viernes, 13 de octubre de 2023

§ 3.152. Furtivos (José Luis Borau, 1975)

 

Una cinta muy conocida en su tiempo que tuvo su predicamento. De las temáticas que gustaban en su época. Caza, señoritos, relaciones maternofiliales dominadas por instintos insanos, atracción sexual incontrolable y la creación del tipo asfixia existencial que se produce con madres muy dominantes.
Aunque no lo dice, todo parece indicar que el desarrollo de la historia se desenvuelve en el País Vasco o en Navarra. No creo que pueda verse en clave política, pero todo puede ser. No conozco demasiado el cine de Borau, pero puede ser que, dadas las fechas y le contexto pretendiera hacer una crítica a la sociedad.
No creo que pretendiera hacer una cinta parecida a La caza, de Saura, que es una película absolutamente magnífica, pero, desde luego, tiene un parecido, un antecedente, bastante claro.
Los actores son Ovidi Montllor, Alicia Sánchez, para mi poco conocidos, y la perfectamente reconocible Lola Gaos, una gran dama del teatro y del cine.
La cinta, al parecer, tuvo un éxito magnífico de crítica y público, conoció el éxito en certámenes y disfrutó de galardones. Una película muy premiada y muy celebrada. Se sigue recordando como una gran película.



jueves, 12 de octubre de 2023

§ 3.151. Atrapados en el miedo (Carlos Aured, 1985)

 

Ligoteo años sesenta, relaciones prematrimoniales, sexo oscuro y encubierto, sexo y orgasmos libidinosos cerrados y rencorosos y, sobre todo, una expectativa de tetita desnuda en tiempos de censura que justifica el metraje. 
Pretende ser una cinta contracultural, pero se queda en un punto paródico de las películas de fantasmas. 
De todas forma, y aunque quizá se pueda ser duro con su nota en las plataformas, lo cierto es que, pese a todo, es de las mejores propuestas de Aured, 
Hay que entenderla como un producto de su tiempo. Destape, 'fantaterror', cine patrio y mucho alcohol y porros como manifestaciones básicas de libertad.


§ 3.150. La criatura (Eloy de la Iglesia, 1977)

 

En busca de un 'tantaterror' con algo más de calidad que las clásicas de Aured y Naschy me he encontrado con esta cinta. Abiertamente fantasmal, vampírica y encontrada en el misterio de los animales que poseen a las personas. 
En términos generales es bastante mejor que la de sus competidores. 
El guión es menos abracadabrante que otros del mismo género, Juan Diego y Ana Belén ayudan bastante, pues son actores bastante razonables, y el director tiene bastante mano en el discurso narrativo. Además de un gran director le tengo por un gran cineasta, que no es exactamente lo mismo. Un aficionado al cine antes que cineasta y antes que director. Una combinación ganadora.
La historia engancha desde el principio. En el minuto quince lo tienes todo presentado y no queda más que el desarrollo y el desenlace. 
Me ha gustado. Se entronca bien en el tiempo en el que se rodó, responde bien a los cánones del momento y se deja ver con cierta nostalgia. Recuerdos de una época que se fue. 
De la Iglesia tiene más profundidad de la que parece. Es un directorazo como una catedral, toca temas incómodos sin ningún complejo y con plena libertad. Puede considerarse incómodo a veces, pero sus películas vistas cuarenta y cinco años después siguen manteniendo una cierta frescura y una gran naturalidad.
Me gustan sus películas.

§ 3.149. Simón del desierto (Luis Buñuel, 1965)

Una temática religiosa en un hombre tan ateo como Buñuel. Desconozco si es un relato bíblico o un guión propio del director. Seguramente sea un episodio bíblico libremente interpretado por él. 
Tiene un punto de sátira, de ironía, pero también de lucidez y de intelectualidad. Desde luego también puede verse desde una perspectiva filosófica, o doctrinal. Y, por supuesto, tiene es punto surrealista  tan característico de la época.
Diablas, niñas jugando, comida, limpieza. Tentaciones.
Claudio Brook es Simón, y Silvia Pinal es el diablo.
La historia no me dice gran cosa. El tipo de ironía que pretende no la alcanzo. Se basa en el deseo no consumado, en la renuncia a uno mismo, en la pulsión sexual encubierta. No me llega. Supongo, pero sólo lo supongo, que a una persona con fuertes creencias religiosas, sí le llegará más.  No creo que pueda tachársela de inadecuada para un religioso, y por supuesto no es blasfema. La tentación, que es el tema, está tratado con sorna, ironía y algo de broma, pero no es blasfema. No pone en solfa la tentación en sí misma, ni la juzga o ridiculiza. La muestra desde diferentes perspectivas. Cuando ves a Simón sabes que para él ese sacrificio es importante. Los lugareños que le visitan se toman su sacrificio desde diferentes puntos de vista. Pero para el diablo es evidente que su propósito es hacer fracasar el propósito de Simón.
Es un ensayo interesante. Que no me llega mucho, pero que es lujos de ver y disfrutar.
Es verosímil lo que se cuenta que dice Silvia Pinal sobre el mediometraje. No se trata de una película fallida, sino de un tercio de un proyecto que pretendía filmarse con ella a través de tres historias, un tipo de ensayo que se hacía mucho en aquella época. Estaban involucrados, o pretendían involucrar a Jules Dassin y Federico Fellini. Cada uno contaría una historia surrealista poro con Pinal como protagonista. Ambos invitados quisieron rodar con sus mujeres y el proyecto quedó como estaba, pues Buñuel ya había rodado la cinta y la consideraba terminada.



