domingo, 22 de junio de 2025

§ 3.903. La herida luminosa (Tulio Demicheli, 1956)

Versión original  de una cinta que tuvo su remake en una de Garci, con el mismo título, que me pareció interesante, sin ser de las mejores de él, pero que dejó una interpretación muy sentida de Guillén cuervo.
Ésta tiene guión del director con Julio Coll (que el año anterior había trabajado con De Córdova en la maravillosa Los peces rojos), uno de los mejores directores españoles de esa década y está dirigida por un  director de origen argentino, que rodó en México mucho, y vivió en Madrid, donde murió en 1992.
Un poco al estilo de las de Douglas Sirk, muy colorida, y brillante. Las luces del personaje del médico están pero tratadas aquí por Arturo de Córdova, que en la de Garci por Fernando Guillén. Ambos actores magníficos. El español más hecho, más impostado, más teatral; el mexicano más galán, más estilo Hollywood, con menos matices quizá, pero más rotundo, más pleno.
En esta película es el hijo quien va a tomar los votos, en la de Garci es una hija.
Pero la historia es similar, aunque hay algunas diferencias notables. Básicamente en que en la de Garci el doctor se enamora de una colega, y aquí de su sobrina.
La mujer es Amparo Rivelles (que lo hace realmente bien) la sobrina es Yolanda Varela, y también in la amante es Mercedes Monterrey.
Me ha gustado mucho. Tiene un aire clásico y un fatalismo dramático que enamora.
La predestinación de un amor infantil es un mito recurrente en la historia de la humanidad.
La escenografía es excelente, y el diseño de producción muy interesante. Aquí se plantea un escenario más dramático, más cruel, más rupturista. La imposibilidad del divorcio genera una tensión añadida. No es EE.UU., no se puede romper el matrimonio y tener una nueva vida. 
Y la amante está obsesionada con ocupar el papel de mujer a todos los efectos. La idea de un crimen aparece, se desarrolla y se proyecta.

§ 3.902. Entre el amor y el juego (Sam Raimi, 1999)

 
Tercera vez, quizá cuarta, que la veo. Siempre me ha gustado mucho.

§ 3.901. La trampa (M. Night Shyamalan, 2024)

El director pretende algo difícil, difícil de verdad, entroncar una persecución policial dentro de un estadio donde se está celebrando un concierto de una celebridad pop. El recinto lleno de niños, policías en las puertas, etc.
Ya he visto alguna similar en estadio de Futbol americano, creo recordar que de Gordon Douglas (aunque quizá mi recuerdo me traicione), y aunque era entretenida no la recuerdo como especialmente buena.
Es interesante, algo forzada en el guión, pero no quedaba otro remedio, como fácilmente pueden comprenderse.
Funciona a medias, pero es demasiado larga. Le cuesta concluir la historia. De 90 a 105 minutos sólo hay 15 minutos. Pero es la diferencia entre una cinta con ritmo, de una que pierde algo de sentido y razón por su duración. Pero esto es un parámetro mío, que quizá no se comparta. Las películas actuales son, a mi juicio, demasiado largas.
Un director que tuvo un éxito verdaderamente impresionante con El sexto sentido (1999) y nunca más ha vuelto a repetir un éxito de crítica y público tan formidable. Fue una verdadera conmoción. 

sábado, 21 de junio de 2025

§ 3.900. Tres días de noviembre (León Klimovsky, 1977)

 

El penúltimo Klimovsky, un gialo patrio en un sanatorio a cuyo mando se encuentra un sofisticado y salvaje doctor encargado de realizar experimentos de lo más peculiares. Lo singular es la expectativa que el espectador va a generar en averiguar qué le ocurre a los pacientes, cómo se curan de sus enfermedades y cuál es el secreto que esconde el dueño de la clínica, al que guardan el secreto el matrimonio de doctores que le acompañan.
Mónica Randal, Maribel Martín, Narciso Ibáñez Menta, Tony Isbert y un de secundarios de siempre del cine español.
Funciona, más o menos. Pero no es un gran título. Metraje corto, pretensiones escasas, todo trama y algo de lo que hablar al salir del cine. 
Película fácilmente olvidare, que la podría haber rodado Jesús Franco perfectamente, un Jesús Franco de finales de los sesenta y principios de los setenta.

