sábado, 4 de diciembre de 2021

§ 2.534. Fiesta salvaje (James Ivory, 1975)

Una comedia con tintes musicales... Con una Raquel Welch absolutamente espectacular, de una belleza rotunda, sincera y con una figura de mujer que es un canon de belleza en sí mismo. Impresionante. Le acompaña James Coco en el papel principal. Un actor interesante al que no le he seguido bien la pista. Tiene toda la pinta de ser un grandísimo actor.
Filmada con delicadeza, muy bien ambientada en todo el atrezo: la ropa, los coches, etc. Un color muy atrayente, muy bonita.
El resultado es una película interesante, algo decadente, un poco sombría y con un regusto amargo. La decadencia es triste, siempre lo es. Y la sensación de perder la brillantez, la energía, la juventud, la belleza, aquello que poseas, es desagradable y anuncia el final de todo. De la vida.
Me ha gustado excesivamente, está bien rodada, tiene su ritmo, se deja ver, pero no me parece una redonda película.

jueves, 2 de diciembre de 2021

§ 2.533. Cumpleaños mortal (J. Lee Thompson, 1981)

Una más del prolífico J Lee, que tiene cosas buenas sin más, muchas mediocre y algunas otras directamente malas. Creo que apuntaba más de lo que consiguió en su carrera. Tuvo una carrera decente, con buen resultado en taquilla -porque si no, no se hubiera mantenido- pero probablemente no demasiado éxito de crítica.
Estas últimas, desde mediados de los setenta hasta su última cinta, son más mediocre que del montón. Ésta en concreto se suma a la lista de películas de miedo de terror adolescente, en este caso con traumas de la infancia por la muerte de la madre, con exhibición de hormonas sexuales a mansalva y estrella de cine invitada, en este caso un Glen Ford bastante cascado ya en una de sus últimas películas. Él, que había sido una estrella de las más grandes, de las de verdad, sometido a tener que hacer este tipo de películas, probablemente meramente alimenticias. Además no se puede decir que tenga un papel protagonista, ni mucho menos, aparece muy poco.
El guión es algo inconsistente, difuso, sin continuidad. La exposición de la película no es del todo acertada y la técnica de desarrollo tampoco, todos los asesinados parecen conocer al asesino -incluso le llaman por su nombre- y, sin embargo, el espectador no sabe quién es. No se desvela, y ahí está la gracia de la película. Pero, por un lado, es demasiado larga y, por otro, es demasiado blanda. Las escenas gores son interesantes, pero les falta su integración en una trama más compleja y urdimbrada. Hay algo episódico, coyuntural, circunstancial en todo ella. Le falta sustancia, entidad, potencia. Puede gustar a adolescentes porque tiene mejor factura que las clásicas del género, muy de videoclub, por otra parte, pero como película completa, rotunda y moderna fracasa irremisiblemente. 

miércoles, 1 de diciembre de 2021

§ 2.532. Holocausto (Marvin J. Chomsky, 1978)

 

Impresionante serie que recuerdo muy vagamente. La vi en los años ochenta, con 13 ó 14 años y me pareció fabulosa. Por eso la he visto ahora. Me ha parecido durísima, 475 minutos de una crudeza asegurada. 
Del director vi una película suya, relativamente larga titulada "Victoria en Entebbe" de 1976 que me gustó bastante.
Aquí los verdaderos protagonistas son los padres de los hijos. El médico y su mujer pianista, interpretados por Fritz Weaver y Rosemary Harris, aunque la historia se desenlaza también con sus tres hijos: un artista que pinta, un joven rebelde que jugaba al futbol y una niña que también tocaba el piano. El destino trágico de la familia es el sentido de la miniserie.
Como testimonio es interesante, aunque fílmicamente quizá no sea tan brillante tiene el mérito de haber sido una serie mítica que ayudó mucho a concienciar a la humanidad de las bestialidades del Nazismo. Los destinos de los personajes representa muy bien cómo fueron las cosas. 
Una idea se repite una y otra vez, que muchos de los Nazis o de sus colaboradores se comportan como se comportan porque carecían de trabajo y funcionar con el régimen les sirve, simple y llanamente, para sobrevivir en la carestía que se vive en la guerra. Es, desde luego, una excusa no demasiado razonable, aunque en algunas situaciones no dudo que fuera cierta. 
El oficial nazi que representa Michael Moriarty, el capitán Erik Dorf, es el vivido retrato de la banalidad del mal de la que hablaba Anna Harent, y no se esconde que es un retrato de Eichman, el burócrata capaz de organizar eficazmente la distribución de trenes en dirección a los campos de concentración, luego célebre por su secuestro en Argentina y posterior envío, juicio y ajusticiamiento en Israel.
Me ha gustado mucho, aunque en tres días no vi otra cosa.

