sábado, 30 de enero de 2021

§ 2.277. Cimarron (Anthony Mann, 1960)

Nadie rueda en espacios abiertos como Mann. Su último Western, después de toda una media docena larga de absolutas obras de arte del género: La puerta del diablo (1950), Winchester 73 (1950), Las furias (1950), Horizontes lejanos (1952), Colorado Jim (1953), Tierras lejanas (1954), El hombre de Laramie (1955), Cazador de forajidos (1957) [no confundir con "El cazador de forajidos" (André De Toth, 1954)] y El hombre del oeste (1958) que es una película más reflexiva e interior sobre el género y sus personajes.
Pretende rodar una epopeya, una saga completa, un conjunto de relaciones a lo largo de los años. Me encanta Mann, creo que es un grandísimo director, un hombre de cine de los pies a la cabeza, que rodó de todo, además: negro, amor, guerra, antiguo y por supuesto oeste. Junto con Hathaway y Ford es el verdadero forjador del género, quien construye los códigos del cine de este tipo.
Las imágenes de la carrera para la conquista de la tierra de Oklahoma es, sencillamente, historia del cine: la búsqueda de un futuro mejor, el egoismo del hombre, la violencia humana, la criminalidad, el deseo, el perdón, la redención, las nuevas oportunidades, la venganza, lo tiene todo esa carrera, el pasado, el futuro, la verdad...
Glenn Ford está espléndido, como Anne Baxter, aunque se hace raro verla vestida de vaquera, sin esos trajes de muselina de "All about whit Eva" en donde es reina y señora de toda la historia. Maria Schell en un papel de prudente mujer de un hombre con un pasado digamos que turbio. Idealista, soñador, algo rebelde y siempre dispuesto a ponerse en marcha, en acción. No le va ser director de un periódico, estar sentado trabajando en una oficia, etc.
Los demás actores son: Arthur O'Connell, Russ Tamblyn, Mercedes McCambridge (ganador del Oscar en El Político), David Opatoshu, Vic Morrow, Robert Keith, Charles McGraw, Harry Morgan, Lili Darvas, Aline MacMahon, Edgar Buchanan, L.Q. Jones, Mary Wickes, Royal Dano, Vladimir Sokoloff, George Brenlin, James Dime, y Gene Roth.
La novela es de Edna Ferber, autora de un buen puñado de novelas que se han llegado al cine.

§ 2.276. Tiburón (Steven Spielberg, 1975)

Vista a trozos y a cachos con mi hijo pequeño, Hernán. Ha sido él quien ha querido verla, yo la he visto varias veces, naturalmente.
Siempre me ha parecido una gran película, pero no una obra de arte, pero estoy cambiando de opinión.
Me ha gustado mucho Robert Shaw, quizá la pieza más débil en la narración de la película pero la más importante en las escenas de acción.

§ 2.275. Sed de mal (Orson Welles, 1958)

Una indiscutible obra cumbre del cine negro. La he visto más de 4 ó 6 veces. En cada visionado me parece mejor cinta, más madura, hecha, cerrada, completa.
Cómo va mezclando las dos historias, y va desentrañando las malicias de la policía americana es magistral, el dominio del guión es descomunal, siendo un canon de la mistura entre el trabajo policial del protagonista y su vida personal.
Es impresionante el uso de la luz, sobre todo por las sombras que proyecta, jugando con el bien y el mal, lo iluminado y lo que queda oculto a la visión de las personas.
El debate sobre las formas diferentes de abordar el trabajo policial es el motor que mueve la cinta, el mensaje final, la moraleja. Y director lo plantea al revés de como usualmente se puede imaginar esta cuestión: los policías decentes son los mexicanos y los corruptos los americanos.
Me ha encantado Welles como actor, con una fuerza y potencia descomunales. Magnífico también es Akim Tamiroff, todo un personaje, toda una garantía de actuación.
Janet Leigh no funciona del todo, no la veo, parece la pieza más débil del engranaje. Charlton Heston impresiona con su templanza y con su carácter, llena la pantalla y planta cara al mismísimo Orson.
También intervienen, aunque con poquísimo metraje Marlene Dietrich, y Zsa Zsa Gabor. También, aunque brevísimamente, aparece Joseph Cotten. El resto del reparto es Joseph Calleia, Dennis Weaver, Ray Collins, y Mercedes McCambridge.

