martes, 26 de marzo de 2019

§ 1.599. El cielo rojo de Montana (Joseph M. Newman, 1952)


Entretenida película de aventuras. Con un trio más que correcto: Richard Widmark, Jeffrey Hunter y Richard Boone, con la presencia femenina de Constance Smith, que es una actriz correcta.
Narra las aventuras, mejor dicho las desventuras, de un equipo de bombero de élite que se tiran en paracaídas cerca de los fuegos de las montañas para conseguir atacar al fuego lo más cerca posible. Uno de ellos sobrevive a uno especialmente dañino, muriendo todos los compañeros. Él es el único superviviente, y otro bombero le acusa de haber abandonado a los hombres, entre los que se encontraba su padre. Él no recuerda nada, y aunque la investigación oficial le exculpa de todo error el hijo no se lo quiere creer, acude al lugar del fuego y descubre una esclava con el nombre de su padre en un lugar diferente al que el protagonista dice haberles abandonado. Tiene que producirse un nuevo fuego y encontrarse los dos hombres solos para que ambos comprendan todo lo que sucedió.
Interesante película de aventuras algo peculiar por la temática, aunque el fondo es, como no podía ser de otra forma, el de siempre: la superación del hombre que se crece ante las adversidades de la vida, de los imprevistos, de lo que no se puede controlar. Widmark está como siempre, corrientísimo, en su papel y en forma. Es un actor mejor de lo que pudiera parecer, mejor que la fama que tiene. Jeffrey Hunter, la verdad, es tan plano como siempre, no sé cómo pudo hacer Centauros..., quizá, simplemente, salió como salió por cosas que nada tenían que ver con él y su actuación.

lunes, 25 de marzo de 2019

§ 1.598. El gran Jim McLain (Edward Ludwig, 1952)


Película claramente propagandística. De 1952, época muy peculiar, guerra fría en su momento más álgido.
No pensaba que Ludwig participara de este apelare, pero mira, seguro que tenía que comer. Era un ruso llegado a EE.UU. para rodar películas, como otros tantos. 
El mensaje es inequívoco, durísimo, pétreo. No se puede perder ni un solo minuto en la búsqueda de los fieros comunistas, ni siquiera en Hawai, a donde se dirige Wayne a buscar malos. Allí conoce a Nancy Olson, gran actriz muy conocida por su participación en Sunset Bulevar, de Wilder, en la que hacía de ingenua telefonista, o secretaria.
En esta está más madura, más guapa, segura de sí misma y menos candorosa, menos ingenua, menos idiota.
No tiene mucho más que ver. Bueno, ni siquiera tiene algo a lo que agarrarse. La verdad es que las otras suyas que he visto: El último Gánster (1937); Batallón de construcción (1944) y El Gavilán pistolero (1963) no me han parecido nada del otro mundo, quizá la de Batallón sea más o menos visible, pero las demás no merecen la pena, bajo ningún concepto.
Debía ser un hombre de la industria, un director que rodaba en la época en la que se rodaba a todas horas, toda clase de temáticas, con toda clase de actores, en todos los días de las semanas... produciendo centenas de películas para un consumo masivo de cine, consumo industrial.

domingo, 24 de marzo de 2019

§ 1.597. Consejo de guerra (Bruce Beresford, 1979)


Muy interesante película. Muy bien trazada, muy bien narrada, con unos flasback muy estructurado, que dan sentido a toda la película.
Temática difícil, en un ambiente muy cerrado, claustrofóbico, con un trasfondo político evidente: la lucha entre el imperio británico y holanda en la Guerra de los Bóers en sudáfrica, en donde se ven implicados tres militares australianos acusados de hacer algo que todo el mundo hacía: matar prisioneros en la guerra. Pues bien a estos pretende sacrificárseles para favorecer que los Bóers tengan un cierto respeto en las instituciones judiciales británicas y así favorecer una eventual mesa de negociación para entablar un proceso de paz que lleve a la finalización de la guerra.
Además la represalia se produce en un guerra de guerrillas, donde los bóers han impuesto un modelo de confrontación no abierta, no directa, sino encubierta, de ataque y retirada, de hostigamiento puntual, imprevisto y rápido. El tema básico que subyace es el cumplimiento de las órdenes impartidas por un superior en campaña. Si se acredita que la orden existía, es decir, si se demuestra que un superior había impartido la orden de fusilar a los prisioneros de guerra el veredicto de inocencia es el único posible.
Me ha gustado mucho, a pesar de ser una película de temática muy reconocible y del anticipo del final, nada sorpresivo por otra parte.
Lo interesante es que está basada en hechos reales, y por muchas licencias que hay cometido el escritor de la novela o el guionista o el director de la película, no hay duda que espanta la elección que tienen que realizar en acción. 
Como dice el abogado en el juicio, lo pernicioso de la guerra no es que hombres malos o desequilibrados realizan en combate actos deplorables, lo bárbaro, lo impensable es que bajo presión los hombres normales realizan actos impensables. Eso es precisamente lo que la guerra es. Esta o aquella, la del siglo XIX o la del XXI.
Director sólo conocido por mi por Paseando a Miss Daisy (1989). Tendré que ver más películas suyas, porque recuerdo muy la vez que vi aquella y esta me ha gustado especialmente.

