la serenidad de saber querer sin esperar nada a cambio.
La música es otra maravilla de la cinta, de Elmer Bernstein, todo un clásico, con un piano maravilloso en las escenas de amor con Ina Balín.

lunes, 18 de marzo de 2019

§ 1.593. Carrie (William Wyler, 1952)

Melodrama clásico, con dos actores imprescindibles en la historia del cine: Laurence Olivier, y Jennifer Jones, a cual mejor. Olivier es ese actor canónico que siempre funciona perfectamente pero que el público no le perdona que fuese culto, educados, fino y, al parecer, un hombre bastante cruel con las mujeres, especialmente la suya, Vivían Leight.
Jones es esa cara que mantiene una seriedad impropia de una mujer enamorada, actriz de auténtica raza, dura como el pedernal pero tierna por dentro, de una sencillez compleja. Para mi siempre la protagonista de la Colina del Adiós, con un Willian Holden en estado de gracia, todo bajo ese director que escondía más de lo que mostraba, Henry King.
La temática es la clásica de un melodrama de rompe y rasga, de una historia de amor desgarrador, de esas de las que no hay. Tiene algo que no tienen Sirk o Stahl, que son más reconocibles en el género. Wyler tiene la profundidad propia de quien se sabe un artesano, un maestro a fuerza de conocer la industria y el mercado, el cine y sus entresijos.

domingo, 17 de marzo de 2019

§ 1.592. Minority Report (Steven Spielberg, 2002)


No me gustan las películas de ciencia ficción, no es mi género favorito, ni siquiera me agrada. Y esta no es la excepción. Es buena, muy buena, está excelentemente bien rodada, y desde luego la trama es muy sugestiva, pero no me parece una gran obra.  El director sí consigue lo que quiere, pero creo que no es el género suyo, y no creo que sea una gran película de ciencia ficción. No es 2001, ni Blade Runner, ni siquiera creo que sea una de sus mejores películas. Por muy de Spielberg que se sea creo que no puede decirse que sea la mejor de sus películas.
La distopía de un futuro sin crimen es sugestiva en sí misma, y no es la única película que trata sobre ello, mismamente Blade Runner también va sobre lo mismo.
Tom Cruise es un actor que, con el tiempo y muchas películas, consigue hacer bien su trabajo. Colín Farrel me ha parecido algo artificial, poco creíble, muy impostado. Y no pega ni con cola Max Von Sydow.
La ausencia de intimidad es sólo uno de los precios que se pagarían por funcionar con el sistema pre-crimen que muestra la película.

§ 1.591. La gran ilusión (Jean Renoir, 1937)


No dudo de su calidad técnica, de su maestría, de su valor en la historia del cine. Pero no me ha gustado demasiado, no me llega, no soy capaz de apreciar esa visión irónica y descreída de la guerra, el honor y la amistad. No consigo apreciarla. Me llama la atención la cantidad de crítica positivas que recibe, con un 8 en Filmaffinity, que es una nota altísima.
Pero hace años tampoco me gustaban Kurosawa, o Bergman,  Roselini, y incluso hay un Ford que me parecía cansino. Y luego me encantan. Quiero decir que probablemente dentro de unos años cuando la vuelva a ver tendré otra visión, otra perspectiva.
Pero al día de hoy me ha gustado demasiado, en realidad las películas anti-bélicas no me agradan. No me gustó nada la de Samuel Fuller [Uno rojo: división de choque (1980)], ni  otras similares: Dalton Trumbo: Johnny cogió su fusil (1971).

§ 1.590. Río Rojo (Howard Hawks, 1948)


La última vez que la vi fue el día que murió Gaspar Rosety, lo acabo de comprobar.
Hace años. Es una película magnífica. Tiene ese magnetismo propio de las cintas de toda la vida, gran factura, mejor metraje, guión excelente y actores en estado de gracia.
Siempre la he visto desde la perspectiva de Montgomery Clif, esa especie de hijo descarriado, bueno pero con carácter, firme y guapo, pero cerca de naufragar en su propia conciencia,  Viendo cerca a Wayne y Cliff, la verdad es que no hay comparación posible, uno es uno de los mejores actores de todos los tiempos y el otro uno de los mayores valores de la industria, capaz de dar vida a cualquier cosa. Cliff es otra cosa, espléndido actor, de gran intensidad, creíble y convincente, veraz y poco efectista, grandísimo actor, torturado emocionalmente, frágil en la distancia corta, potente en sus papeles de hombre distante y febril, impedido para potenciarse a sí mismo, poco amigo de jilipolleces, garantía segura de gran película.

jueves, 14 de marzo de 2019

§ 1.589. Con la misma moneda (Phil Karlson, 1975)

Siempre he tenido predilección por Phil Karlson, siendo plenamente consciente de que no es un gran director, sino un artesano de la Serie B -el Rey le llamaban- que tuvo momento muy interesantes. Pero esta no es su mejor película. Se deja ver sólo por el interés de visionario una cinta suya, en recuerdo de otras mejores.
El guión es bueno, tiene intensidad y profundidad y recorrido, no se se queda corto ni mucho menos, y llenas los 105 minutos de sobra. El juego, la chica, el asesinato, la venganza, el mafioso en la cárcel. Lo tiene todo. 
La dirección es enérgica, sentida y con desarrollo.
Me fallan los actores, encabezados por Joe Don Baker, un actor más de tele filmes que de grandes pantallas. Los demás para mi no son desconocidos. Es un grandullón, poco dotado para la interpretación pero lleno de hormonas y testosterona poco compatible con el new man de los años ochenta posteriores.
Una estética muy setentera, en las ropas, en los coches, en los modales, los pelos y barbas, el macarrismo efectista y con altas dosis de adrenalina fatua, sin propósito e inservible.
Lo que más me ha gustado ha sido cómo esconde el director el propósito de venganza del protagonista, hasta más de la mitad de la cinta no lo aprecias, no sabes cómo lo piensa hacer y qué pretende.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...