domingo, 10 de octubre de 2021

§ 2.486. El hombre de mimbre (Robin Hardy, 1973)

Vi el remake de esta cinta hace tiempo y le puse un 2. Me pareció horrorosa. Esta es la original y se supone que será otra cosa. Está catalogada como película de miedo, aunque quizá, con los cánones actuales, debiera calificarse de thriller policial.
Cinta de culto, de un director muy poco prolífico, sólo cinco películas y varias relacionadas con ésta, que debe ser muy importante, porque ha creado un género propio, autónomo.
Está bien narrada la sensación de sociedad claustrofóbica, cerrada, opaca, con singularidades. El fanatismo religioso está muy bien tratado, en una mezcla de erotismo y pensamiento alucinatorio.
Mantiene muy bien la tensión, narra bien las circunstancias y te mantiene atento. Noes de un terror asustadizo, ni tampoco sádico o salvaje, lleno de sangre u ordinarieces, sustos y demás casquería sin sentido. Es turbadora e interesante, más intelectual que miedosa. Es una película con tensión, con algo de discurso y muy original y libertaria. El sexo como liberación y culto. Me ha parecido más interesante que buena y, desde luego, no es bonita.
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§ 2.485. La leyenda de Lylah Clare (Robert Aldrich, 1968)

Como todas las de Aldrich es sumamente interesante, distinta, un poco enigmática y muy absorbente. Una espectacular Kim Novak, como siempre (después de tres años sin haber rodado), un sólido Peter Finch, el siempre eficaz Ernest Borgnine, y un sorprendente Milton Selzer que hace un papel absolutamente magnífico, sereno  y emotivo.  Rossella Falk, en un papel entre lesbiana y resentida, completa el elenco principal. También participa George Kennedy en una escena de "cine dentro del cine", en un papel secundario que quizá sólo se explica por ser un hombre a sueldo del estudio.

Pretende ser una crítica, o una sátira, al mundo de la industria del cine. Ya había ambientado alguna película en el cine, "La podadora" (1955). Aquella era realmente estupenda, con un dramatismo estético y armonioso que inunda toda la cinta. Aquello era un drama, una expiación sobre los abuso del mundo de Hollywood. Esta película es otra cosa. Tiene algo del transformismo de Vértigo, dos personalidades en una misma mujer. Coincide con un momento muy especial, la modificación del propio concepto de estrellas del cine y de su status. Ya no había grandes estrellas, los tiempos estaban cambiando, los estudios se abrían a nuevas propuestas, nuevas ideas, nuevos actores, con otra manera de comportarse, de actuar, de ser en el cine. El tiempo de Cooper, de Bette Davis, de Bogart, de Tierney, habían pasado. No se podían copiar ni calcar. Esa forma de ser murió con ellas.

Y la película hurga en esa herida, en ese sistema, con una  pretendida reencarnación de esas estrellas con Lylah. En un diálogo de la película los personajes así lo confirman: esto no es una industria artística, sino de divertimento. 

No creo que le salga del todo bien. La película es buena. Se deja ver y tiene su mensaje, pero no es una cinta redonda. Vi hace días El asesinato de la Hermana George, que es del mismo año, y es muy superior a ésta. Además la carnalidad de Novak, su brutalidad, su sexualidad, e incluso su vulgaridad la distancian del papel de Vértigo, la exquisita mujer por definición, sofisticada y elitista.

La ruptura con la prensa, en el papel de la periodista criticona y metomentodo que construye carreras y destruye actores a capricho de su propia insidia.

El resultado es apetecible, una película más, de mejor calidad que otras pero no pertenece a las grandes obras de Aldrich, que tiene unas cuantas.

sábado, 9 de octubre de 2021

§ 2.484. El príncipe de la ciudad (Sidney Lumet, 1981)

 

Un director especialista en películas 'duras' de policía. El ambiente más sórdido, más delincuencial dentro de la propia policía, más negro. Un retrato durísimo sobre un policía completamente deshumanizado, aberrante, salvaje. Muy bien narrada, con un guión muy trabajado, con multitud de personajes, aunque el actor que encarna al protagonista no es quizá la mejor opción. Treat Williams no da el papel de duro, de hombre de la calle. El pretendido drama moral que sufre no consigue dramatizarlo creíblemente. Le falta empaque, entidad. Tiene carga actoral, desde luego, pero me parece que le queda grande el papel. A medida que va pasando la cinta se va viendo más cómodo, mejor, más en el papel.
Es ambiguo, funciona con dos caras. Realmente no sabe lo que hace, le gusta el peligro y disfruta con ello. Si fuese cazado no le importaría, sabe que pude pasar y no le importa.
Veo a Al Pacino en ese papel. Es Serpico, unos años después pero Serpico. Allí era honrado, aquí es todo lo contrario. Ambas caras de una misma moneda.
Sin embargo la mujer, interpretada por Lindsay Crouse, aunque no interviene mucho juega un papel de contrapunto más que interesante. Es su conciencia, quien le dice que no va a salir bien lo que pretende.
Me ha gustado, es un poco larga, pero el retrato de una época es estremecedor. Las cosas pasaban así. No es un documental, ni lo pretende, pero tiene algo de verosímil. Las cosas fueron así.
No ha envejecido mal. Se puede ver perfectamente, es un buen thriller policial. Además la copia se ve perfectamente, con un color muy decente y un sonido diáfano.
Lumet tiene muy buenas cosas, es un gran director, con obras maestras indudables, incuestionables.