§ 3.899. Estos son los condenados (Joseph Losey, 1963)

Terror británico a cargo de la Hammer, por un director estadounidense exiliado en Inglaterra porque era perseguido por sus ideas políticas en su patria (EE.UU.). 
Un director peculiar, que siempre me ha atraído. 
La historia funciona a medias.más que nada porque vista en su conjunto parece que le falta metraje. La presentación de los personajes se extiende hasta la media hora, para proponer el problema, el asunto principal, en ese momento. Es cierto que tienes algunas escenas que te puedan dar alguna pista, pero muy sutiles. 
El repaso que le da la cinta a la educación ortodoxa es tremendo. La excusa de los niños educados desde la excelencia para un propósito determinado (generalmente político o ideológico) funciona. Son tiempos de contestación social, de crítica al Estado, de nacimiento de nuevas ideas y perspectivas sobre la vida, lo público, el poder, etc. 
Muy interesante es la influencia que en la oscuridad de la trama aportan las esculturas modernas que aparecen en cada momento. Es como el lado oscuro de la realidad, que de por sí es oscura.
Puede ser catalogada como una cinta de Serie B (por el productor, el metraje, los medios, la producción, presupuestos, etc.), en su versión de paranoia nuclear, pero, en realidad, es más una cinta social, con la exposición de circunstancias sociales: los nini de nuevo cuño, la liberación sexual, las nuevas feminidades, etc. El metraje que ocupa la parte de terror no es mayoritario en la cinta.
Me gusta por varias razones. Me gusta Losey, un director siempre sugerente, me gusta las películas británicas de serie B, me gusta la Hammer y la copia está rodada en un blanco y negro precioso que se ve perfectamente y se escucha realmente bien.
Indudablemente tiene algo de Orwell, y algo de Pink Floyd, algo de control social y experimento humano. La hipótesis es descabellada, pero funciona en la lógica de la trama. 
Y, sobre todo ello planea una pregunta principal -¿Para qué están los niños en esa especie de reclusión instructiva?- y varias secundarias: ¿Cuál es el propósito de dicha educación?, ¿Qué obtiene el poder con ello?, ¿Con qué propósito se han recluido a los niños en la isla?, ¿Por qué los niños siempre están fríos?, ¿Por qué tienen poderes difíciles de explicar?
Preguntas, éstas y otras posibles, que nos sitúan ante otros escenarios, éste sí verdaderamente aterrador.

viernes, 20 de junio de 2025

§ 3.898. Tu nombre envenena mis sueños (Pilar Miró, 1996)

Muy bien rodada. Gran guión (que procede de una novela de Jesús Leguina), excelente ambientación y diseño de producción, actores en su punto, aunque se echa de menos algo más de fuerza en los protagonistas.
Una gran película de intriga. Un thriller que se desarrolla en un período histórico muy peculiar de la historia de este país. 
Todo lo que tiene que ver con la organización de la película es verdaderamente notable: fotografía, producción, vestuario, etc. El reparto quizá se encuentra un poco falto de punch. Carmelo Gomez está bien, pero ni siquiera tiene la fuerza que proyecta en otras películas. Parece contenido, arrobado, como con el freno de mano puesto. Emma Suárez no da el perfil de pérfida mujer, perdida por los hombres que aglutina en torno a sí toda una pléyade de admiradores tan peligrosos como inocentes en el sexo. Tony Cantó bastante deficitario. Y Simón Andreu tan brillante como siempre.
Me ha gustado. Una de las últimas películas de una directora excelente.

§ 3.897. Fedra West (Joaquin Luís Romero Marchent, 1968)

 
Un guión previsible, aunque interesante. Con la gracia de ver al gran actor que fue Simón Andreu en un rol del oeste. No es exactamente un vaquero, sino  un señorito, el hijo de un terrateniente que llegado de estudiar fuera se encuentra enamorado de la segunda esposa de su padre. Una historia que bien podría tener varias vueltas y que es la adaptación del mito griego clásico. 
Es una trama que tiene algo más que ser del Oeste. Porque, del Oeste, en realidad, es sólo el ambiente, el contexto, el marco en el que se desarrollan las pasiones, conflictos y tensiones entre los vértices del triángulo amoroso y de tensión que se organiza.
Se deja ver, pero con matices. Gana la carga dramática de la historia, pero pierde la frescura de las livianas del Oeste de Marchent.
Los diálogos están pensados, y las escenas entre padre e hijo tienen potencia. El resto es un poco prescindible.
La copia que he visto se veía fatal. Mal de verdad, llena de grumos y manchas, aunque se oía perfectamente.

$ 3.932. Blade Runner (Ridley Scott, 1982)