§ 1.596. Los últimos Comanches (André De Toth, 1953)


Buena película de un director que cada vez me gusta más. Esta vez con indios y tiros a la desesperada. No es su mejor cinta, peor se deja ver y tiene ese algo que te permite disfrutar una hora y media de una historia interesante y atrayente. Luego aprecias que quizá no era tan buena como creías, pero eso lo sabes después de que la has visto.

miércoles, 20 de marzo de 2019

§ 1.595. - Acorazado Espacial Yamato (Takashi Yamazaki, 2010)

Pensaba que era mejor película. Al parecer está basada en una serie de animación japonesa de los años setenta. Una serie con muchos capítulos que esta cinta resumen en un metraje larguísimo, que sobra por todas partes, y que difícilmente con las tramas narradas es visualizable. Es, básicamente, lo que se conoce como unE pestiño. Yo le he puesto un 3 en Filmaffinity, que es una nota bajísima para mi, que, por respeto pongo siempre algo de mejor nota, mínimo un 5.
Yamato era el nombre de un acorazado japonés que intervino en la IIGM. Pertenecía a la serie Yamato, y tenía un gemelo. Fue el más potente y el mejor y más armado de todo la flota imperial, y fue hundido en la batalla de Okinawa en abril de 1945.
Los efectos especiales no son tan prodigiosos como se comenta en el foto de Filmaffnity, por lo menos a  mi no me lo parece. Tampoco el vestuario o el atrezzo son maravillosos, con una vestimentas más de Kill Bill y el manga de dibujos animados que de auténtica ciencia ficción, pues, como se aclara en la propia película estamos en el 1199. Son como chaquetas de motorista baratas, de cuero blanco y amarillo.
La pretendida tensión emocional que sufre el protagonista al asumir el mando no conmueve, ni su relación con el Capitan enfermo, el hombre mayor que dejó fallecer a su hermano en una batalla combatida muchos años antes, tiene el dramatismo suficiente como para recordarlo. El guión no es demasiado lineal, ni muy razonable, lleno de huecos, con un desarrollo muy previsible y, a la vez, muy convencional, no tiene ni gancho, ni potencia, ni empaque. No me parece un gran trabajo. Y, sobre todo, tiene un metraje desmesurado, 138 minutos, una auténtica exageración para una historia que se podía contar en 90 minutos perfectamente.
No me ha gustado, pero hay que intentar ver de todo, incluso estas cosas que ya preveía que no me iba a agradar.

martes, 19 de marzo de 2019

§ 1.594. Desde la terraza (Mark Robson, 1969)


Aunque tiene un metraje exagerado, 150 minutos, no se hace larga. Tiene mucho ritmo, supera las dificultades de una película larga, y va creciendo en intensidad, desarrolla bien lo que pretende y encadena los pasos hacia la conclusión -inevitable, ciertamente- final. 
Paul Newman está espléndido, Joanne Woodward juega bien sus cartas. Y la tercera en discordia es Ina Balin, una actriz para mi desconocidas aunque la he visto en alguna otra cinta.
El éxito en lo profesional, y el fracaso en la vida personal. Es una historia muy vieja, muy trillada, pero está muy bien desarrollada. Aunque hay algo de importado, parece demasiado estereotipada, excesivamente convencional, algo artificial.
La esposa infiel que gasta un dineral en ropa pero se divierte con otros hombres porque el suyo está todo el día trabajando para ganar más y más dinero. Una falacia en sí misma, una mentira que no se sujeta en la sociedad que retrata, ciertamente hipócrita, pero muy sujeta a convencionalismos muy fuertes, y, sobre todo, al abrigo de la mirada de la sociedad en la que se desenvuelven las historias románticas que forman parte de las pasiones humanas más básicas y más importantes.
Ina Balin hace muy bien su papel, tiene una intensidad en la mirada, una determinación salvaje, una tranquilidad en el sosiego que sólo da a las personas el paso del tiempo feliz, la serenidad de saber querer sin esperar nada a cambio.
La música es otra maravilla de la cinta, de Elmer Bernstein, todo un clásico, con un piano maravilloso en las escenas de amor con Ina Balín.

lunes, 18 de marzo de 2019

§ 1.593. Carrie (William Wyler, 1952)

Melodrama clásico, con dos actores imprescindibles en la historia del cine: Laurence Olivier, y Jennifer Jones, a cual mejor. Olivier es ese actor canónico que siempre funciona perfectamente pero que el público no le perdona que fuese culto, educados, fino y, al parecer, un hombre bastante cruel con las mujeres, especialmente la suya, Vivían Leight.
Jones es esa cara que mantiene una seriedad impropia de una mujer enamorada, actriz de auténtica raza, dura como el pedernal pero tierna por dentro, de una sencillez compleja. Para mi siempre la protagonista de la Colina del Adiós, con un Willian Holden en estado de gracia, todo bajo ese director que escondía más de lo que mostraba, Henry King.
La temática es la clásica de un melodrama de rompe y rasga, de una historia de amor desgarrador, de esas de las que no hay. Tiene algo que no tienen Sirk o Stahl, que son más reconocibles en el género. Wyler tiene la profundidad propia de quien se sabe un artesano, un maestro a fuerza de conocer la industria y el mercado, el cine y sus entresijos.

§ 3.916. Beltenebros (Pilar Miró, 1991)

La vi hace muchísimos años, en Cabueñes, en Asturias, en un campamento juvenil que organizaba el Injuve (el Instituto Nacional de la Juventu...