sábado, 10 de mayo de 2025

§ 3.819. La muerte llama a las 10 (Joan Bosch Palau, 1974)

Interesante propuesta, muy "setentera", que parece que se sostiene a lo largo de su civilizado metraje (90 minutos) pero se va cayendo poco a poco, diluyéndose en su propia temática, sin salir el planteamiento. Parece que evoluciona bien, pero no del todo. No sé. Parece querer hacer un thriller "británico" (de hecho está rodada en Gran Bretaña (probablemente en Londres, he creído reconocer algunos edíficios muy característicos) con una temática clásica, muy en la línea de Hitchcock con sus últimas películas (Frenesí, 1972, especialmente), y hasta cierto punto lo consigue. Mantiene la tensión, quieres conocer qué ocurre en la trama, pero le falta un punto de punch, no sé cómo decirlo, esa gracia que tienen unas películas y otras no. Se va diluyendo, y más allá del interés por saber qué ocurre con la chica, poco más tiene la cinta.
Me gusta Bosch, todo lo suyo que he visto me ha parecido interesante.
La protagonista es una chica realmente muy guapa. Se llama Gillian Hills, y aunque no ha sido una actriz muy prolífica, sí ha hecho buenas cosas. Carrera corta, 15 películas en más o menos quince años. Directores menores, con una para Antonionio y otra para Vadim. No tuvo continuidad, supongo. 
No parece tener capacidad para mantener ella misma la tensión para toda la película. Le falta empaque, capacidad, recursos.


viernes, 9 de mayo de 2025

§ 3.818. First Love (Takashi Miike, 2019)

 

De este director he visto cuatro películas ya:  Audition (1999),  Ichi the Killer (2001),  Llamada perdida (2003) y 13 asesinos (2010), cinco con esta. Es un director muy prolífico, rueda constantemente, desde hace años, y varias películas el mismo año. Debe ser algo así como su Jesús Franco: mucha cantidad, constantemente, buenos principios, buenas ideas, pero una construcción deficiente de sus películas. Sí es cierto que se ven perfectamente, el material con el que trabaja debe ser extraordinario. Unos colores brillantes, muy definidos, sin sombras y con una gran nitidez. 
A diferencia de otras películas que recuerdo suyas al argumento, aunque complejo, le he seguido el hilo perfectamente. Quiero decir, que no he perdido personajes ni argumentos principales. Quizá el argumento y la trama son un poco pueriles, algo infantiles, sofisticados en el fondo pero planos desde el punto de vista expositivo.
Ves una gran ciudad japonesa, te sumerges en su noche, en sus neones, en sus vicios, en su sordidez, en su delincuencia. No es un tratamiento muy real, claro, es estereotipado, anecdótico, con clichés y tópicos, pero te haces una idea. 
Violencia y elementos sobrenaturales son dos elementos que confinan más o menos bien. Si le añades el elemento droga y el elemento mafia tienes todo un cúmulo de ingredientes supuestamente infalibles.
Es interesante, pero no llega a funcionar del todo. Me parece que quizá menos ingredientes mejor cocinados hubiera facilitado un guiso menos edulcorado, con menos azúcar. 
Me sobra tanta orquestación. Me gustan más las películas de actores, dramas y sentidas obras simples en su planteamiento, pero complejas en su desarrollo estético y moral.

3.817. Labios rojos (Jesús Franco, 1960)

La segunda película del tio Jess.
En un tono que no transitó muy a menudo con posterioridad. Una especie de comedia ligera de situación, con dos mujeres atractivas que favorecen a la policía, a uno en concreto que lleva un pin del Real Madrid en la solapa (Manolo Morán), haciendo un trabajo detectivesco por encargo. Es una simpleza tan grande que tiene gracia, pero se aleja bastante de la temática natural de Franco. 
Supongo que lo que quería en aquel momento era rodar cine. Ser capaz de tener una actividad regular, constante, que permitiese estar en la industria.
No le he encontrado la gracia del todo. Ha quedado algo obsoleta, no ha envejecido bien. Aunque el tema general luego ha sido tratado con un cierto éxito en varias ocasiones, incluso en superproducciones de Hollywood.
Me gusta que la música sea de Franco. 

jueves, 8 de mayo de 2025

§ 3.816. Coto de caza (Jorge Grau, 1983)

