sábado, 8 de febrero de 2025

§ 3.683. Las orgías inconfesables de Emmanuelle (Jesús Franco, 1982)

Pues dentro de la vulgaridad que rodea la obra de esos años del tío Jess no tiene el peor de los comienzos. Es cuidado, de los más estándar, con su voz en off que explica la trama y una presentación de personajes de lo mas habitual. 
Pero a los diez minutos, sin embargo, la película se va ensuciando, poco a poco, no sólo desde la perspectiva de los desnudos o del sexo, más o menos explícito, sino, sobre todo, del sentido de la cinta. El guión es de él, y eso se nota. Tiende a la dispersión, a ensalzar los momentos mórbidos haciendo perder frescura al trasfondo del asunto. Se recrea en los planos de los desnudos una barbaridad, con metraje y metraje que nada aporta. De una simpleza y una vulgaridad exasperante.
Pasa sin solución de continuidad de intentar ser una cinta semipolicíaca, con sus "desnudos y sus días" si se quiere, a ser simplemente una cinta de porno soft que se enlata en una historia que podría tener recorrido con otro tratamiento.
No tiene gracia, ni garbo, ni tensión, ni estilo. Es ver, por ver. Estar delante de la pantalla al igual que podrías estar viendo una serie de la televisión o escuchando un postcat. Desnudos sin gracia, carne por carne, sin pizca de imaginación, o estilo. De esta fase del tío Jess se salvan pocas cosas. 
Le pasa muy a menudo en las películas de esta época. Un buen propósito, un comienzo salvarle y luego un naufragio en el mar de la mediocridad. 
Al igual que las primeras cintas de Franco tenían un pase, a partir de un momento, probablemente muy pronto, se aburrió de hacer un tipo de cine más delicado y de calidad y se dedicó a filmar como churros, película tras película hasta poner a su nombre más de ciento cincuenta películas, lo que es una auténtica barbaridad, una bestialidad. Naturalmente, rodaba por rodar, porque lo que le interesaba, seguramente, era eso: rodar.
Estoy convencido que si Jess hubiera elegidos 25 películas para rodar y le hubiera dedicado el tiempo que ha empleado en rodar cinco cincuenta hubiera sido un cineasta notable, incluso brillante.
Pero optó por otro tipo de carrera, con más títulos pero de peor calidad.

§ 3.682. Crimen de doble filo (José Luis Borau, 1965)

La segunda película de Borau . Muy en la línea de las cintas de cine negro de la época. Supongo que era lo que se demandaba, y que la taquilla manda, sobre todo para los productores que ponían  el dinero y corrían con los gastos.
Un estupendo blanco y negro y una puesta en escena como si se tratase de un escenario teatral.
Un tono realista, que no escatima detalles del levantamiento del cadáver y que pretende mostrar el caos -multitud de persona moviéndose en un espacio muy reducido, gente hablando a la vez, algunos sugestionados, otros fríos como mármoles, etc.- que acontece en una investigación criminal. Una vez que se presenta la policía, los curiosos se agolpan, los sanitarios llegan, los comisarios sospechan, los vecinos recelan...
Los miedos, las angustias por ocultar información a la policía, esa sensación que se tiene siempre de ser culpable, incluso de las menores penas, es propio de la cultura católica, en donde el mal forma parte de nosotros. Y los remordimientos por lo hecho, lo dicho o incluso lo pensado, persiguen al ciudadano por siempre. 
La culpa, el pasado, y la inacción  parecen generar una especie de predestinación hacia el futuro. Todo eso se refleja en la cara de Carlos Estrada, que hace un papel excelente. Tiene ese punto de Henry Fonda, también haciendo de músico, en Falso culpable (Hitchcock , 1956).
Qué magnífico es el cine español...!!! Qué de obras verdaderamente notables ha filmado.
Ésta en concreto me ha parecido soberbia, verdaderamente notable.

§ 3.681. Pista de carreras (Edwin L. Marin, 1948)

 
Otra de Edwin L. Marin (del que ya he visto algunas cosas, bastantes) con George Raft, un actor poco expresivo. Con pinta de duro, y esa racionalidad varonil típica de los años veinte y treinta. Teo blanca, pómulos marcados, pelo negro lacio peinado hacia atrás, nariz prominente, bocas pequeña y pinta de tener mala leche, mal carácter, mal genio. 
La actriz se llama Marilyn Maxwell, que no recuerdo haberla visto en película alguna, aunque es la chica de El ídolo de barro (Mark Robson, 1949) y también le vi en otras de Bud Boetticher de 1953: "Al Este de Sumatra". El cualquier caso, no la recuerdo.
La historia es un poco la de siempre. Venganza, amigo deshonrado por el que se clama acción, chica guapa que espera, policía de buen corazón y, en este caso, un par de número musicales.











