martes, 9 de enero de 2024

§ 3.255. Tres camaradas (Frank Borzage, 1938)

Es sabor que imprime Borzage a sus películas es inigualable. Un aroma de cine clásico, intemporal, impreso en sentimientos auténticos, nada ficticios, verdaderos, sanos y puros. Una frágil capacidad que se busca por muchos pero que sólo unos cuantos son capaces de conseguir.
Cuatro actores en estado de gracia: Robert Taylor, Franchot Tone y Robert Young son los camaradas, y Margaret Sullavan es la chica que divide a los camaradas. 
La película es de una sensibilidad perfectamente calculada, no sobra ni falta nada sustancial para comprender qué ocurre, cómo, de qué manera, con qué intensidad y en qué grado. La armonía de Sullavan y su delicadeza insufla aire a la cinta, como en otras obras suyas majestuosas: Una cara angelical, Tormenta Mortal, y El bazar de las sorpresas como trilogía mágica que, junto con esta, forman probablemente sus mejores trabajos. Es una risa contagiosa, una cara magnética y un sentido de la movilidad corporal sumamente atrayente. No es erotismo, es algo más pleno, menos físico pero más mental. Más completo. 
Un dato a considerar es que el guión fue firmado por F. Scott Fitzgerald, sobre una novela de Erich Maria Remarque.
La música acompaña en los momentos estelares y no excesivamente intrusiva.
La cinta es extraordinaria. Una verdadera obra de arte. Una película a la altura de las mejores de su autor.


 

lunes, 8 de enero de 2024

§ 3.254. Los railes del crimen (Constantin Costa-Gavras, 1965)

Debut cinematográfico de un director muy comprometido, con obras muy interesantes y siempre con lecturas políticas y sociales.
Película singular, a camino entre el realismo y el puro thriller. Es una historia muchas veces contada, parece la filmación de una cuento o una historia de George Simeón o de Agatha Christie. Crimen, policía que lo estudia, periodistas y un gran morbo en determinar su fuer un crimen sexual o no. 
Un muy buen reparto: Yves Montand, Simone Signoret, Michel Piccoli, y Jean-Louis Trintignant.
No es una película tan política como otras del director. Está bien narrada, tiene pulso, pero no genera la tensión emocional de otras del género. Tiene un punto francés indudable, no sé por qué. Quizá la luz, la distancia, el color y la forma de encuadrar los planos. 
No puede decirse, a diferencias de otras, empezando por Z., siguiendo por Desparecido, y continuando por Amén,  Arcadia,  El capital, o  La caja de música.
La que más me impactó me causó fue Z. Y probablemente la mejor Desaparecido.

 

domingo, 7 de enero de 2024

§ 3.253. La leyenda de Bagger Vance (Robert Redford, 2000)

 
El tono de la cinta es espléndido. Entre cómico y dramático, realmente da con el tono absolutamente. 
Me parece una gran película, como casi todas las suyas como director. Tiene pocas, pero todas magníficas. 
No pensaba que el golf diera para una historia como esta.
Tiene planos estupendos, juegos con los planos, recuerdos visuales que se rememoran minutos después, y una historia de lo más bonita y enternecedora.
Tiene ese punto filosófico y meditativo que agrada al espectador, haciendo paralelismos entre el juego y la vida, entre el golf y las enseñanzas que son necesarias para la vida, para recomponerla o para proyectarla hacia un futuro mejor, diferente quizá. 
Un reparto más que notable: Will Smith, cuando no se dedicaba a golpear a otros compañeros de profesión, Matt Damon, tan trotacaminos como siempre, Charlize Theron, espectacularmente guapa, Bruce McGill, Joel Gretsch, J. Michael Moncrief, y Jack Lemmon, en su última película, en un papel más de aparición estrella que de otra cosa.
Es preciosa, interesante y muy instructiva.

§ 3.252. Magia a la luz de la luna (Woody Allen, 2014)

 

Como todas las de Allen tiene música agradable, luz en su mirada, enredo en su trama, diálogos interesantes y una expectativa de gran película que a veces se consolida y otras no. En esta no parece que la pretensión se lleve a buena práctica, pero es una cinta que se deja ver. Tiene verdadero interés y es muy agradable de ver.
El mundo de la magia no fue transitado antes por Allen, que yo recuerde. El espiritismo es una farsa, y desenmascararlo es su objetivo. Finales de los años veinte, Europa, jazz (más charlestón que bop). Verdaderamente te tiene que gustar, es ingeniosa.
Las películas de Allen te tienen que gustar, tienen su gracia, pero entiendo que no sean para todos los públicos. Me parece un ejercicio estilístico particular, que ha sido capaz de encontrar su lugar en el cine, su gracia.

§ 3.251. Ruta infernal (Cy Endfield, 1957)

 
Interesante, como casi todas las británicas de mediados de los cincuenta y la década de los sesenta. Una propuesta más que interesante. 
Un gran Stanley Baker monopoliza toda la historia. Es inevitable acordarse de El salario del miedo (H.G. Clouzot, 1953). Creo que si no como fuente directa sí puede sostenerse que sea una fuente de inspiración. Camiones, salarios dificultosos, necesidades, abuso empresarial.
Otra de similar temática es El precio de un hombre (Ken Hughes, 1957).
También interviene Jill Ireland y Sean Connery en uno de sus primeros papeles.
No se entiende la premisa sobre la que se sustenta la cinta, la necesidad imperiosa de correr, de hacer carreras con los camiones. El director debería haberlo explicado en algún momento. En un diálogo se dice que cuantos más viajes hagan más dinero cobran al final del día, pero no se sabe exactamente porque es tan importante esa rapidez.

sábado, 6 de enero de 2024

§ 3.250. Testigo accidental (Richard Fleischer, 1952)

 
Es la segunda, o quizá tercera vez que la veo. Siempre me ha parecido una obra de arte, magnífica, bien rodada, directa, seca, al corazón, nada de tonterías.
Grandes Charles McGraw y Marie Windsor.

§ 3.249. Rebelión a bordo (Lewis Milestone, 1962)

Un clasicazo con todas las letras. Historia que ha dado lugar al menos a tres películas. La primera vez "La tragedia de la Bounty" (Frank Lloyd, 1935), ésta, que seguramente es la más famosa, y "Motín a bordo" (Roger Donaldson, 1984).
Planteada como una gran superproducción, es brillante, emocionante, aventurera, grandiosa, exuberante, grandilocuente, musicalmente apabullante, británica, marina, fantástica, maravillosa, militar, y realmente excelente.
Un repartazo también, encabezado por Marlon Brando, Trevor Howard y Richard Harris, y repleta de secundarios de la época. Pocas mujeres, eso sí, amén de Tarita Teriipaia, que luego sería su tercera esposa.
Plagada de momentos brillantes, tuvo la mala suerte de exhibirse el mismo año que Lawrence de Arabia, de David Lean, que le robó el mérito, la taquilla y la fama. Pero es una excelente película, tan buena como aquella.
Planos bellos en algunos momentos, emocionantes en otros, le falta la cierta trascendencia que imprimen algunas películas realmente maestras. 
Las escenas en el mar son brillantes, la travesía y sus problemas, aventuras y vivencias, está perfectamente trazada.
Que fuera un fracaso de taquilla probablemente contribuyó a que a su director no se le encomendaran más trabajos. Fue su última película.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...