viernes, 29 de enero de 2021

§ 2.274. El tren (John Frankenheimer, 1964)

La vi en 2015 y en 2014. Es la tercera vez que la veo. Me ha gustado mucho las otras dos veces que la vi. Rodrigo es la primera vez que la ve. Espero que le guste.
Era la época dorada de Frankenheimer, los años verdaderamente buenos, en creatividad y público.
Es un poco larga, quizá le sobren 20 ó 30 minutos, pero es entretenida.
Excelente reparto: Burt Lancaster, Paul Scofield, Jeanne Moreau, Michel Simon, Howard Vernon, Suzanne Flon, Charles Millot, Wolfgang Preiss, y Albert Rémy.

§ 2.273. El gran orador (Jack B. Hively, 1939)

 
Una más de 1939, que fue un año absolutamente magnífico.
Un gran abogado defiende a delincuentes de forma eficaz, pero uno que es culpable se enamora de su hija... Todo un lío.
Director desconocido para mi, que tiene una sola película de cine -ésta-, varias para la televisión.
Los actores no me suenan nada, actores a medio camino del mudo y del sonoro: Lee Tracy, Barbara Read, Patric Knowles, Allan Lane, Linda Hayes, Morgan Conway, Robert Emmett Keane, Roy Gordon, Robert Strange, Elliott Sullivan, y Leonid Kinskey.

jueves, 28 de enero de 2021

§ 2.272. El traidor (Marco Bellocchio, 2019)

 

A medio camino entre el telefilm y la miniserie, en dos horas y media nos cuenta los últimos años de vida de Tommaso Buscetta, hombre clave de la mafia de la heroína en Italia a principios de los ochenta. Tras exiliarse en Brasil es extraditado a Italia y, para sorpresa de propios y extraños, decide colaborar con el Juez Giovanni Falconne. Su familia brasileña se encuentra a salvo en Estados Unidos y a él le entran las dudas de si participar con el Juez o bien seguir callado. Decide hablar.
La película es un poco larga, demasiado. Con una hora y media valdría, quizá dos, pero dos y media es una exageración. Me parece que se queda a medio camino entre una pequeña serie, a lo mejor de cinco o seis horas y una película pretendidamente épica.

miércoles, 27 de enero de 2021

§ 2.271. El cerebro de un billón de dólares (Ken Russell, 1967)

La tercera película de la saga de Harry Palmer, un espía al estilo 007, muy de moda en aquella época, sobre novelas de Len Deighton.
Las otras dos entregas ya las vi, y no me gustaron demasiado. Entretenidas, pero, desde mi óptica, las lastraba la comparación con las de 007. Ipcress (Sidney J. Furie, 1965) y Funeral en Berlín (Guy Hamilton, 1966)
Un guión un poco confuso. El robo de una material genético en forma de huevos que es entregado a una organización encargada de la liberación del pueblo letón del tiranismo soviético. El protagonista, Michal Caine -también de las otras dos- se ve involucrado en sucesivas aventuras a cual más abracabadrante. Primero al entregar el termo llego de los huevos a Karl Malden, espía al servicio de un cerebro electrónico, luego cuando se hace pasar por miembro de esa organización, más tarde cuando es detenido por los soviéticos, etc. Más tarde, una vez que es salvado por un general ruso al que debía favores es enviado de nuevo a la organización que le había mandado con instrucciones precisas. Parece que está jugando a un doble juego: para la organización que pretende la liberación de Letonia y para los rusos que pretenden seguirla subyugando.
A todo esto la revolución es financiada por un rico americano que está obsesionado en eliminar el comunismo. Todo un dislate...
Michael Caine, en su papel, Karl Malden discretito, y la chica es Françoise Dorléac, vistosa y audaz. Es una actriz que falleció muy joven, a los 25 años, con una veintena de películas. Hubiera sido una gran estrella. También cuenta con Ed Begley es el millonario americano que financia la revolución letona, y Oskar Homolka, haciendo de lo que sabe, de ruso.
Me parece que las tramas más sencillas funcionan mejor, en este caso con muchas y variadas, pero con poco recorrido. Visualmente la película es bonita, un color muy vivo y escenas y planos ricos y variados.