jueves, 26 de diciembre de 2013

NEGULESCO, Jean. La máscara de Dimitrios (1944)

Soberbia película de cine negro, pero negro negro. Con un Peter Lorre ejemplar como tipo tímido pero ambicioso, el clásico sujeto poco dado a lo público, pero retorcidillo en lo privado. No te gustaría tenerlo de amigo, pero, desde luego, odiarías tenerlo de enemigo.
La trama es sencilla: la reconstrucción de la vida de Dimitrios, delincuente venido a más desde su recóndito pueblo turco en el que era empaquetador de ajos a participar en el tráfico internacional de documentación sobre la logística balística de los turcos en el bósforo... O era de los Griegos, o de los Servios... si es que es lo de menos...
Peter Lorre va de ciudad europea en ciudad europea tras los pasos delictivos de Dimitrio, que apareció muerto con una puñalada en el costado en una playa turca... Claro, no era él, pero Lorre no lo sabe, y cree que está haciendo la biografía de un muerto, de la vida novelada de un delincuente... cuando estaba siguiéndole sus pasos, y estaba vivo...

miércoles, 25 de diciembre de 2013

FRITZ LANG. Los sobornados (1953)


   Absoluta obra maestra, de uno de los mejores directores de todos los tiempos. Es simplemente, junto con Deseos Humanos, probablemente aquella mejor que esta, las obras cumbre de un director en un género. Y digo bien, de este director en este género.    
   De cine negro hay más, muchas más. De este director y este género estas dos son las mejores.
   El bueno pero honrado inspector de policía que encarga Glen Ford, que sí me parece un actor razonable, se enfrenta a un caso muy difícil: averiguar si verdaderamente el policía que se ha suicidado tenía algún tipo de 'ayuda' para obrar así. Y claro, la hay. Estaba pringado por el rey del hampa de la ciudad, que lo controla todo y lo compra todo. 
   A través de una serie de peripecia descubre que el punto débil de la organización es la chica del lugarteniente del Rey del Hampa (Lee Marvin, guapísimo, por cierto), una rubia explosiva pero algo ingenua, Gloria Grahame, a la que le gustan mucho los vetados caros, los abrigos de visón y el dinero, pero que odia el café, especialmente cuando está hirviendo.
   La mujer del policía fallecido está intentando chantajear a la organización, pues su marido dejó una carta en la que explicaba cómo se hacían las 'pringadas' y quién del departamento de policía estaba 'impregnado'.
   El desenlace es fácil de analizar: muere la mujer del policía a manos de la novia del lugarteniente, que se ha queda sin cara por el café hirviendo. Antes, lógicamente, se ha vengado de su novio, con la misma medicina.
   Es una extraordinaria trama, con una puesta en escena impresionando, unos diálogos cuidadísimos, un metraje, si me apuras, un poco escaso: diez minutos más no hubieran sobrado, y un punto de candor en el desenlace característico de las películas del género. Son de esas, en definitiva, que pasan quince minutos y piensas: "madre mía, qué de cosas me ha contado este director en tan poco tiempo", frente a otras películas, en las que miras el reloj, ha pasado una hora y dices: "qué horror, me queda media hora y no me ha dicho nada, nada de nada".
   Un delicia, en suma, que merece la mejor nota posible.






martes, 24 de diciembre de 2013

SPIELBERG, Steven. Parque jurásico (1993)

Mi hijo Rodrigo terminó de verla y dijo: Papi, levántame mañana temprano para que puede jugar y se me quite el sofoco de la película.

lunes, 23 de diciembre de 2013

LANG, Fritz. Guerrilleros en Filipinas (1950)

     Probablemente sea una película de encargo, de las alimenticias, de esas que haces porque estás en la industria y necesitas no perder el pulso de la dirección, de las que al final las miras con cierta distancia. Pero pasa en todas las profesiones, en la música, en la literatura, el periodismo o la universidad, sin ir más lejos.
     Cierto que es una de sus peores cintas, pero a mi no me ha parecido tan mala como he leído por ahí... No tiene el empaque, la trama o la profundidad de otras, pero no me parece nada mala. Está bien rodada, con un metraje más que aceptable, diálogos comprensibles, enmarcada en un momento histórico concreto y definido y con actores más que razonables.
     Con respecto a Tyrone Power alguna cosa hay que decir. No es, ni mucho menos, mi actor favorito, pero tiene algo que te suena familiar, ahora le ves aquí, en otra película de no sé quien, en aquella de menganito y empiezas a valorarle como alguien conocido, como un actor sólido que hace su trabajo, que transmite su potencialidad dando forma a personajes creíbles, ciertos y bien definidos. Michele Presle tiene una cara angelical, de esas tiernas que no sabes si quien las define en la película quiere que sean esposas o madres, o las dos cosas al mismo tiempo.
     La película adolece de alguna escena importante de combate, quizá por la entidad del director podría pensarse en una gran batalla, en el mar, o en tierra, un desembarco. Pero no, nada de eso, Lang no es ese tipo de director, es otro, y hay que pedirle otras cosas. Es como si a Hitt le pidieras una película de amor: y te hace la ventana indiscreta.

domingo, 22 de diciembre de 2013

HATHAWAY, Henry. Valor de Ley (1969)

Buena película, con una soberbia actuación de Wayne, ya con sus características gorduras y ese fondo de buena persona que se vislumbra en su mirada.
No sabría, realmente, cuál es mejor versión si esta o de la de los Coen. Esta tiene u aire más auténtico, la niña es más niña, y algunas escenas quizá en este versión sobran una vez vista la otra primero.

§ 3.556. El orgullo de los marines (Delmer Daves, 1954)

John Garfield y Eleanor Parker, una pareja absolutamente brillante, sobre todo ella. Él tiene una fisonomía más normal, unos cánones de bell...