lunes, 29 de noviembre de 2021

§ 2.531. Pánico en el estadio (Larry Peerce, 1976)

La supongo un éxito 'setentero', pero no lo sé a ciencia cierta, sólo lo imagino. Grandes estrellas de la gran pantalla al servicio de un éxito. Pero no sé muy bien como algunos de los que 'aparecen' deciden formar parte de esta cinta. Que no es que sea mala, mala de solemnidad, pero no tiene el chance de otras de catástrofes de aquellos años.
El reparto es muy bueno. Charlton Heston, John Cassavetes, Martin Balsam, Beau Bridges, Marilyn Hassett, David Janssen, Jack Klugman, Gena Rowlands, Walter Pidgeon. Pero, como digo, no sé qué pintan algunos de ellos aquí, sobre todo Cassavetes y Rowlands, dos de los actores fetiches del cine independiente. Seguramente la pasta que les pagaron descargaron de perjuicios su conciencia.
La presentación de personajes es muy canónica, uno por uno presenta a todos los tipos de personas que acuden a un partido de futbol americano: el apostador profesional, el abuelo con la nieta, el padre con dos niños y su mujer (que no le gusta el deporte), el matrimonio que se ha desplazado mucho kilómetros para verlo, la estrella que invita a un sacerdote amigo, el locutor de televisión, los políticos, y... el asesino, al que no ves en ningún momento. Y también el jefe de los agentes de intervención rápida y el policía jefe...
No se explican los motivos, ni la dinámica antecedente. Sólo ves hechos, acciones, sin motivaciones previas ni nada parecido. 
El problema básico de esta cinta es que su duración excesiva lastra cualquier pretensión de pasar por artística. 110 minutos es demasiado para contar lo que tiene que contar, que tampoco es tanto, y no está bien contado del todo.
Pasable, flojita, nada especial. 

domingo, 28 de noviembre de 2021

§ 2.530. Ana (Alberto Lattuada, 1951)

Las temáticas religiosas siempre tienen un riesgo cierto de no salir especialmente bien. Suele ser muy difícil expresar adecuadamente la fe religiosa, y cuando se consigue suelen ser películas muy absorbentes, tremendamente dolorosas, y emocionalmente muy duras.
Las reflexiones interiores de la protagonista no llegan a plasmarse con verdadera sinceridad. La sencillez del planteamiento no esconde la dificultad y la intensidad de la introspección interior. Una mezcla de desengaño amoroso que se vislumbra (y que sólo se descubre muy empezada la cinta) y una mal entendida fe religiosa como complemento de su profesionalidad como enfermera.
Las explicaciones retrospectivas que realiza el director explican qué paso antes de sus dudas, y cuáles son las razones por las que se encuentra trabajando de enfermera 
La duda es el principio sobre el que se edifica la constancia en la fe religiosa. Sin duda no hay verdadera fe, y la asunción de ella como algo connatural al género humano en general y al espectro religioso en particular es al fundamento de la afirmación de uno mismo.
Pero sólo viendo cómo baila en el minuto treinta se sabe cuál va a ser el resultado final y de que lado se va a decantar su duda...
Un reparto realmente magnífico: Silvana Mangano, de la que he visto pocas películas, un muy serio y verdaderamente impresionante Vittorio Gassman, Raf Vallone, y una Sophia Loren en sus primeros papeles.
La música de Nino Rota acompaña sin inmiscuirse demasiado para un film interesante pero algo acartonado. No ha envejecido del todo bien, tiene tono dramático y cuenta una historia elemental e intemporal, pero que no cuaja del todo. La presencia religiosa no es tan grande en la protagonista como para que modifique su trayectoria vital y afronte la vida con votos espirituales. La rotunda belleza de la protagonista tampoco ayuda ni la sensualidad de sus movimientos, de su forma de caminar, de cómo le queda de ceñida la ropa.