§ 3.680. Capitán Ángel (Edwin L. Marin, 1945)

 
Más que interesante cinta, mejor de lo que podría parecer. Una drama, y una vivencia, y también una venganza. Un toque noir en todo, con cierto estilo, blanco y negro perfecto, 80 minutos. Un Serie Be de calidad, de esas películas que, con los años, han quedado situadas en donde se merecen. Bien hecha, con seriedad y sin dramatismos. Nada artificial. El guión peca de tópicos, y es inverosímil, pero qué carajo... Esto es el cine.
Ambiente marino, a pesa de que aparece, en las imágenes de tierra, uno de los característicos puentes de Madison, con los de la película. No recuerdo de qué Estado eran.
A George Raft se le ve algo 'bruto', poco fino, duro y seco hasta el amaneramiento. Claire Trevor parece encasillada en el papel de prostituta que tanta fama le dio (La diligencia, John Ford, 1939).
La chica protagonista se llama Signe Hasso, que trabajó con Zinneman, Bergman, y Cecil B. DeMille, entre otros. No hizo muchas películas, era sueca y tenía un pelo muy característicos.

jueves, 6 de febrero de 2025

§ 3.679. Una profesión peligrosa (Ted Tetzlaff, 1949)

Otra de George Raft, un actor de lo más interesante, con Ella Raines, tan guapa como siempre y un Pat O`Brien que siempre hace de detective, policía, sacerdote, hombre de autoridad, respetable y sincero.
Un 'noir' de factura clásica, con triángulo amoroso, luces de neón, fraude al seguro, pasado que se presenta inesperadamente, futuro incierto y fatalista.
Buen guión, bien narradas, un blanco y negro que se ve bien y un sonido bien hecho.
No tiene el empaque de los grandes 'noir', pero juega en las grandes ligas. Tiene garbo, donaire, estilo y se deja ver.

martes, 4 de febrero de 2025

§ 3.678. Nocturno (Edwin L. Marin, 1946)

Un noir interesante, con pretensiones de Serie B de un director oficioso y una estrella medida siempre encasillada en el tipo de papeles de mafioso 'seriote' y de buen corazón al que le pierde un rastro de honestidad que le viene de la adoración que siente por su madre y por la enseñanza católica que recibió en el colegio irlandés al que acudió siendo niño.
Actor tremendamente popular, encasillado en papeles de policía o mafioso, preferentemente estos últimos, no tiene el empaque de los grandes del cine ni la gracia o el garbo de los menores. Es algo plano y excesivamente formal, ortodoxo, un hombre del que te puedes fiar. Perfectamente bien vestido, algo atildado, masculino sin músculos. Un hombre corriente con carisma.
Interesante película, bien trazada, con un muy buen guión y unos diálogos irónicos y acerados. 
Se puede ver, metraje civilizado, resultado previsible aunque no aburre ni cansa.






lunes, 3 de febrero de 2025

§ 3.677. El rostro de la muerte (Alfred Sole, 1976)

Una historia bastante plana, con poco garbo, nada de gracias y poco sentido cinematográfico serio. 
Seguro que tuvo su momento, incluso su público, pero no creo que sea considerada una cinta de culto, ni nada parecido.
Como todas las historias de este tipo, es más fácil explicar la trama desde la psicopatía. Se obra así porque al sujeto le falta un tornillo. Punto. Existe otra posibilidad, que el mal no tenga explicación o que se explique desde el propio mal. Las primeras, a la que pertenece esta película, son más simple, soliendo ser malas y previsibles. Las segundas son mejores, o por lo menos más sugestivas.
Intenta mostrar los cánones clásicos de una historia como esta, pero, a diferencia de otras de aquellos años, no llega a impactar con determinación. 
Pertenece a ese subgénero de terror religioso con formas de funcionar singulares. Parece que el miedo en la iglesia tiene que ser menos miedoso, peo al frecuentarse en un lugar en principio seguro la sensación de pesadumbre se acrecienta.
Actores no muy conocidos, y un director que sólo rodó otras dos cosas. pero calificadas en las plataformas que ésta, que tampoco tiene un anota excelsa.
No es una película que vaya a ver dos veces, eso seguro.

§ 3.895. Nacida en el oeste (Budd Boetticher, 1959)

  Una del Oeste, basica, de Boetticher, con un siempre atinado Randolph Scott y una guapísima Virginia Mayo. Un tema más o menos de siempre....