 
Película típica de la transición, de ese cine tan característico, a medio camino entre el documento y el cine social, el cine testimonio y la idealización de la vida que está por venir. 
Un cine que sólo se explica por el momento político y social que vivía el país. Indudablemente tiene mérito, tiene algo, pero si no fuesen español y hubieses vivido esos momentos no comprenderías tan bien este tipo de cine.
De la Loma quizá sea el director más característico, pero quien verdaderamente tiene un mérito increíble es De la Iglesia. Un director de una pieza, verdaderamente interesante y cuyas obras han perdurado. También Lara Polop, algo de Aranda, Roberto Bodega, un par de cosas de Saura, Armendáriz, etc.
Esta cinta no es mala. Ni mucho menos, bebe, naturalmente de Perros de Paja (Sam Peckinpah, 1971), aunque la historia no pretende tanto mostrar la violencia desaforada como aquella, sino exponer la justificación social que se predica de ella.
La violencia que se despliega no es gratuita, tiene justificación y aquí es donde la cinta se vuelve más oscura y su mensaje más turbio. Querer ver en ella una crítica a la clase media es un despropósito, de gran calibre además. Pero lo que pretende el director es que reflexiones sobre la violencia que se ejerce cuando existe una justificación, poniendo en solfa tanto la acción como su justificación, la violencia y su razón. 
Tiene diálogos de crítica a los bienpensantes, pero no es el tema principal de la cinta.
La forma de rodar es muy gráfica, muy interesante. Comienza como una comedia de situación y termina como un thriller de venganza. La estética de la violencia es por momentos descarnada, y algunos planos, como el de la escopeta en todo lo alto para mostrar la superioridad del quinqui que manda con su amenaza. Está justo en el centro de la imagen, como si se tratase de un cuadro. Una visión muy gráfica y realista. Comienza la conversión de la malvada.

§ 3.815. Inuyashiki (Shinsuke Sato, 2018)

Cine japonés, de autor desconocido.
Quiero ver más cine Japonés. Y quiero ver autores que no haya tratado ya. Acabé con Kurosawa hace tiempo, tengo bastante controlado a Ozu, este mismo mes he visto lo mejor de Kobayashi, me queda profundizar en Mizoguchi... y descubrir cosas nuevas.
No sé si la mejor forma de empezar con este propósito es ver cine fantástico, pues no es un género que me motive especialmente, pero experimentar en vacío tiene su gracia. Ver sin saber nada del autor, del género, de los actores, etc. 
Me ha llamado la atención los efectos especiales, verdaderamente espectaculares. Bien hechos, con muchísima realidad y altamente sofisticados.
La trama no tiene muchas historia. Una hipótesis fantasmal, con episodio de aparición extraterrestre incluido, que muestra, o al menos eso pretende, las dos posibilidades que pueden desarrollarse desde lo humano. 
Una capacidad, da igual que sea humana, sobrenatural, extraterrestre -en realidad, es lo de menos- puede ser empleada o utilizada de varias maneras. Lo importante no es, en realidad, el tipo de capacidad que se tenga, sino lo que se hace con ella. Y esta es la problemática que plantea la película.
Director desconocido para mi, que debe formar parte, imagino, de la nueva hola de directores japoneses. 
Es interesante, aunque algo larga. Muy colorida, con una música que acompaña bastante bien y una cierta moraleja en su desarrollo. Pero se me ha hecho larga. 90 minutos hubieran bastado. 130 son demasiados.

miércoles, 7 de mayo de 2025

§ 3.814. Runaway, brigada especial (Michael Crichton, 1984)

Una distopía interesante, cuyo tratamiento hace treinta años podía tener su chance, pero que ha envejecido fatal. Es amanerada, redundante, llena de tópicos y con una imaginación para rodar que no escapa de lo convencional. Policía del futuro que se dedica a perseguir máquinas que se han descontrolado, muy en la línea de Asimov y sus predicciones sobre el mal uso de la tecnología. 
Un director de pocas películas. Únicamente siete, de éxito moderado, pero gran escritor extraordinariamente prolífico, cuyas obras han sido llevadas al cine infinidad de veces. 
No me ha llegado la cinta. Subordinada a las estrellas del momento, especialmente Tom Selleck, guapo y musculoso, pero limitado en sus virtudes actorales. No es Burt Reynolds, que sí que tiene más guapo. Se acompaña de Cynthia Rhodes, que me suena ligeramente.
No es una gran cinta. Además, aunque no lo parezca por el metraje, se extiende demasiado, se hace larga.

§ 3.813. Touch (Paul Schrader, 1997)

No acabo de cojerle el punto a Schrader. Tiene cosas serias, verdaderamente brillantes, bien tratadas, con seriedad y pasión. Pero tiene otras como "tomadas a la ligera", en todo de comedia o de "chanza", que ni me parecen alimenticias, ni de 'contrato', ni hechas en periodos de reflexión o menor actividad. Simplemente, como es en este caso, no sé qué me quiere decir. Sin más. 
Parece una sátira de los 'santones', de los curanderos, de las iglesias neuróticas desperdigadas por todo EE.UU., de esas que, en realidad, se dedican a hacer dinero, a destruir personas y a engañar a la gente. 
Es una especie de comedia de los horrores, un muestrario de colgados y neuróticos que exponen sus mierdas a la pantalla para regocijo de los demás. No la he entendido, no me ha gustado y no creo que el tono sea ni siquiera el apropiado.
No hay falta hacer El fuego y la palabra (Richard Brooks, 1960), pero el tono excesivamente ligero reduce la trama a una especie de colección de anécdotas sin demasiado sentido u operatividad. 

§ 3.916. Beltenebros (Pilar Miró, 1991)

La vi hace muchísimos años, en Cabueñes, en Asturias, en un campamento juvenil que organizaba el Injuve (el Instituto Nacional de la Juventu...