§ 2.483. Deprisa, deprisa (Carlos Saura, 1981)

 

Aunque pueda parecer lo contrario, la película no ha envejecido mal. Ni mucho menos. Las mismas inquietudes, los mismo problemas, las mismas esperanzas tenían los chicos de 1981 que ahora.  Lo que cambia es la salida 'natural' hacia la delincuencia que tenían los de aquella época y momento.
Quizá una de las mejores del cine "quinqui", género muy singular típico español. Quizá en otros países tenga uno tan singular, lo desconozco. No es que me guste especialmente, pero me recuerda a mi infancia. Las zapatillas Yumas, los vaqueros estrechos, las drogas al alcance de la mano, esa música entre flamenco y rock tan peculiar, esa sensación de calle y de libertad individual, etc. 
Es una cinta seria, aunque con actores no profesionales, algo que han hecho algunos directores de los más grandes, con pretensiones,  sin demagogia, sin fondo moralizante, no pretende enseñarnos lo "malo" que es tan o cual comportamiento, tal o cual salida, este o aquel modo de comportarse. Muestra lo que hay, lo que es, algo común en un momento concreto. Chicos muy mal encauzados, dispuestos a todo -en eso son como los de ahora, como los de siempre-, incapaces de ver una salida distinta en la vida de la que toman.

jueves, 7 de octubre de 2021

§ 2.482. Fracción de segundo (Dick Powell, 1953)

 

Entretenida película, a mitad de camino entre el cine negro y la intriga amorosa, con un ambiente militar al comienzo que dota a la película de un ambiente singular. Bien construida, con un guión más que interesante. Con una música muy intrusiva, eso sí, como casi siempre en el cine de Serie B, que acompaña toda la cinta, casi como un personaje más.
Me ha gustado mucho. Me parece que está muy bien hecha, con ritmo y con profundidad. La huida, los celos y el adulterio por un lado, y el amor y el periodismo por otro. Me ha parecido una muy buena exposición narrativa.

miércoles, 6 de octubre de 2021

§ 2.481. Bloqueo (William Dieterle, 1938)

Siempre espero mucho de Dieterle. Me parece un director estupendo. Madeleine Carroll en plan estelar, y Henry Fonda en sus inicios en el cine (aunque ya había hecho cosas muy importantes).
Un blanco y negro que se ve estupendamente, y un sonido perfecto, acompasado con las imágenes y muy bien vocalizado. La película es de 1938, pero la copia del DVD se ve perfecta. 
Un metraje perfecto, 85 minutos, el ideal para contar una historia como esta. Un guión sencillo pero eficaz, una obra delicada y sentida. No se muy bien qué le movía al Director a implicarse en una historia tan comprometida. A veces parece una cinta de propaganda. No en vano a su director y al guionista le trajo problemas con el Comité de Actividades Antiamericanas.
Un resultado más interesante que bello, más instructivo que ornamental. Seguro que es una joya olvidada para los cinéfilos de la Guerra Civil  Española.
Verano de 1946 en España. Chica dedicada al comercio de obras de arte con un padre no muy legal que se dedica a algún tipo de estafa en ese mundo se enamora de un campesino idealista y buena persona que, naturalmente, se pone del lado de los buenos en la lucha entre hermanos, del lado de la república. Un relato verídico en los sustancial, especialmente cuando narra la huida de compatriotas del frente y el sufrimiento de la población civil. El idealismo de los civil frente al tecnicismo de la guerra, el "no pasarán" como grito de guerra y de estímulo vital.
Chica espía fascista que se enamora de un joven idealista que lucha por la república. Una combinación que siempre sale bien. El cuadro que queda es una cinta abiertamente antifascista, muy comprometida con una visión de la guerra.

martes, 5 de octubre de 2021

§ 2.480. Arcadia (Constantin Costa-Gavras, 2005)

Entre la comedia negra y la crítica social desliza el director una crítica brutal al capitalismo de empresa.
Director muy comprometido con las ideas de la izquierda, ha llevado a su cine varios problemas típicos de la política socialdemócrata. Algo irregular. Excelente en  Z. (1969) y  Missing (1982). Algo menos en La caja de música (1989) y en Amen (2002), y ya sin tanto brío en El Capital (2012).
Esta cinta tiene ese tono desencantado que la burguesía suele tener consigo misma en determinados momentos históricos, curiosamente coincidiendo con períodos de bonanza económica. Las crisis acentúan en ingenio y el capitalismo sobrevive. La bonanza económica en vez de estimular la calma y el reparto pretenden agigantar el beneficio exprimiendo las posibilidades que concede el propio sistema. Los resultados son los imaginables: el fracaso del sistema, que sobrevive mejor en períodos de crisis.

El relato es hasta cierto punto creíble, el guión es muy bueno, la película, a pesar de durar dos horas, no se hace pesada, ni mucho menos.
El retrato de protagonista y su deriva homicida tiene que leerse como una evolución del propio sistema capitalista. Aunque no lo reconoce y crítica mucho el propio sistema emplea un sistema de selección natural propia del capitalismo: la eliminación de los competidores para poder brillar individualmente. Lo que podríamos denominar algo así como capitalismo biológico.

§ 3.892. Una extraña entre nosotros (Sidney Lumet, 1992)

  Una película difícil de lograr. Interesante, con un cierto propósito pero nada sencilla de lograr. Intentar introducirse en los entresijos...