§ 2.529. Rambo: Acorralado Parte II (George P. Cosmatos, 1985)

Tenía ganas de verla de nuevo. Hace no menos de 25 ó 30 años que la vi y quería recordarla. La primer parte siempre me ha parecido una película bastante decente, incluso buena por momentos. Esta la recordaba de otra manera y efectivamente así es. Es otra cosa. Mucho peor. Testiculina, salvajismo, apéndices testiculares y poco más...
Pero, ojo al dato: el guión es de Guión es de Sylvester Stallone, pero con James Cameron, la música es de Jerry Goldsmith, y la fotografía es de Jack Cardiff. Gente de primera fila, absolutamente magnífica. Cada uno por separado son grandes profesionales, estupendos técnicos, buenos directores. 
La película se ve perfectamente, en un color más que aceptable, con una restauración perfecta.
Queda en el recuerdo como una cinta más de un tipo de cine peculiar, muy de los ochenta, con un mensaje individualista, militarista, un poco infantil y ausente de todo de tipo de realidad. Lo que sucede en la película es, simplemente, un cuento.


miércoles, 24 de noviembre de 2021

§ 2.528. El bígamo (Ida Lupino, 1953)

Vaya año de Ida. Ésta y El autoestopista, dos películas excelentes. Un reparto muy equilibrado: Joan Fontaine, Ida Lupino, Edmund Gwenn, y el 'paratodo' Edmond O'Brien.
Una temática muy atrevida, especialmente para la época, dirigida por una mujer, lo cual parece una vuelta de tuerca.
La música es un poco intrusiva, a veces no deja de sonar cuando s está dialogando, lo que parece muy poco razonable. Lo mismo ocurre con alguna partitura de jazz que se escucha, no de fondo, sino como parte principal, interrumpiendo bastante el desarrollo.
El misterio, la trama, el objeto central de la película se revela pronto, prácticamente desde el principio. Rompe así con los cánones del propio cine. No parece que pueda despejarse al comienzo de qué va la cinta.
"Nuestro matrimonio se convirtió en una sociedad anónima". Es una frase que va más allá de una frase hecha, de un mero tópico. Es una realidad, a veces es la única realidad. A veces es el sustento del propio matrimonio. No sé qué hubiera hecho Bergman con ella y con sus problemas de pareja, tan recurrentes en su cine.
Contada en un flashback presenta el problema como una realidad a la que no se pudo sustraer el protagonista. Una salida inevitable a la sensación de soledad en la que vive la relación que mantiene con su mujer. 
A veces hay que hacer lo que hay que hacer, en el momento en que lo hay que hacer. Él parece querer salvar su matrimonio, sin embargo su mujer no se toma muy en serio el matrimonio, prefiriendo los negocios, la empresa, el vértigo del progreso profesional.
Las reflexiones sobre la relación adúltera, y sobre la soledad que realiza son interesantes. Sencillas, pero con mucho sentido.
Es una buena película, que dura lo justo para contar la historia que quiere contar. No sobra metraje, se ve bien, tiene contenido dramático pero no desde lo extraordinario, sino desde la naturalidad de las cosas, desde la normalidad.

§ 3.405. Tristeza de amor (Eduardo Mallorquí, 1986)

  Recuerdo algunas noches cuando se emitía la serie y me quedaba a ver algún capítulo. La música es preciosa, la canción en realidad.  Vista...