Leí la novela y me gustó mucho. El paso del tiempo, la madurez, las ilusiones perdidas, el declinar de la vida, la pérdida de la inocencia, de la alegría, del impulso vital.
Me pareció un excelente relato, incluso podría calificar de ensayo. No exactamente, pero podría leerse con lápiz y papel, reflexionando con ella a medida que avanzas en su lectura.
La película es un goce de los sentidos. Me ha parecido árida y desangelada, sin corazón. emotiva y triste. Una gran obra, muy bien hecha, delicada y puntillosa.
La aristocracia de la guerra, con una puntillosidad, con una distancia del mundo real, lejano de los valores humanos, cercado por tradiciones, saludos, reverencias y aspectos superfluos que no sirven más que para retroalimentar al propio sistema militar.
Además de una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre la tranquilidad del reloj, sobre la decrepitud y la vida, puede leerse como un ensayo sobre la inutilidad del ejercito, sus propósitos y su funciones.
Un tema que también trata son las ilusiones, y hasta qué punto éstas puede haceros perder la razón, el criterio y la cálmales. Ilusiones personales y vitales, e ilusiones reales, convertidas en alucinaciones. La alucinación como derivación de la ilusión.
La inutilidad del paso del tiempo sería el lema de la novela y la película.
El reparto es espectacular: Vittorio Gassman, Helmut Griem, Francisco Rabal, Fernando Rey, Jean-Louis Trintignant y Max von Sidow. Casi nada. Es cierto que los dos españoles interviene poco.
Dicen que fue un proyecto que abrazó Luis Buñuel pero que nunca llegó a poner en pie.
Primera película que veo del director, que me ha parecido un gran artesano. Domina el tiempo, los escenarios, los actores, los planos, encuadres y demás.