§ 3.148. La bestia y la espada mágica (Paul Naschy, 1983)

 

Un Naschy 'histórico', medieval y algo más contenido que en otras ocasiones. Una historia medieval, mágica y vampírica. Una historia, una verdadera historia, con todos sus matices. Satán, espadas, aventuras, medievo, cortesanas, sexo y pudor. Sociedades secretas, guión epiléptico, neuróticos asociados y algo de costumbrismo cañí.  Brujas, Zumarragundi, la Santa inquisición, solo falta el huerto del francés. Pero está presente el gran inquisidor y el santo oficio. Supongo que este tipo de cintas podían verse con un whisky barato en una cinta de VHS en los años ochenta. Peor no tiene un gran resultado. La escenografía es interesante, el atrezo razonable, los actores en lo pretendido, los escenarios naturales de piedra. Pero le falta lo que las excelentes películas tienen: pulso y ritmo, sensación de estar presente ante una imaginación desbordante pero algo fallida. Es una película de su tiempo. Sin más. 
Todo eso y algo más puedes ver pasar ante sus ojos. Lo importante no es qué ocurre, sino cómo ocurre, cuál es el ritmo narrador, lo que tenemos que decir, aquello que no puede verse con otros sentidos que el cinematográfico.
Lo de Cipango es ya el despiporre. Hay que situarte ante este tipo de películas para comprenderlas.

martes, 10 de octubre de 2023

§ 3.147. El incinerador de cadáveres (Juraj Herz, 1969)

 

Cine de culto. Checoslovaco. Un director que no ha rodado muchas cintas, pero que con esta, al parecer, consiguió un gran éxito y un gran crédito.
Una forma de rodar diferente, planos muy cortos a la cara de las gentes, en donde se aprecian los detalles más nimios: el sudor, las arrugas, las protuberancias de los músculos, las diferentes tonalidades, etc.
 Llena de simbolismos, requiebros visuales una cierta rapidez en la sucesión de unos planos y encuadres poco usuales. Todo el ambiente se diluye en una sombría equidistancia entre la angustia y la desesperación y la alegría vital y el matrimonio y familia.
Encadena el final de un plano con el principio de otro, ´dandole a la película una sensación de continuidad constante. Es un recurso interesante, y no he sido consciente de haberlo visto en otras películas.
Director y actores absolutamente desconocidos para mi. Es considerada una de las mejores películas Checas de todos los tiempos. 
El horno juega un papel importante en la propia iconografía de las trama, y el boxeo, que  parece un ejercicio para redimirse de no se sabe qué pecados.
Me ha entretenido. Es muy diferente y atractiva.

lunes, 9 de octubre de 2023

§ 3.146. Lola Montes (Max Ophüls, 1955)

Pasa por ser una de las obras mayores de Ophüls, que tiene cosas buenas de verdad.
Martine Carol es la protagonista, probablemente en su papel más célebre. Peter Ustinov el Maestro de ceremonias del circo. Anton Walbrook es Luis I de Baviera, y Will Quadflieg es Franz Liszt.
La película es mítica por varios motivos. Es la última película del último estilista, un cineasta de detalles, de historias muy trabajadas, apoyado en el guión pero sobre todo en el tratamiento visual de la imagen. Un cineasta que vio -y esta es la segunda razón- machacada su película por público y por los estudios, que cortaron la cinta, la montaron de nuevo en sentido cronológico y la destrozaron, naturalmente. En tercer lugar porque es un mito para los directores franceses de la segunda mitad del siglo XX, que la tienen por una obra de arte expresiva y hasta cierto punto revolucionaria. En cuarto lugar, por el atrevido montaje que tiene, dieciséis años después de una de las primeras que lo hace (Ciudadano Kane, Orson Welles, 1939), articulados en reportes hacia atrás que explican qué ocurrió para llegar a donde se llegó.
De un atractivo visual inevitable, con una belleza clásica intemporal, en el atrezo, en la música, en la producción, ahonda en la decadencia de una mujer libre y salvaje -muy empoderada- que hizo, literal y prácticamente, lo que le apetecía en cualquier momento. Se aprovecha el número de circo con el que principia la historia para ir contando quién fue y qué hizo Lola Montez, personaje real que sale bastante bien parado de este biopic como mujer aguerrida, atrevida, conscientes de sus encantos y dispuesta a explotarlos. Mito o realidad, lo cierto es que fue un personaje real, amante de sus amantes y ambiciosa cuando tocaba serlo. Soñadora pero realista, femenina y feminista (al parecer tenía ideas muy progresistas sobre el talento femenino y sus capacidades en la sociedad) pero sobre todo una mujer bella hasta la locura, guapa y enigmática.

§ 3.896. La última señora Anderson (Eugenio Martín, 1971)

  Una acercamiento al cine de suspense británico de toda la vida. Rodada en los exteriores de Londres, supongo que con personal británico, e...